lunes, 18 de junio de 2012

Todas las opciones abiertas


A fines de mayo habíamos hablado de cuatro semanas decisivas para la supervivencia del euro y para el encauzamiento de los complejos problemas, no solo económicos sino esencialmente políticos e institucionales, que desde hace tiempo arrastra la zona euro. Visto desde hoy, y cuando han pasado ya tres de esas cuatro semanas, es claro que nos quedamos cortos y que harán falta bastante más que cuatro semanas más para empezar a ver una cierta luz, si es que al final la hay.

Lo que de momento ha quedado claro estas últimas semanas es que hay una creciente divergencia entre la postura alemana y la de los restantes socios del euro. Una divergencia que ha llevado a decir a Merkel el pasado viernes que "Alemania tiene sus limitaciones" y que nadie debe esperar que Alemania cargue sobre sus hombros los problemas de los demás, porque, aunque quisiera, no tiene fuerzas suficientes. Todo un aviso para quien lo quiera escuchar.

Visto desde otra perspectiva, tras tres semanas en las que entre otras cosas se ha dado ayuda financiera a España para su banca y en las que se ha hablado abiertamente de avanzar en la "unión bancaria", lo cierto es que la partida de ajedrez que desde hace tiempo se está jugando en la zona euro sigue jugándose. Lo cierto es, además, que en esa partida cada uno sigue queriendo jugar sus cartas, sin que nadie renuncie a casi nada, por lo que la confusión y el desconcierto van a más.

Con esa confusión y con ese desconcierto entramos en una semana en la que la prueba de Grecia no va a depender tanto del resultado de las elecciones, que no ha sido malo, sino de la respuesta que den a ese resultado los líderes europeos. Una respuesta que servirá de precedente, y en su caso de ejemplo a seguir, para otros. Se va a poner a prueba el modelo alemán de austeridad más reformas estructurales, y los límites o ausencia de límites que una economía "intervenida" como es la griega, puede llegar a tener. Si el modelo funciona en Grecia puede servir de guía para otros casos.

Vamos a ver, de verdad, y con Grecia de fondo, hasta dónde llega la firmeza de la posición alemana y hasta dónde llega la capacidad de presión de Francia, una Francia posiblemente abocada en unos meses a entrar en una dinámica de deterioro financiero que la puede llevar a ser el verdadero elefante en la habitación.

Es curioso que las Bolsas hayan estado más o menos bien estos días pasados, siendo así que los bonos soberanos periféricos se han comportado muy mal. El pasado lunes las Bolsas se dispararon a primera hora celebrando el rescate financiero a la banca española. Luego se desinflaron a lo largo de la sesión, pero en las siguientes sesiones las Bolsas han aguantado bien, incluso el jueves, con el tipo del bono del Tesoro español al 7%, con el Tesoro italiano emitiendo a tres años al 5,3% y con el bund, que ya había iniciado la corrección la semana pasada, desplomándose tras afirmar un gran inversor institucional que iba a vender sus posiciones en el bono del Tesoro alemán.

El Ibex 35 ha cerrado la semana con una subida del 2,5%, el Eurostoxx 50 ha subido un 1,7%, el Dax el 1,6%, y el S&P casi el 1%.

Una de las claves de estas subidas ha sido que las Bolsas esperan más ayudas monetarias de los Bancos Centrales. Unas ayudas que hasta ahora han sido claves y que se piensa volverán a serlo. La FED se reúne esta semana y la idea es que puede renovar en julio la operación twist. Del BCE se espera que inyecte dinero a las economías en problemas, por la vía de los préstamos bancarios o de las compras de deuda soberana en mercados secundarios. Las Bolsas esperan esa ayuda y suben. Pero no hay ninguna seguridad en lo que vaya a pasar, es decir, todas las opciones están abiertas.

Si miramos el cuadro básico de indicadores vemos que el bund alemán, como ya hemos dicho, ha recortado fuertemente su precio y su tipo de interés, que es un indicador del miedo, ya que el bund es el bono refugio por excelencia de la zona euro, ha subido al 1,5%, es decir, indica menos temor a una ruptura del euro. A la vez, las Bolsas han subido esta semana y vemos al futuro del S&P en 1.338 puntos, lejos de los niveles críticos de la semana anterior. El Eurostoxx ronda los 2.200 puntos y el Dax ha aguantado bien por encima de los 6.000 puntos. El oro ha subido hasta situarse por encima de los 1.600 dólares la onza y el euro ha rebotado frente al dólar.

Todo esto nos indica cierta tranquilidad, pese a que las noticias y el ruido ambiental sugieran curiosamente todo lo contrario.

Entramos en una semana con reunión de la FED, con digestión del resultado de las elecciones griegas y con reuniones preparatorias de la cumbre de la zona euro del 28 de junio. Los grandes problemas siguen ahí, sin resolverse, y la economía global sigue débil. Pero el inversor parece confiar nuevamente en los Bancos Centrales, tal vez pidiéndoles más de lo que pueden hacer, pero intuyendo que solo puede confiar en los Bancos Centrales a la vista de las estériles cumbres de los líderes políticos.

La semana pasada apostábamos por alzas moderadas, que efectivamente se han producido. Esta semana apostamos por unas Bolsas estables, incluso nuevamente con alzas moderadas, favorecidas por el comunicado de la FED y por la ayuda del BCE, en un escenario de compás de espera, en el que no se ve avance alguno en la solución de los problemas de fondo, pero en el que a corto plazo ninguno de los líderes políticos desea romper de forma violenta con los demás, por lo que todos se han vuelto esclavos de sus propias actuaciones y cada uno espera que el tiempo juegue a su favor.
Juan Carlos Ureta
Presidente de Renta 4

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