martes, 27 de noviembre de 2012

Una medida que hundiría más el crédito


Otra semana crucial para el sistema bancario español. El próximo miércoles la Comisión Europea deberá aprobar los planes de reestructuración o de resolución de los bancos nacionalizados (Bankia, NovaGalicia Banco, CatalunyaBank y Banco Valencia) como paso previo a la recapitalización con dinero público.

La Comisión Europea decidirá si las entidades pueden ser reestructuradas, o si deberán ser liquidadas o vendidas. Se dará a conocer el nivel de pérdida que han de asumir los tenedores de preferentes y de deuda subordinada. Cuanto mayor sea la pérdida asumida por éstos, menor será la cantidad de recursos públicos aportados a los bancos. Los accionistas también asumirán pérdidas. En el caso de los bancos cotizados en bolsa, Bankia y Banco de Valencia, será fundamental la valoración de las entidades a efectos de la realización de la ampliación de capital correspondiente en cada caso. En función del valor de emisión de las nuevas acciones, la dilución de los accionistas actuales será mayor o menor. Teniendo en cuenta la cantidad de recursos que necesita cada entidad, las acciones actuales de ambas entidades deberían valorarse a precios cercanos a cero.

Los planes de reestructuración aprobados incorporarán severas medidas de recorte de oficinas, personal y negocio. Previsiblemente la actividad se limitará a banca minorista y a la zona geográfica de origen de cada entidad. Otra de las condiciones que se podría imponer es la consecución de un ratio "Préstamos sobre Depósitos" en torno al 120%, nivel exigido a los bancos portugueses tras el rescate al país luso. De ser así, implicaría que las entidades deberían reducir su balance, de tal forma que los préstamos no superasen en más de un 20% al nivel de los depósitos.

De acuerdo con el Memorando de Entendimiento (MoU) firmado por España el pasado 20 de julio, se acordó la imposición de determinada condicionalidad "horizontal" aplicable a todo el sector. Así, podría haber medidas que afectasen no sólo a las entidades financieras que reciban recursos públicos, sino a todos los bancos, incluidos aquellos que no van a necesitar un solo euro de ayudas públicas.

La imposición de un límite máximo de "Préstamos sobre Depósitos" al conjunto de las entidades sería catastrófico para la evolución del crédito en España. De acuerdo con los datos publicados por el BCE la semana pasada, el nivel de "Préstamos sobre Depósitos" del total del sistema es del 169%. Teniendo en cuenta que el nivel promedio de las entidades cotizadas es del 141%, el conjunto de bancos no cotizados (antiguas cajas) tienen unos niveles muy superiores a la media. Ante la imposibilidad de aumentar los depósitos bancarios en el conjunto del sistema, la única solución pasaría por reducir el saldo crediticio. No sólo no aumentaría el crédito, sino que se reduciría desde los niveles actuales.

Las entidades que reciban recursos públicos deberán transferir los activos inmobiliarios adjudicados y los "créditos dañados" al llamado "banco malo". A cambio de dichos activos recibirán bonos descontables en el BCE. Como consecuencia de la transferencia de activos al "banco malo", lograrán reducir su ratio de "Préstamos sobre Depósitos", al reducirse el saldo de préstamos en sus balances. Paradójicamente, los bancos que no reciban recursos públicos tendrán más dificultad de reducir su stock de crédito, al no transferir préstamos dañados al "banco malo".

Pese a que el calendario de la reestructuración del sistema bancario español se va cumpliendo, todavía quedan relevantes incertidumbres por resolver, entre otras: posible liquidación de alguna entidad; pérdidas asumidas por tenedores de preferentes, bonos subordinados y accionistas; volumen de las pérdidas generadas por el traspaso de activos al "banco malo"; quiénes serán los inversores privados del "banco malo"; posibles pérdidas afloradas en los procesos de "due diligence" en la venta de alguna entidad.

Esperemos que a dichas incertidumbres no se añada la imposición de un ratio máximo de "préstamos sobre depósitos". Sería una medida tremendamente contractiva para la economía.


Director General de Renta 4 Banco 

lunes, 26 de noviembre de 2012

¿Rally de Navidad o precipicio fiscal?


