Los mensajes oficiales de las distintas autoridades nacionales y europeas
transmiten que lo peor ha quedado atrás: se inicia la recuperación. Incluso la
Sra. Lagarde, gerente del FMI, vaticina siete
años de crecimiento.
En el caso de la economía
española son numerosos los datos que efectivamente muestran una mejora
de la economía nacional:
- el crecimiento de este año puede acercarse al
1%;
- asistiremos a una creación neta de empleo por
primera vez desde el inicio de la crisis;
- las
importaciones de bienes de equipo crecen a niveles del
20%;
- aunque el saldo total de crédito no crezca, el
crédito nuevo empieza a hacerlo;
- la capacidad de
financiación de nuestra economía ha alcanzado el 1,5%, frente a
necesidades de financiación del PIB del 10% en 2007;
-
la prima de riesgo se ha reducido a un tercio de la existente en verano de
2012;
- la inversión extranjera vuelve a interesarse por
España
Los datos anteriores son magníficas noticias, pero de ellos no se
puede, ni se debe concluir que la crisis ha finalizado. Se ha
tocado fondo, pero la recuperación será lenta y prolongada en el tiempo. El
crecimiento futuro de la economía española se verá muy limitado
por el enorme stock de deuda. Las familias y las empresas han
reducido su nivel de apalancamiento del 230% del
PIB al 200%, mientras las Administraciones
Públicas han pasado de niveles del 35% a tasas cercanas al
100%.
El problema del endeudamiento no es exclusivo de
España, es un mal generalizado en todas las economías
desarrolladas. Existe un consenso generalizado en considerar el exceso de
endeudamiento de las economías occidentales, y la mala asignación de recursos,
como uno de los principales causantes de la actual crisis. Pues bien, de acuerdo
con datos del BIS (Bank of International Settlements),
considerado como el banco central de los bancos centrales, el
nivel de deuda de las economías del G-20 es hoy un 30% superior
al existe al inicio de la crisis.
Posiblemente este incremento del nivel
general de deuda, sobre todo de deuda pública, haya permitido
evitar que la crisis se convirtiera en una depresión económica. Sin embargo, el
problema del exceso de deuda sigue latente, limitando la capacidad de
crecimiento de las economías.
El país con mayor nivel de deuda pública en
Europa es Grecia, habiendo superado el 170%
del PIB en el tercer trimestre de 2013. Pese a los dos rescates
recibidos por la economía helena, difícilmente podrá hacer frente al vencimiento
de su deuda. Como solución, al menos parcial, empieza a difundirse la noticia,
no confirmada, de un aplazamiento de hasta 50 años del
vencimiento de los préstamos otorgados en los
rescates a su economía, con una reducción en los tipos de
interés. Una reestructuración en toda regla.
De confirmarse la
noticia, no sería la primera vez que se reestructura parte de la deuda pública
de un país del euro. El año pasado Irlanda ya llevó a cabo una
operación similar siendo el acreedor el BCE.
La
situación económica hoy es sensiblemente mejor que la existente hace apenas un
año. El buen comportamiento de las bolsas en el último año ya
ha recogido dicha mejora. A partir de ahora será necesario que las expectativas
de crecimiento realmente se materialicen y los beneficios
empresariales se recuperen. En cualquier caso, el camino de la
recuperación estará plagado de baches y, por tanto, de
volatilidad en los mercados financieros.
Director General de Renta 4 Banco
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