Una vez más, tras el rescate a un país miembro del euro, la
actuación del BCE será fundamental para que algunos bancos europeos no colapsen,
en este caso entidades chipriotas. Para ello, se incrementará el uso del
Programa de Asistencia de Liquidez (Emergency Liquidity
Assistance - ELA).
Los bancos de la Eurozona
acuden al BCE a obtener financiación de forma recurrente,
depositando como garantía activos con una calificación crediticia
(rating) mínima determinada. Cuando un banco no posee activos
con el rating mínimo exigido, o en el caso en que los bonos
soberanos de su propio país han dejado de ser aptos como garantía o
colateral, la entidad ha de recurrir a su propio banco central en busca de
financiación extraordinaria. Desde junio pasado los bonos
soberanos chipriotas dejaron de ser un activo utilizable como garantía en el
BCE, quedando como alternativa de financiación la utilización del
ELA.
El Programa de Asistencia de Liquidez (ELA) permite
que los bancos de la Zona Euro se financien a través de su
propio Banco Central en "circunstancias excepcionales", como las acontecidas
ahora en Chipre.
El Banco Central del país en cuestión,
en este caso Chipre, solicita garantías al banco peticionario, aunque
lógicamente éstas son de menor calidad que las exigidas por el BCE. Las posibles
pérdidas que se ocasionen suponen un riesgo para el Banco
Central del país. A su vez, el Banco Central correspondiente obtendrá los
recursos necesarios a través del BCE. Este tipo de financiación se facilita a
los bancos que no pueden obtener liquidez ni a través del
mercado, ni a través de la financiación del BCE.
Una de
las principales características del ELA es su opacidad. No existe obligación de
hacer públicos los términos de garantías solicitadas,
tipos de interés y duración de la asistencia
financiera a cada entidad. En teoría, sólo se puede proporcionar
liquidez a través de este mecanismo a bancos con problemas de liquidez pero
solventes. La frontera entre una y otra situación puede llegar a ser muy
difusa.
La fuerte quita a los depósitos a partir de
100.000 €, y el elevado peso de los depósitos de no residentes
(37% del total) en Chipre, hace prever una fuerte fuga de depósitos del sistema
tan pronto como las limitaciones a las transacciones bancarias
se eliminen. Pese a la inyección de recursos procedentes del rescate financiero,
la fuga de depósitos sólo podrá ser reemplazada por financiación vía
ELA.
Un instrumento que se creó para ser utilizado en ocasiones
excepcionales y extraordinarias, se ha convertido en un reiterado último recurso
de financiación de los bancos con problemas de liquidez. Ha sido utilizado
durante años por los bancos irlandeses por importes superiores
a 34.000 millones de euros en octubre de 2008; los bancos griegos siguen
haciendo uso del mismo, alcanzando los 31.000 millones de euros en enero de este
año.
El Programa de Asistencia e Liquidez se ha convertido en una vía de
financiación permanente de entidades por la puerta de atrás del
BCE. Para el BCE la garantía pasa a ser el balance del Banco
Central del país que utiliza el ELA. En principio parece que será mejor
que la garantía de los activos de un banco con problemas de liquidez, pero su
propia solvencia se va deteriorando si empeora la solvencia de los bancos
prestatarios. No tardaremos en oír voces cuestionando el empleo de este programa
de forma permanente. De momento sirve, otra vez, para evitar el colapso de otro
país del euro.
Director General de Renta 4 Banco
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