Decíamos en el anterior comentario que nuestra sensación es que iba a haber un cierto rebote de las Bolsas al alza y efectivamente ese rebote se ha producido, al calor de algunas buenas noticias. Buenas noticias como la menor tensión en la franja de Gaza, el buen dato del PMI de manufacturas en China, que se publicó el jueves, los aparentes avances en las conversaciones en EEUU sobre el "precipicio fiscal" entre demócratas y republicanos, la mejora del índice de confianza de los empresarios alemanes publicada el viernes por el instituto IFO, y el desbloqueo de las ayudas a Grecia para evitar, otra vez "in extremis", el impago de sus compromisos más inmediatos.

Estas buenas noticias unidas a unos volúmenes de negocio mínimos, en parte por la festividad americana de Acción de Gracias, han facilitado el deseo, a nuestro juicio bastante obvio, de intentar un cierre de año positivo en las Bolsas. Un cierre positivo dentro de la línea de pensamiento de los Bancos Centrales y de los "policy makers", que dan mucha importancia a la estabilidad de los mercados financieros como base principal del mantenimiento de la confianza y de la subsiguiente recuperación de la economía.

Tras subidas semanales superiores al 5% en el Eurostoxx 50, el Dax y el Cac, del entorno del 4% en el Ibex 35, el Nasdaq y el Nikkei y del entorno del 3,5% en el S&P y el Dow Jones, los índices no solo han recuperado íntegramente las caídas de la semana anterior, sino que, además, han vuelto a niveles significativos, relevantes. El Dow cerró la semana por encima de los 13.000 puntos, el S&P de nuevo está por encima de los 1.400 puntos, el Dax se vuelve a acercar a los 7.500, el Cac supera los 3.500 y nuestro Ibex ya casi está en los 8.000.

La pregunta, tras una semana que para las Bolsas europeas ha sido la mejor del año, es doble. A corto plazo la duda es si va a haber o no rally de Navidad. A medio plazo, con la vista puesta en el 2013, la pregunta es si estamos empezando a ver la luz en las Bolsas, o, dicho de otra forma, si empieza ya un ciclo alcista de largo plazo, una vez que presuntamente se ha tocado suelo.

En cuanto a la primera cuestión (rally de Navidad) el "momentum" parece adecuado y las buenas ventas del "black friday" americano, que es considerado como un indicador de sentimiento del consumidor americano, ayudan aún más a crear un buen clima inversor de cara a fin de año. La opinión general es que tendremos subida de Navidad en las Bolsas. Y la verdad es que en unas Bolsas con poco volumen y apoyadas por unos Bancos Centrales deseosos de vender buenas noticias, no parece haber obstáculos para que suba la Bolsa. No obstante, si las conversaciones entre los dos grandes partidos americanos sobre el "fiscal cliff" se complican no habrá rally de fin de año, y en todo caso, en nuestra opinión, la subida de la semana pasada ha sido demasiado brusca y en cierto modo se ha comido ya una buena parte de las subidas que esperábamos para diciembre.

En cuanto a la segunda cuestión, volvemos a nuestra vieja idea: hay que mirar a la economía real. Solo se iniciará un ciclo alcista en las Bolsas cuando los agentes económicos recuperen la confianza y empiecen a invertir y a movilizar la enorme cantidad de liquidez que hoy sigue refugiada en activos "sin riesgo" en lugar de ser invertida en los procesos productivos. Pese a los esfuerzos de los Bancos Centrales por lanzar un ciclo de expectativas positivas basado en las sucesivas rondas de relajación monetaria, la realidad es que el gran dinero sigue cauteloso, muy cauteloso. Un motivo esencial de esa cautela es que no ha habido aún la suficiente " purga" en los balances del sistema financiero, y no ha habido aún la suficiente reforma en el sector público, ni en los excesos del llamado modelo de bienestar. Un modelo de bienestar financiado con deuda y que sigue generando día a día más deuda acumulada.

