A la vez, en el
otro foco de inestabilidad, China, el People's Bank of China se
ocupó el martes de dejar claro que la sangre no llegara al río y que habrá
apoyos para el muy debilitado sector crediticio chino. Pese a que persistan las
dudas sobre la verdadera situación de los balances bancarios y
sobre la llamada "banca en la sombra".
De esta forma, los Bancos
Centrales se han ocupado de tranquilizar a unos mercados que habían comenzado la
semana mal, tras la publicación de un informe anual del Banco de Pagos
de Basilea en el que se dice que las inyecciones de
liquidez por los Bancos Centrales no solo son ineficaces para promover
el crecimiento económico, sino que además crean efectos nocivos para la
economía, entre otras cosas porque desincentivan a los Gobiernos para hacer las
necesarias reformas y ajustes.
La salida en tromba de varios banqueros
centrales asegurando que las aguas volverán a su cauce ha tenido efecto y al
final de la semana las Bolsas, salvo la de Shanghai, arrojan
subidas. El Dax y el Eurostoxx han subido el
2% en la semana, el Dow y el S&P algo
menos del 1% y el Nikkei más del 3%.
Pero, tras estas
subidas, la cuestión suscitada por el Banco de Pagos de Basilea
(BIS) sigue ahí y nadie ha sido capaz de responderla. Lo que
dice el BIS es simple: si continúan las inyecciones monetarias
pero no se aborda una reforma en profundidad de la economía y del propio sector
publico, al final el tratamiento monetario no va a funcionar y además va a
provocar daños adicionales, que agravarán la situación de por sí mala que ha
generado la crisis de la burbuja de deuda.
En Japón el
primer ministro Shinzo Abe ha denominado a las reformas
estructurales la "tercera flecha" de su política económica (la llamada
"Abenomics") siendo las otras dos flechas las inyecciones
monetarias del Banco de Japón y los programas de gasto público
para estimular la demanda. El problema es que Abe no ha sido capaz, hasta ahora,
de poner en marcha esa tercera flecha y ni siquiera ha sabido explicar cuáles
van a ser las reformas, pese a que la tercera flecha es esencial para completar
el circulo. Hay también una opinión según la cual Abe está esperando a las
elecciones a la Cámara Alta del próximo mes de julio para poner
en marcha la tercera flecha. Puede ser. Pero, sea así o no, lo único relevante
es que sin tercera flecha el experimento monetario Japón, ese experimento al que
Kuroda calificó el pasado 4 de abril como una "nueva dimensión"
de la política monetaria, va a transformarse en un sonoro fracaso. La única duda
es cuándo, pero no "si".
Dada la persistencia de todos los banqueros
centrales en estas políticas y dado el esfuerzo enorme que han puesto esta
última semana en asegurar que van a continuar las inyecciones de liquidez, es
interesante plantearse, más allá de Japón, si de verdad esas políticas generan o
no crecimiento sostenible. Esta semana pasada supimos, el
miércoles, que el PIB norteamericano ha subido solo un 1,8% en
el segundo trimestre, seis décimas menos que lo que inicialmente se había
anunciado. La semana que viene conoceremos el informe de empleo
de la economía norteamericana en junio, y veremos qué tal es, pero de momento
sabemos que la FED solo ha conseguido bajar la tasa de paro dos
décimas, del 7,8% al 7,6% y para ello ha gastado desde octubre pasado más de
medio billón (trillion) de dólares.
A la vez vamos entendiendo, también,
que retirar la liquidez inyectada no va a ser fácil, visto lo
visto. Si con el solo anuncio de Bernanke ha cundido el pánico en los mercados y
los banqueros centrales se han echado atrás, a pesar de que el S&P
no había recortado más que un 5%, podemos preguntarnos qué pasará el
día que de verdad se retire la liquidez extra. Y podemos también hacernos otra
pregunta más inquietante: ¿qué pasaría si el Banco de Basilea
tiene razón y al final se demuestra que las inyecciones
monetarias son ineficaces y además nocivas para la economía?
Son
preguntas difíciles, pero son las preguntas a las que de verdad hay que
responder porque como el propio Draghi y como varios consejeros de la
FED han dicho la pasada semana, las inyecciones de liquidez no
son ni pueden ser ilimitadas en el tiempo, luego llegará el día en el que
terminen, bien porque han cumplido su misión de reactivar la
economía, bien porque no han funcionado.
Desde el punto de vista
de los mercados, y ante una primera semana de julio en la que el dato más
importante vendrá el viernes, con el informe de empleo
americano de junio, la cuestión básica es si tras la pequeña "tormenta"
vivida a raíz de las declaraciones de Bernanke del 12 de junio
vamos a ver un rebote de los mercados o más bien una recaída que profundice en
la corrección de las Bolsas, de los bonos y de
los mercados emergentes.
Por un lado, y dado el deseo de
los banqueros centrales de tranquilizar a los mercados, deberíamos pensar en un
rebote. Sin embargo, el tono de los mercados el pasado viernes, en la sesión de
cierre del mes y del semestre, crea ciertas
dudas. Tras haber remontado con aparente fuerza el miércoles y el jueves, el
viernes ni los bonos ni las acciones pudieron cerrar bien el mes. Vimos de nuevo
al Dow Jones por debajo de los 15.000 puntos, al
S&P por debajo de los 1.600, al Eurostoxx
por debajo de los 2.600 y al Dax por debajo de los 8.000. Vimos
también repuntes al alza en los tipos de los bonos, subiendo el del T
bond otra vez al 2,5% y el del bund alemán al 1,73%.
En materias primas la debilidad persistente del cobre sigue
indicando poca confianza en una reactivación económica, y en cuanto al
oro, el viernes tuvimos un nuevo ejemplo de su comportamiento
desordenado ya que vimos un rango diario extraordinariamente amplio, entre 1.179
y 1.234 dólares la onza que fue el precio de cierre tras una remontada
espectacular.
En esta situación es difícil hacer pronósticos. Hay
argumentos para un rebote y argumentos para una
continuidad en las caídas. A nuestro juicio la lección que nos
deja junio es que queda un ajuste pendiente a la baja en los
mercados de activos en general, un ajuste que los Bancos Centrales han tratado
de evitar pero que no van a ser capaces de evitar. Tal vez ese ajuste se
produzca en verano, o tal vez más adelante, dentro de unos meses. Por si acaso,
nuestra recomendación sigue siendo trabajar con coberturas,
coberturas que han vuelto a funcionar bien la pasada semana y que mantendríamos
en este inicio de julio, hasta ver las cosas algo más claras.