Tal y como pensábamos y manifestábamos en nuestro anterior comentario, la
cumbre europea del pasado jueves, rodeada del habitual aparato de
propaganda, ha conseguido calmar a los mercados, e incluso ha ido más
allá, al impulsar subidas fortísimas en las principales bolsas europeas
en la sesión de cierre semanal del viernes. Subidas especialmente espectaculares
en nuestro Ibex 35 y en el sector bancario. Esto ha convertido en alcista
una semana que empezó mal, ya que al cierre del viernes el Ibex ha subido un
3,2% en la semana, el Eurostoxx 50 un 3,5%, el Dax un 2,4%, el
S&P un 1,9% y el Nikkei un 2,4%.
Es obligado por tanto
hacer una lectura de lo que el resultado de la cumbre representa, y a la vez ver
dónde estamos al terminar el primer semestre del año.
La cumbre ha
cumplido una función importante, la de reforzar y mejorar los mecanismos de
asistencia financiera. La capitalización directa a los bancos, aunque sea
para fecha futura, la no prelación crediticia sobre los acreedores privados del
nuevo mecanismo de ayuda financiera (el ESM), y el giro que se da
a las compras de deuda soberana, desde los mercados primarios a los
mercados secundarios, en línea con la propuesta de Monti a la que nos
referíamos la semana anterior, son sin duda avances técnicos muy importantes que
alejan, por ahora, la amenaza de una ruptura del euro. Con lo que
se demuestra que, aunque nadie quiera ceder soberanía política, que es la
verdadera solución final, tampoco nadie desea romper el euro, porque todos
entienden, digan lo que digan, que dentro se vive mejor que fuera.
Dicho
esto, que no es poco, ahí se acaban los efectos de la cumbre. La deuda
excesiva, publica o privada, sigue siendo excesiva, el crecimiento
económico previsto sigue siendo débil, e insuficiente para pagar esa deuda,
la necesidad de continuar con la reestructuración " invisible" de la deuda
privada y soberana sigue ahí, y como consecuencia los ajustes de valor de
activos previsiblemente seguirán siendo mayores en las economías más endeudadas
y más necesitadas de reformas y de ajustes estructurales. Entender esto es
importante, a nuestro juicio, para entender por qué ha cedido Alemania en
otras cosas.
La reestructuración de la deuda en parte se
hará por monetización y en parte por capitalización, pero es
inevitable hacerla, y las reformas se harán de forma más o menos rápida, pero se
harán, y mientras tanto seguirán las turbulencias de vez en cuando.
Lo
sucedido en el primer semestre es un reflejo de lo anterior. En los primeros
seis meses del año el Ibex ha caído un 17%, en tanto que el Dax ha
subido casi un 9%, ampliando así una brecha que ya se había abierto en los años
anteriores. Una brecha que hace empeorar a unos y mejorar a otros.
A
efectos de los mercados posiblemente los efectos benéficos de esta cumbre
se prolongarán un poco más, a diferencia de lo que pasó hace un año con la
cumbre de 21 de julio pasado. En aquella ocasión se pensó que la cumbre iba a
ser muy efectiva, y el 4 de agosto se abrió la caja de los truenos al hundirse
las deudas española e italiana. Se habían puesto muchas expectativas y
las bolsas no descontaban todavía en sus precios la desaceleración global de la
economía que fue evidente a partir de agosto.
Ahora ya las Bolsas han
descontado que la economía no va a crecer, están más abajo que hace un
año, y los inversores no son tan ingenuamente optimistas. Tampoco nadie espera
demasiado de las cumbres europeas. Pero los mecanismos puestos en marcha darán
algo de tranquilidad, porque se ha oficializado la asistencia financiera
permanente a la economía, lo que podríamos llamar el "put Draghi" o el
"put Merkel" sobre la zona euro. Esa asistencia sirve para evitar
el desplome pero no para impulsar la subida.
La economía seguirá
corrigiendo sus males, con periodos de tensión y periodos más tranquilos. Nada
muy nuevo respecto a los últimos años, lo cual es una buena noticia, en el
sentido de que nadie quiere romper la baraja y nadie la va a romper.
Esta primera semana de julio se va a jugar con la expectativa, que tal
vez resulte fallida, de que el BCE baje tipos el próximo jueves,
iniciando así el viaje hacia los tipos cero en la zona euro. Tenemos
también datos económicos, en concreto los ISM y los PMI de
Estados Unidos, Europa y China, y el informe de
empleo americano de junio, que se publica el viernes.
Como ya
hemos dicho, no se esperan datos buenos en términos de crecimiento, y, si
las cifras son malas, podríamos ver una corrección tras los excesos del pasado
viernes. Con el futuro del S&P habiendo subido casi cien puntos en
junio, y de nuevo cerca de los 1.370 puntos, con los repuntes en los tipos de
interés del bund y del Tbond, y con la subida del petróleo
de los últimos días, lo normal sería ver suaves correcciones de las Bolsas en la
primera semana del semestre, salvo que, inesperadamente, los datos económicos
sorprendan al alza.
Juan Carlos Ureta
Presidente de Renta 4
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