En nuestra opinión hacer limpieza a fondo y corregir de verdad los desbalances, así como reducir de verdad de forma estructural el gasto público, es una condición necesaria para pensar en un ciclo alcista de largo recorrido en las Bolsas. Por ello, el rally de Navidad, si se produce, como parece que se va a producir, lo enmarcaríamos, en principio, en esos movimientos en rangos amplios que las Bolsas vienen desarrollando y previsiblemente van a seguir desarrollando en los próximos años.

Esta opinión se apoya también en el deterioro que estamos viendo en la deuda soberana, lo cual tiene repercusión en los balances bancarios. Moody's ha quitado la semana pasada la "triple A" al Tesoro francés y Standard&Poors ha advertido sobre el deterioro de la calidad de los balances de los Bancos españoles, algo que podríamos extender a casi toda la banca europea, dadas las interconexiones entre balances bancarios y deuda soberana.

En definitiva, hace falta seguir con lo que en nuestro anterior comentario llamábamos la fase de "realismo", es decir, el proceso de limpieza, y hace falta acelerar ese proceso para que la economía de la euro zona despegue. Hace falta más "destrucción creativa", en términos de Schumpeter, para que luego el mercado pueda actuar y generar crecimiento. Los PMI de noviembre, que se han publicado la semana pasada demuestran que la zona euro está parada, y a nuestro juicio es en la zona euro donde más falta hace el saneamiento a fondo de los sistemas bancarios y la reducción estructural de los niveles de gasto público para liberar fondos hacia la economía productiva. El fracaso de la cumbre europea sobre el presupuesto del pasado viernes nos recuerda la enorme complejidad e ineficiencia de los procesos de toma de decisión en Europa.

En cuanto a los indicadores técnicos, el futuro del S&P ha dado un giro espectacular en tan solo una semana, al pasar de casi romper a la baja el importante nivel de los 1.340 puntos el pasado viernes 16, a romper al alza la media de doscientas sesiones, tal y como lo hizo violentamente el pasado viernes 23 al cerrar de nuevo por encima de los 1.400 puntos. El único obstáculo para dar relevancia a estos movimientos es el escasísimo volumen con el que se han producido.

La pregunta es ¿se van a romper los máximos anuales? Nadie lo sabe, y más que de los datos que se publiquen (esta semana tenemos el Libro Beige, el dato definitivo de PIB americano del tercer trimestre, el índice Case Shiller, etc...) va a depender de las conversaciones sobre el "precipicio fiscal" en EEUU y de la astucia de los políticos europeos para seguir prorrogando sine die los problemas, pero preferimos trabajar sobre la idea de un fin de año tranquilo, sin grandes movimientos ni al alza ni a la baja. Un fin de año en el que las Bolsas están muy "apoyadas" para mantener niveles, pero sin que el gran dinero haga todavía acto de presencia. Se puede seguir trabajando con opciones como fórmula más adecuada en un entorno de baja volatilidad.


 


Presidente de Renta 4 Banco 

lunes, 12 de noviembre de 2012

A la espera de un plan claro


Tal y como apuntábamos en nuestro anterior comentario, los sorprendentes movimientos que se produjeron el viernes 2 de noviembre en las Bolsas americanas, en las divisas y en las materias primas, no eran sino un anticipo de turbulencias mayores, turbulencias que se han desatado en las Bolsas precisamente a partir del miércoles, tras la esperada victoria electoral de Obama.

Aunque se ha querido atribuir el giro bajista de las Bolsas a partir de medida sesión del miércoles a las palabras de Draghi anunciando que Alemania también empieza a padecer en sus propias carnes el deterioro económico de la zona euro, lo cierto es que la corrección de las Bolsas responde a causas más amplias. La referencia de Draghi a Alemania no explicaría las caídas generalizadas de las Bolsas asiáticas y americanas, ni explicaría que el mismo miércoles todos los grandes Bancos americanos, tanto comerciales como de inversión, sufriesen caídas del 5% o superiores en un solo día.

A nuestro juicio la corrección iniciada el miércoles, y que ha tenido como consecuencia caídas semanales en todas las grandes Bolsas (S&P -2,4%, Nikkei -3,2%, Shanghai -2,3%, Dax -2,7%, Ibex 35-4,2%) tiene mucho que ver con circunstancias que ya estaban ahí hace varias semanas, pero que han esperado al desenlace de las elecciones presidenciales americanas para pasar a primer plano.

