La influencia de los bancos centrales en la evolución de los
mercados financieros es indudable, no sólo por las medidas
implementadas en cada momento, sino también por los mensajes que
transmiten.
La comparecencia de Draghi el verano pasado
en Londres anunciando que el Banco Central Europeo haría todo
lo que fuera necesario (whatever it takes) para preservar el
euro, aseverando que sería suficiente (believe me, it will be
enough) supuso un cambio radical en la confianza sobre la permanencia de la
moneda única y facilitó el retorno de las inversiones
extranjeras en los países periféricos, entre ellos España.
La aprobación
en septiembre pasado del programa OMT, mediante el cual el
BCE podrá comprar bonos de vencimiento hasta tres años por
cuantía ilimitada y de forma indefinida en el tiempo, bajo determinadas
condiciones, supuso una muestra de la disposición del BCE a cumplir sus
afirmaciones realizadas apenas un mes antes. Aunque hasta la fecha no se ha
tenido que poner en marcha, su efecto beneficioso sobre los
mercados de renta fija y
variable ha sido palpable.
Las bruscas turbulencias de
la generalidad de los mercados desde el 22 de mayo tienen su origen en
declaraciones del Sr. Bernanke, ratificadas tras la última
reunión de la FED de este mes. De acuerdo con sus palabras, si
las previsiones económicas de la FED se cumplen, el paro seguirá bajando en los
próximos meses hasta un nivel en el que se podría comenzar a reducir
progresivamente el ritmo de incremento del balance de la FED,
hasta finalizar las compras hacia mediados de 2014, cuando se estima que el paro
se sitúe en torno al 7%. La tasa de paro llegó al 10% en los
peores momentos de la crisis.
Pese a haber condicionado la finalización
de nuevas compras de activos al cumplimiento de las previsiones
de reducción de la tasa de paro y haber dejado claro que en absoluto supone el
anticipo de una subida de tipos de interés, ni una venta de los
activos mantenidos en cartera, su mensaje ha causado un auténtico terremoto en
todos los mercados financieros: con caídas cercanas al 10% en las bolsas
europeas; en torno al 20% en algunas emergentes, y retrocesos muy significativos
en todos los activos de renta fija,
incluso los considerados activos refugio. Ni siquiera el
dólar o el oro se han librado de las caídas.
Los mercados financieros han obviado la condicionalidad
introducida por Bernanke en su mensaje: dejarán de comprar activos si el paro
llega al nivel marcado como objetivo y la economía recupera crecimiento. La
interpretación ha sido que "se acabó el dinero fácil y barato".
Conclusión precipitada.
Una vez más, el Sr. Draghi ha tenido que hacer
uso del poder de la palabra para calmar a los mercados. El BCE seguirá
actuando cuando sea necesario sin vacilar (we stand ready to act again
when needed).
Siendo importantes los mensajes de las
autoridades monetarias, estos tienen que ser avalados
posteriormente con los hechos. Tras las palabras de Draghi el verano pasado vino
la aprobación del nonato programa OMT en septiembre. Tras las declaraciones de
esta semana, el BCE tiene la oportunidad el próximo jueves de materializar su
mensaje en alguna medida concreta. De no ser así, previsiblemente seguirá
utilizando herramientas dialécticas para evitar que los mercados financieros
duden de la disposición del BCE a actuar si la situación lo requiere.
El
propio Bernanke comentó en 2009 la influencia que el efecto riqueza generado por
un buen comportamiento de los mercados podría tener en la
confianza y en el crecimiento económico. Pese
a no ser un objetivo de los bancos centrales, turbulencias excesivas en los
mercados financieros generan pérdida de confianza y aumento de los
costes de financiación, afectando, por tanto, al crecimiento
económico.
El mensaje de Bernanke, avalado por el
informe del Banco Internacional de Pagos, pone de manifiesto
que la política de inyección de liquidez tiene sus límites.
Ayudan a ganar tiempo, pero no son la solución a los problemas estructurales.
Tras un primer aviso, de momento los bancos centrales seguirán apoyando. El
próximo jueves comprobaremos si el BCE toma medidas reales o
prefiere seguir empleando el poder de la palabra.
Director General de Renta 4 Banco
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