Cuando en 2008 el Banco Central Europeo inicio las subasta de
liquidez con asignación total de lo solicitado (full allotment), evitó que la
banca europea colapsara, ante el cierre de los demás
canales de financiación. Los bancos saben desde entonces que
pueden contar con la financiación del BCE siempre que dispongan de activos
suficientes para depositar como garantía. Incluso si no cuentan
con activos de calidad suficiente, como le ha ocurrido a los bancos
griegos y chipriotas, podrán seguir financiándose a través de las
líneas de emergencia del BCE (Emergency Lending
Assistance).
En noviembre de 2011 se incrementó la dosis y se
ofreció barra libre de liquidez a tres años al 1%. Hasta
entonces sólo existía la posibilidad de solicitar préstamos a
un año. El jueves pasado, una vez más, el BCE vuelve a
ampliar el plazo en el que estarán disponibles estos préstamos: por lo menos
hasta el verano de 2014, mencionando que estarán disponibles mientras sea
necesario.
El mensaje del BCE supone una confirmación de la adicción de
parte de la banca europea a las facilidades de financiación del banco central.
Con la barra libre de préstamos a tres años de 2011 y 2012, muchos bancos
hicieron un negocio redondo: tomaban financiación al 1% e
invertían en deuda pública a tres años a tipos sensiblemente
superiores.
Con la confirmación de Draghi de mantener todo el tiempo que sea necesario las
subastas de liquidez con asignación total de lo solicitado,
existe el riesgo de que las entidades financieras consideren
que el BCE no va a retirar este tipo de financiación en mucho tiempo. En
consecuencia, considerarán que hay poco riesgo en comprar deuda pública a cinco
o diez años aunque de momento sólo esté garantizada la financiación del BCE
hasta la mitad de 2014. Lo mismo que pese a su carácter excepcional ya ha durado
cinco años este tipo de financiación, podrá durar otros cinco o diez años.
Cuanto mayor sea el convencimiento de que el resto de entidades está haciendo lo
mismo, mayor será el riesgo sistémico en caso de que el BCE decidiese en algún
momento acabar con la "barra libre" de liquidez. El prolongado periodo de
ingesta de la medicina del BCE ha provocado adicción.
Mientras tanto, los
bancos consiguen una magnífica rentabilidad
invirtiendo en bonos soberanos; los Tesoros
Públicos logran colocar su creciente deuda pública; y
las empresas, sobre todo las PYMES, siguen esperando que el
crédito les llegue.
La normativa bancaria incentiva la
adquisición de bonos soberanos frente a la concesión de préstamos a las
empresas. Cuando un banco compra Bonos del Tesoro no
necesita recursos propios. En el colmo de la exageración, podría tener el 100%
de su balance en bonos del Estado sin apenas recursos propios y cumplir con
todas las exigencias de capital. Por el contrario, la concesión
de créditos a empresas sí consume capital, y por tanto, en una coyuntura de
escasez de capital, los bancos se sienten poco proclives a optar por otorgar
crédito en lugar de comprar deuda pública.
De momento los bancos siguen
disfrutando de los efectos anestésicos y alucinógenos de la liquidez
proporcionada por el BCE, pero en algún momento la actitud de
la autoridad monetaria cambiará. Entonces habrá que recordar que las curas de
desintoxicación siempre son dolorosas.
Director General de Renta 4 Banco
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