La primera de esas circunstancias es la debilidad de fondo de la economía a nivel global. El proceso de desapalancamiento a cámara lenta en el que está y va a seguir estando inmersa la economía global en los próximos años pone techo a las subidas de las Bolsas. Datos aislados, como la sorprendentemente subida de la producción industrial china en octubre, no son suficientes para evitar la sensación de debilidad. La victoria de Obama supone, en este sentido, una continuidad en las políticas económicas de los últimos años, y supone, en definitiva, más QE3, más estímulo fiscal y más modelo "a la japonesa".

La segunda circunstancia es la situación de la euro zona, con España y Grecia como puntos calientes. Si Draghi fue quien generó el pasado verano grandes expectativas al anunciar una ilimitada intervención del BCE para salvar al euro, ahora ha sido también Draghi el encargado de enfriar los ánimos. Primero el miércoles, cuando en unas jornadas en Alemania dijo que la economía germana empieza a sentir en sus propias carnes el peso de al crisis de la euro zona. Después el jueves, en la rueda de prensa tras la reunión del BCE, cuando, a preguntas de los periodistas, recalcó una y otra vez que el BCE va a ser exigente con la condicionalidad macroeconómica y que las ayudas del BCE tienen carácter temporal e instrumental, reiterando que son los Gobiernos quienes deben tomar medidas de fondo.

La tercera circunstancia que ha aflorado tras las elecciones norteamericanas es la delicada situación de las cuentas públicas de Estados Unidos, es decir el llamado precipicio fiscal ("fiscal cliff"). Mas allá de la capacidad de los dos grandes partidos para ponerse de acuerdo y evitar la brusca caída del PIB que según algunos tendría lugar si se cortan en 2013 los programas de gasto público a la vez que finalizan importantes deducciones impositivas, lo que realmente subyace tras el problema del "precipicio fiscal" es que Norteamérica debe recortar de forma seria sus compromisos de gasto público. Un ajuste estructural y no solo cosmético.

Son tres circunstancias que, unidas a otras como la desaceleración china, van a seguir pesando en las Bolsas a lo largo de los próximos meses.

Nuestra lectura es que estamos entrando en una fase nueva dentro del tratamiento de la crisis, una fase de ajustes de fondo y reformas sustantivas, de saneamiento, de limpieza, necesaria para poder abordar en el futuro un crecimiento sostenible. Esta por ver como todo esto va a afectar a las Bolsas, pero desde luego parecen muy prematuros los mensajes de próximos brotes verdes o de inminente inicio de un mercado alcista sostenido en las Bolsas. Esos mensajes no son compartidos, al parecer, por los inversores, que siguen cautelosos. La clave de verdad es que el dinero real, el dinero privado, el dinero que se la juega y que por tanto debe moverse en base a sus propias previsiones, instintos y temores, recupere la confianza. Mientras ese dinero siga sin entrar, y la economía se sostenga a golpe de sucesivas inyecciones (QE) de los Bancos Centrales, no habrá salida en firme.

Hay una tesis según la cual las inyecciones de los Bancos Centrales unidas a unos tipos de interés muy bajos, conseguirán que el dinero se movilice, animando a tomar riesgos, e iniciando un círculo "virtuoso" que se autoalimentará y conseguirá poner fin a la crisis. Es muy dudoso que las cosas vayan a funcionar así. Más bien, el dinero privado desconfía incluso más al ver que las sucesivas inyecciones de los Bancos Centrales permiten a los Gobiernos diferir "sine die" las reformas.

Es pronto aún para decirlo, pero tal vez lo que nos estén diciendo las Bolsas es que hay que abandonar el enfoque "monetarista" de respuesta a la crisis y abordar un plan de enfoque de transformación muy estructural. Hoy por hoy todo se fía a la actuación de los Bancos Centrales, cuya medicina se ha vuelto "adictiva" para los mercados y para los Gobiernos, pese a ser cada vez menos efectiva para la economía real.

