Pese a algunos buenos datos económicos, las Bolsas no han podido cerrar en
positivo la última semana completa de octubre. El S&P ha caído un
1,5% en la semana, el Dow Jones un 1,7%, el Dax y el Cac un
2%, el Eurostoxx 50 un 1,8%, el
Shanghai Composite casi un 3%, y el Nikkei un
0,7%. La idea que expresábamos en nuestro
último comentario de un agotamiento del impulso que los Bancos
Centrales dieron a las Bolsas en septiembre, y de un cierre de octubre
en niveles más bajos que los de mediados de mes, parece confirmarse a medida que
se acerca el final de un mes siempre temido en Bolsa como es octubre.
Los
pobres resultados empresariales del tercer trimestre, con
algunos grandes nombres como Google, IBM,
Microsoft, Apple
o McDonalds, entre
otros, pinchando y dando malas previsiones (guidance) para los
próximos meses, han contribuido al mal comportamiento de las Bolsas desde
mediados de la semana anterior.
Pero las caídas son controladas, suaves,
ordenadas. No son caóticas ni responden a movimientos de pánico sino que
responden a un análisis sosegado de la situación. Una situación
en la que, cinco años después de que todo empezase, y cuatro años después de la
quiebra de Lehman, seguimos dando vueltas a los mismos temas y
a las mismas preguntas: la reducción de la
deuda acumulada, el crecimiento económico
futuro en un entorno de ajustes, las reformas del sector financiero, del modelo
de bienestar y del sector publico, la refundación del euro. Esa
es la agenda hoy, como lo era hace un año y probablemente lo será dentro de un
año. Una agenda en la que los Bancos Centrales tratan de conseguir, por el
momento con éxito, que el proceso de desapalancamiento sea
controlado y no se vuelva caótico. Que la desaceleración no se
transforme en Gran Recesión. Que no se rompa el
euro.
Esta semana hemos visto algunos resultados de esa actuación de los
Bancos Centrales. En Inglaterra el PIB del tercer trimestre
creció el 1%, por encima de las previsiones, y en EE.UU. el PIB del tercer trimestre subió
el 2%, también por encima de lo esperado. El sentimiento del consumidor americano
en octubre, medido por la Universidad de Michigan, se ha
situado en niveles máximos de los últimos cinco años, lo que explica que las
ventas minoristas en Estados Unidos hayan arrojado muy buenas
cifras en los últimos meses. Hay una corriente de buenas noticias en la economía
norteamericana.
Sin embargo, las Bolsas recortan ligeramente porque, rota
la magia creada en verano por los Bancos Centrales, los
inversores se muestran cautelosos. Los beneficios
empresariales están mostrando, como era inevitable, la huella de la
desaceleración global en las cifras de las compañías, y en la zona
euro se comprueba, una vez más que hablar es más fácil que hacer,
aunque cuando se habla sea de forma tan contundente como lo hizo Draghi en
julio y en septiembre.
Hay cosas que la crisis va dejando claras, para
quien las quiera ver. Una de ellas es que a quien hace bien su trabajo le va
mejor que a quien no lo hace o lo hace mal. La semana pasada citábamos el
ejemplo de Irlanda, que está saliendo, y también vemos en las
empresas cotizadas que los resultados y la evolución
bursátil reflejan las bondades o las debilidades de la gestión de cada
empresa. Reducir deuda, recortar gastos
improductivos y reformar lo que funciona mal es la receta que lleva a unos a
estar por delante de otros y ésta es la única obsesión que deberíamos tener en
España, en lugar de estar obsesionados con el rescate
virtual.
A nivel global, vemos cierto cansancio en las Bolsas,
tras las subidas de septiembre y de la primera parte de octubre. El futuro del S&P
cerró el pasado viernes en 1.407 puntos, rompiendo así a la baja el nivel de los
1.420 puntos, que para los analistas técnicos es un soporte
relevante, y tras haber perdido en algunos momentos de la sesión del jueves los
1.400 puntos. Son muestras de debilidad del principal indicador bursátil global
en una semana en la que, sin embargo, hubo buenas noticias
económicas, como hemos visto. Particularmente el viernes, cuando tras
un buen dato de crecimiento del PIB americano y un magnífico
dato de sentimiento del consumidor de la Universidad de Michigan, las Bolsas
americanas no pudieron subir en la sesión.
Abordamos el final de octubre
con la sensación de que los inversores no encuentran motivos claros para apostar
de forma decidida al alza, aunque muchos siguen pensando que habrá un
rally de fin de año. Esta
semana vamos a tener un dato clave en el informe de empleo
americano de octubre, que se publica el viernes, y que es el último
dato de empleo antes de las elecciones presidenciales del
martes 6 de noviembre. También será importante el índice Case
Shiller sobre el mercado inmobiliario, ya que uno de
los argumentos más poderosos de los alcistas es que el sector inmobiliario
norteamericano ha tocado ya suelo, opinión no compartida por algunos economistas
como el propio Robert Shiller, que piensa que queda una oleada última de
recortes de precio. Y, finalmente, otro dato a seguir es el ISM de
manufacturas, que conoceremos el jueves, así como la confianza del
consumidor del Conference Board, que se publicará el
martes.
Tenemos también muchísimos anuncios
de resultados empresariales, entre otros Exxon, Total, BBVA,
Deutsche Bank o
UBS.
Tras las elecciones presidenciales americanas del martes 6, se
abrirá de pleno el debate sobre el llamado "precipicio fiscal"
(fiscal cliff) que se refiere a los recortes de gastos y
subidas de impuestos automáticos si los dos grandes partidos
americanos, republicanos y demócratas, no llegan a un acuerdo, y además está el
posible cambio en la FED si gana Romney.
En definitiva, un escenario que nos sigue moviendo a ser muy
selectivos y muy cautos en nuestras políticas
de inversión apostando más bien por escenarios laterales o ligeramente
bajistas.
Juan Carlos Ureta Domingo
Presidente de Renta 4 Banco
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