Los ahorradores e inversores más conservadores
se enfrentan a un escenario de escasa rentabilidad para sus
inversiones. Este escenario no es nuevo para la mayoría de
inversores occidentales, pero sí lo es para los españoles, que a diferencia de
cualquier otro mercado de nuestro entorno habían contando hasta
ahora con una elevada remuneración en los depósitos bancarios
pese a los bajos tipos de interés oficiales.
Con la
rentabilidad del activo "sin riesgo", las Letras del Tesoro,
por debajo del 1%, y el Euribor a un año en torno a 0,5%, no
existe ningún activo financiero que reporte una rentabilidad
superior a las mencionadas con liquidez y sin riesgos adicionales.
La
mayoría de los inversores y ahorradores más conservadores, acostumbrados a
rentabilidades muy por encima de la rentabilidad del activo
libre de riesgo, gracias a los depósitos extratipados, no están ahora dispuestos
a aceptar rentabilidades tan ínfimas.
Muchas entidades
financieras, conscientes de esta situación, y ante las ansias de
mayores rentabilidades por parte de ahorradores e inversores, han comenzado a
lanzar productos denominados "de diseño", con aparente atractivo comercial pero
que en ningún caso alteran el axioma: "a mayor rentabilidad esperada, mayor
riesgo asumido".
Los productos elegidos por las
entidades son diversos:
- Productos de rentabilidad
garantizada pero de mayor plazo de vencimiento. A
mayor plazo de inversión, mayor rentabilidad esperada. Los tipos de referencia
varían entre el 0,8% de las letras del Tesoro a un año y el 3,9% de la
rentabilidad de los bonos del Estado a 10 años. Si el producto
en cuestión tiene cotización, su valoración podrá situarse por debajo del
precio de emisión incurriendo, eventualmente, en
pérdidas latentes durante la vida del producto. Para evitar
dicha situación, muchos de los productos lanzados por los bancos no tienen
liquidez, ni valoración durante su vida. "Ojos
que no ven corazón que no siente". Para evitar el riesgo de valoración se obliga
a incurrir en un riesgo de iliquidez.
- Productos con
principal garantizado y con rentabilidad en función del comportamiento de
determinadas acciones, índices bursátiles o
cualquier otro indicador. Estos productos son estructuras
consistentes en un bono con determinada rentabilidad fija, que
garantiza el principal al vencimiento del producto y opciones
financieras que se adquieren con cargo a los
cupones. Con este tipo de productos el inversor renuncia a una
reducida rentabilidad asegurada a cambio de una posible e incierta rentabilidad
superior.
- Productos sin principal garantizado con rentabilidad
vinculada a la evolución de acciones o
índices. La rentabilidad objetivo puede estar predeterminada
siempre que el activo de referencia se mantenga dentro de determinados
rangos.
Todos estos productos están basados en bonos y
opciones. Cuanto mayor sea el plazo de los bonos, mayor será la
cantidad que se podrá dedicar a adquirir las opciones y, por tanto, mayor la
posible rentabilidad ofrecida.
Del mismo modo, cuanto menor sea la
calificación crediticia del emisor de los bonos, mayor la
rentabilidad ofrecida por éstos y, por tanto, mayor la cantidad de opciones que
se puede adquirir en la elaboración del producto. Si el activo de renta
fija utilizado en la elaboración del producto fuese una Letra del
Tesoro, la cantidad disponible para adquirir opciones y cargar comisiones será
muy inferior que si se utilizara un pagaré de una empresa sin
rating y con mayor riesgo.
Las
comisiones implícitas de los anteriores productos comentados
son totalmente opacas para los ahorradores e inversores.
En este entorno,
los fondos de inversión son los únicos productos que combinan
la mejor fiscalidad con liquidez inmediata gracias a su
valor liquidativo diario y transparencia respecto a las
comisiones cargadas, salvo en los fondos garantizados. Como contrapartida, dicha
liquidez va a asociada a la inevitable oscilación del valor
liquidativo.
Inevitablemente los ahorradores e inversores más
conservadores se tendrán que ir adaptando al nuevo escenario de tipos: bien
aceptando bajas rentabilidades o bien asumiendo mayores riesgos si desean
mayores rentabilidades. No existen productos financieros buenos
de por sí, sino productos adecuados o inadecuados para cada ahorrador o
inversión. En cualquier caso no se engañe: sin asumir riesgo la rentabilidad
obtenida estará muy por debajo de la lograda en los últimos años.
Director General de Renta 4 Banco
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