La sensación general es de "impasse", de falta de expectativas, y lo que realmente movería a las Bolsas sería un plan claro sobre temas de fondo, dentro del cual pueda situarse un acuerdo sobre el "precipicio fiscal" en Estados Unidos o un avance serio sobre el tratamiento de los problemas de los países periféricos en la zona euro. No se esperan estos avances, ni hay un guión claro para salir de la crisis, y como se esta viendo incluso la articulación de un modelo de asistencia financiera a la economía española se dilata "sine die" en el tiempo. Este "impasse" tiene un precio, y ese precio es el deterioro de al economía real, que es la única que importa, pero a la vez la gran olvidada en los ámbitos de decisión políticos.

En la segunda semana completa de noviembre, y ya casi terminada la temporada de resultados, publican sus cifras trimestrales algunas empresas relevantes como Cisco, Wal Mart, E.On, Intesa y varias constructoras importantes en España. Hay también datos económicos a seguir, como la encuesta manufacturera de Nueva York, el índice de la Fed de Filadelfia, las ventas minoristas de octubre en EEUU, las encuestas ZEW en Alemania, o la publicación de las actas de la Fed. En la zona euro el Ecofin deberá tratar de nuevo los temas de Grecia y España, sin que se esperen novedades sustanciales en ninguno de ellos.

Al finalizar la semana pasada los principales índices quedaron en niveles bastante críticos, cuya ruptura a la baja daría lugar a otra pata bajista. Lo mismo sucede con el euro/dólar. En concreto, la ruptura a la baja del futuro del S&P al perder los 1.400 puntos ha dejado al principal indicador global en los alrededores de la media de las doscientas últimas sesiones. Hay que ver si esos niveles se rompen a la baja o si hay rebote, lo cual en gran medida dependerá de lo que pase en el Ecofin y de los mensajes que lleguen de EEUU sobre el acuerdo o desacuerdo entre los dos partidos para evitar el precipicio fiscal. Aunque es posible que veamos un rebote en estos niveles, mantenemos la posición de prudencia y seguimos trabajando básicamente con opciones de forma muy defensiva, ante los numerosos elementos de incertidumbre que hay en este final de año.


Por
Presidente de Renta 4 Banco 

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Obama ha ganado. ¿Ahora en qué nos fijamos?,

Según anticipábamos el vencedor de las elecciones ha sido Barack Obama, con pocos cambios en los repartos de poderes, el congreso en manos republicanas y el senado en mano de los demócratas, por tanto los mercados han reaccionado con pocas sorpresas debido a la esperada continuidad de las políticas.

Ahora bien, donde centrará el mercado la vista para las próximas sesiones, en el caso de Europa es claro, no ha pasado ni un día y ya estamos mirando a Grecia y lo que ocurrirá hoy en la votación de las medidas de ajuste fiscales y estructurales que le pide la troika. El mercado descuenta ya que estas medidas serán aprobadas.

En el caso de Estados Unidos las preocupaciones estarán centradas en el "fiscal cliff" el cual pondrá a prueba el buen comportamiento que ha tenido el mercado americano en este ejercicio. Las tensiones e incertidumbres ocasionadas por este tema serán el factor determinante del comportamiento de los índices hasta final de año.

Ahora bien, ¿Qué es el "fiscal cliff" y que supone?

Como ocurre en muchas economías, el crecimiento de la economía americana ha sido sustentado en parte por distintos paquetes de estímulos y recortes de impuestos temporales. Cuando se realizaron dichos planes de estímulos les pusieron fecha de caducidad y dicha fecha llega a su fin, ahora bien, si recortan todos los paquetes de estímulos la economía americana vería una fuerte contracción de su crecimiento, por tanto todas las miradas están puestas en una solución más laxa.

De todas formas este debate no es nuevo, el pasado año nos enfrentamos al mismo problema y vimos como el congreso amplió el techo de la deuda para impulsar la economía con un incremento del gasto público rebajando la presión fiscal existente sobre la clase media. Esto se vendió con la idea de que en el 2012 finalizase. Ahora bien, el año esta a punto de finalizar y vuelven los fantasmas del pasado, el mercado no está cotizando los miedos del posible ajuste y nuestras preocupaciones deben ser solventadas en el corto plazo.

