viernes, 3 de mayo de 2013

BCE: adicción de difícil desintoxicación


Cuando en 2008 el Banco Central Europeo inicio las subasta de liquidez con asignación total de lo solicitado (full allotment), evitó que la banca europea colapsara, ante el cierre de los demás canales de financiación. Los bancos saben desde entonces que pueden contar con la financiación del BCE siempre que dispongan de activos suficientes para depositar como garantía. Incluso si no cuentan con activos de calidad suficiente, como le ha ocurrido a los bancos griegos y chipriotas, podrán seguir financiándose a través de las líneas de emergencia del BCE (Emergency Lending Assistance).

En noviembre de 2011 se incrementó la dosis y se ofreció barra libre de liquidez a tres años al 1%. Hasta entonces sólo existía la posibilidad de solicitar préstamos a un año. El jueves pasado, una vez más, el BCE vuelve a ampliar el plazo en el que estarán disponibles estos préstamos: por lo menos hasta el verano de 2014, mencionando que estarán disponibles mientras sea necesario.

El mensaje del BCE supone una confirmación de la adicción de parte de la banca europea a las facilidades de financiación del banco central. Con la barra libre de préstamos a tres años de 2011 y 2012, muchos bancos hicieron un negocio redondo: tomaban financiación al 1% e invertían en deuda pública a tres años a tipos sensiblemente superiores.

Con la confirmación de Draghi de mantener todo el tiempo que sea necesario las subastas de liquidez con asignación total de lo solicitado, existe el riesgo de que las entidades financieras consideren que el BCE no va a retirar este tipo de financiación en mucho tiempo. En consecuencia, considerarán que hay poco riesgo en comprar deuda pública a cinco o diez años aunque de momento sólo esté garantizada la financiación del BCE hasta la mitad de 2014. Lo mismo que pese a su carácter excepcional ya ha durado cinco años este tipo de financiación, podrá durar otros cinco o diez años. Cuanto mayor sea el convencimiento de que el resto de entidades está haciendo lo mismo, mayor será el riesgo sistémico en caso de que el BCE decidiese en algún momento acabar con la "barra libre" de liquidez. El prolongado periodo de ingesta de la medicina del BCE ha provocado adicción.

Mientras tanto, los bancos consiguen una magnífica rentabilidad invirtiendo en bonos soberanos; los Tesoros Públicos logran colocar su creciente deuda pública; y las empresas, sobre todo las PYMES, siguen esperando que el crédito les llegue.

La normativa bancaria incentiva la adquisición de bonos soberanos frente a la concesión de préstamos a las empresas. Cuando un banco compra Bonos del Tesoro no necesita recursos propios. En el colmo de la exageración, podría tener el 100% de su balance en bonos del Estado sin apenas recursos propios y cumplir con todas las exigencias de capital. Por el contrario, la concesión de créditos a empresas sí consume capital, y por tanto, en una coyuntura de escasez de capital, los bancos se sienten poco proclives a optar por otorgar crédito en lugar de comprar deuda pública.

De momento los bancos siguen disfrutando de los efectos anestésicos y alucinógenos de la liquidez proporcionada por el BCE, pero en algún momento la actitud de la autoridad monetaria cambiará. Entonces habrá que recordar que las curas de desintoxicación siempre son dolorosas.



Director General de Renta 4 Banco 

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