martes, 7 de enero de 2014

No se engañe, sin riesgo no hay rentabilidad


Los ahorradores e inversores más conservadores se enfrentan a un escenario de escasa rentabilidad para sus inversiones. Este escenario no es nuevo para la mayoría de inversores occidentales, pero sí lo es para los españoles, que a diferencia de cualquier otro mercado de nuestro entorno habían contando hasta ahora con una elevada remuneración en los depósitos bancarios pese a los bajos tipos de interés oficiales.

Con la rentabilidad del activo "sin riesgo", las Letras del Tesoro, por debajo del 1%, y el Euribor a un año en torno a 0,5%, no existe ningún activo financiero que reporte una rentabilidad superior a las mencionadas con liquidez y sin riesgos adicionales.

La mayoría de los inversores y ahorradores más conservadores, acostumbrados a rentabilidades muy por encima de la rentabilidad del activo libre de riesgo, gracias a los depósitos extratipados, no están ahora dispuestos a aceptar rentabilidades tan ínfimas.

Muchas entidades financieras, conscientes de esta situación, y ante las ansias de mayores rentabilidades por parte de ahorradores e inversores, han comenzado a lanzar productos denominados "de diseño", con aparente atractivo comercial pero que en ningún caso alteran el axioma: "a mayor rentabilidad esperada, mayor riesgo asumido".

Los productos elegidos por las entidades son diversos:

- Productos de rentabilidad garantizada pero de mayor plazo de vencimiento. A mayor plazo de inversión, mayor rentabilidad esperada. Los tipos de referencia varían entre el 0,8% de las letras del Tesoro a un año y el 3,9% de la rentabilidad de los bonos del Estado a 10 años. Si el producto en cuestión tiene cotización, su valoración podrá situarse por debajo del precio de emisión incurriendo, eventualmente, en pérdidas latentes durante la vida del producto. Para evitar dicha situación, muchos de los productos lanzados por los bancos no tienen liquidez, ni valoración durante su vida. "Ojos que no ven corazón que no siente". Para evitar el riesgo de valoración se obliga a incurrir en un riesgo de iliquidez.

- Productos con principal garantizado y con rentabilidad en función del comportamiento de determinadas acciones, índices bursátiles o cualquier otro indicador. Estos productos son estructuras consistentes en un bono con determinada rentabilidad fija, que garantiza el principal al vencimiento del producto y opciones financieras que se adquieren con cargo a los cupones. Con este tipo de productos el inversor renuncia a una reducida rentabilidad asegurada a cambio de una posible e incierta rentabilidad superior.

- Productos sin principal garantizado con rentabilidad vinculada a la evolución de acciones o índices. La rentabilidad objetivo puede estar predeterminada siempre que el activo de referencia se mantenga dentro de determinados rangos.

Todos estos productos están basados en bonos y opciones. Cuanto mayor sea el plazo de los bonos, mayor será la cantidad que se podrá dedicar a adquirir las opciones y, por tanto, mayor la posible rentabilidad ofrecida.

Del mismo modo, cuanto menor sea la calificación crediticia del emisor de los bonos, mayor la rentabilidad ofrecida por éstos y, por tanto, mayor la cantidad de opciones que se puede adquirir en la elaboración del producto. Si el activo de renta fija utilizado en la elaboración del producto fuese una Letra del Tesoro, la cantidad disponible para adquirir opciones y cargar comisiones será muy inferior que si se utilizara un pagaré de una empresa sin rating y con mayor riesgo.

Las comisiones implícitas de los anteriores productos comentados son totalmente opacas para los ahorradores e inversores.

En este entorno, los fondos de inversión son los únicos productos que combinan la mejor fiscalidad con liquidez inmediata gracias a su valor liquidativo diario y transparencia respecto a las comisiones cargadas, salvo en los fondos garantizados. Como contrapartida, dicha liquidez va a asociada a la inevitable oscilación del valor liquidativo.

Inevitablemente los ahorradores e inversores más conservadores se tendrán que ir adaptando al nuevo escenario de tipos: bien aceptando bajas rentabilidades o bien asumiendo mayores riesgos si desean mayores rentabilidades. No existen productos financieros buenos de por sí, sino productos adecuados o inadecuados para cada ahorrador o inversión. En cualquier caso no se engañe: sin asumir riesgo la rentabilidad obtenida estará muy por debajo de la lograda en los últimos años.




Director General de Renta 4 Banco 

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