Con las urnas dando una victoria a Obama se considera que ese ajuste puede ser más leve del que hubiera sido con la victoria de Romney, pero cuando el rating de su deuda también se puede volver a poner en el punto de mira, deberemos obrar con cautela.

En primer lugar deberemos considerar qué parte suele ser la más damnificada con un ajuste del gasto público suelen ser las infraestructuras, por tanto seríamos cautos con los sectores relacionados. Otro de los primeros gastos en caer es el de defensa, gasto que ya esta bastante contraído, pero esa tendencia podría continuar.

De todas formas no todas las noticias llaman a la prudencia en renta variable, ya que los últimos estímulos monetarios (QE3) nos están mostrando entradas en renta variable, aunque la mejor parte de estas entradas las podemos ver en países emergentes, especialmente en países asiáticos.

Asimismo las rentabilidades ofrecidas por los bonos a largo plazo de los países desarrollados no consideramos que sean atractivas para permanecer en ese tipo de activos, ya que tenemos poco que ganar con un alto riesgo en precios que podrían provocar unas pérdidas importantes en valoración, esto debería motivar una rotación hacia la renta variable donde consideramos que los retornos deberían ser superiores.




Gestor de fondos de Renta 4 Banco 

lunes, 5 de noviembre de 2012

¿Tranquilidad o turbulencias?


Los sorprendentes movimientos que se produjeron el viernes en las Bolsas americanas, en las divisas y en las materias primas, tras la publicación del informe de empleo americano de octubre, han puesto una sombra de duda sobre la tranquilidad que había dominado los mercados a lo largo de la pasada semana, y, en general, a lo largo de los tres últimos meses.

Es verdad que la mayor parte de los índices cerraron la semana en positivo (Eurostoxx 50 + 2%, Dax +1,8%, Nikkei +1,3%, Ibex 35 y Shanghai Composite +2,5%) pero las tres Bolsas americanas cerraron la semana en tablas o ligeramente en negativo, debido a la flexión a la baja de la sesión del viernes.

La súbita caída del S&P, del Dow Jones y del Nasdaq 100 se produjo a partir de media sesión, sin razón aparente, más allá de la publicación de un dato de empleo más positivo que negativo, pero tampoco muy alejado de las expectativas, y fue acompañada por descensos significativos de las principales materias primas y por caídas igualmente pronunciadas del euro. El oro y el petróleo perdieron más del 2% en la sesión.

Es difícil interpretar estos movimientos de última hora del viernes, y saber si responden o no a algo más profundo que la simple cautela de cerrar posiciones de riesgo ante una semana en la que tendremos dos citas políticas tan relevantes como lo son las elecciones americanas del martes 6 y la renovación del liderazgo político en China el jueves 8. Estas dos citas van a marcar la agenda de la semana y sus repercusiones van mucho más allá, evidentemente, de Estados Unidos y de China. Tal vez los inversores decidiesen el viernes a última hora evitar una exposición excesiva a estos eventos. Hay otras posibles interpretaciones. Una es que los inversores anticipan que la súbita fortaleza de la economía norteamericana que muestra el informe de empleo puede hacer más difícil a la FED poner en marcha la nueva ronda de inyecciones de dinero (QE3). Otra sería que los inversores temen, ante una posible victoria de Obama, que no sea fácil llegar a un acuerdo sobre la deuda y que por tanto el llamado "precipicio fiscal" se haga realidad, poniendo fin a los estímulos fiscales y a los beneficios impositivos de la era Bush.

Sea como fuere, nuestra idea central es que una vez agotado el extraordinario impulso que dieron a las Bolsas y a los activos de riesgo en septiembre los Bancos Centrales, estamos entrando de nuevo en una fase de mayor prudencia por parte de los inversores. Lo cual favorecerá a los activos más conservadores como los bonos de alta calidad, y también a activos refugio como el dólar. Este contexto en cierto modo debería favorecer también al oro, pero sin embargo el viernes vimos una fuerte caída del oro, que ya venía corrigiendo a desde principios de octubre.

Tras las contundentes manifestaciones de Bernanke y de Draghi es difícil para los inversores ponerse en contra de los Bancos Centrales (don´t fight the Fed) pero se empieza a percibir que también los Bancos Centrales tienen limitaciones a la hora de actuar.

Un ejemplo de esas limitaciones es la zona euro. El BCE propuso el 6 de septiembre pasado, hace dos meses, un novedoso plan de ayuda a las economías periféricas, el llamado OMT. Ese audaz plan, recibido con gran euforia por los inversores, está encontrando muchos problemas para ser puesto en práctica. Con o sin razón el Gobierno español no desea pedir el rescate, y esa posición parece encontrar respaldo en Alemania. Mientras tanto el problema griego sigue ahí, dos años y medio después del primer rescate. Hace ahora un año Papandreu provocaba un terremoto con su "amenaza" de referéndum. Un año después no se sabe el Parlamento griego aprobará o no el enésimo paquete de nuevas medidas de austeridad y la coalición de gobierno hace aguas.

Son problemas políticos que el BCE no puede resolver, igual que la FED no puede resolver los problemas que derivan del llamado "precipicio fiscal", problemas que saltarán a primer plano tras las elecciones del martes. Por eso algunos piensan que la medicina practicada por los Bancos Centrales puede convertirse en nociva, al retrasar los necesarios ajustes y al permitir a los responsables políticos dilatar "sine die" decisiones muy importantes para la economía real, que es la gran olvidada.

En la zona euro vemos el desempleo en máximos históricos a fin de septiembre, con once millones y medio de parados, un 11,6% de la fuerza laboral, siendo la tasa de paro entre los jóvenes el 23,3%. Los PMI de la eurozona han marcado quince meses consecutivos de contracción. En EEUU, pese a la mejora en los indicadores de confianza del consumidor, y pese a trece trimestres seguidos de crecimiento del PIB, hay casi doce millones y medio de personas en paro. Los resultados de una gran empresa cíclica como es Arcelor han mostrado la semana pasada la preocupante debilidad de la demanda global. Esa es la realidad de una economía real que sigue sin arrancar tras varias oleadas de estímulos de los Bancos Centrales.

Entramos en una semana en la que todavía quedan algunas resultados empresariales importantes como los de Berkshire Hathaway, BMW, Telefónica, Siemens, Societe Generale o Repsol, entre otros, y en la que también hay datos económicos interesantes como el ISM de servicios de la economía norteamericana del lunes, o el PMI de servicios de China, también el lunes. Pero la atención seguirá centrada en las elecciones americanas y en la evolución de los problemas de la zona euro, una zona a la que según las, a nuestro juicio acertadas, declaraciones de la canciller Merkel le quedarían aun cinco años más de digestión de la crisis, y en la que, de forma más inmediata, vuelve a acuciar el tema de Grecia, cuya Bolsa ha caído fuertemente la última semana, y cuya economía real se cae día a día, no dando margen para, como al parecer se decidió el pasado agosto, esperar un año más para tomar decisiones.

La gran pregunta es si los Bancos Centrales han conseguido o no hacer realidad su gran sueño de unas Bolsas y unos mercados de activos sin sobresaltos, tranquilos, con movimientos suaves. A lo largo de este verano la sensación es que sí lo estaban consiguiendo, pero la clave está no en que los mercados aguanten, sino en que la economía real aguante, y es ahí donde van a mirar los inversores para continuar tranquilos hasta fin de año o, por el contrario, para iniciar una nueva fase de turbulencias incluso antes de que finalice el ejercicio.

A la vista de los extraños movimientos de la sesión de cierre del pasado viernes, y ante el hecho de que el futuro del S&P se ha vuelto a situar muy cerca de los 1.400 puntos, amenazando romperlos a la baja, preferimos esperar a confirmar si esa ruptura bajista se produce o no para tomar decisiones de fondo, trabajando mientras tanto con opciones. Los anormalmente bajos niveles de la volatilidad, medida por los futuros del Vix, nos reafirman en esa posición.


Juan Carlos Ureta Domingo
Presidente de Renta 4 Banco