Los mercados vuelven a vivir una situación muy similar a la
existente hace ahora un año. Entonces, la liquidez inyectada
por el BCE a través
de la "barra libre de liquidez" de los LTRO provocó una mejora
considerable de las cotizaciones en los mercados de renta fija
y de renta variable. Ahora, la liquidez inyectada por el
Banco de Japón, adicional a la constante inyección de la Reserva Federal, vuelve a provocar subidas en los
mercados.
Las dificultades de fondo de la economía
europea, no solo de la española, no se han resuelto, pero la enorme
cantidad de liquidez en el sistema ha anestesiado los mercados, haciendo olvidar
temporalmente los problemas existentes.
La caída de las rentabilidades de
la renta fija, tanto pública como privada,
es generalizada. El bono del Estado a tres años apenas ofrece
un 2,68%. Los bonos a diez años se sitúan por debajo del 4,3% de rentabilidad.
La enorme liquidez inyectada por los bancos centrales no llega a las
empresas y las familias, pero sí se filtra a
los mercados financieros, sobre todo al mercado de renta fija,
generando una enorme demanda que presiona los precios al alza y
las rentabilidades a la baja.
La caída de los tipos de
interés no se ha producido sólo en los bonos españoles, sino en la
práctica totalidad de los mercados de deuda de los países desarrollados. Así,
incluso los bonos alemanes, estadounidenses y japoneses han visto reducida su
rentabilidad pese a los bajos niveles de las mismas.
La última subasta del Tesoro con rentabilidades de
las Letras a tres meses al 0,340% (antes de comisiones), pone
de manifiesto la dificultad de rentabilizar el ahorro a corto plazo. La
represión financiera, es decir, la remuneración del dinero por
debajo de la inflación, está aquí para quedarse durante
bastante tiempo.
Parece claro que la bajada generalizada de las
rentabilidades no se debe a una mejoría de la economía global,
sino a la cantidad ingente de liquidez inyectada por los bancos centrales. Desde
el anuncio del Banco de Japón de duplicar su balance en busca
de una inflación del 2%, las rentabilidades no han dejado de bajar. La liquidez
anestesia otra vez al mercado.
En este nuevo escenario, es común
encontrar a ahorradores e inversores que
deciden optar por la renta variable como única opción de lograr una rentabilidad
que al menos supere a la inflación. Siendo una opción adecuada para determinadas
personas, no lo es para todos. Obtener un 1% de rentabilidad en Letras
del Tesoro a un año es mucho más rentable que sufrir una pérdida del 5
ó 10%. No todas las personas están preparadas para soportar las oscilaciones en
la valoración diaria de las acciones. Quien
invierte un euro más en activos con oscilación en su valoración de aquella
cantidad que le permita dormir tranquilo, venderá en el peor momento y sufrirá
pérdidas en su inversión. Quien desee rentabilidad debe asumir
riesgo.
Mientras tanto, los Bancos Centrales siguen
inyectando más y más liquidez. Como los medicamentos, dicha acción no está
exenta de riesgos: puede crear dependencia; existe peligro de sobredosis; y la
reiteración de su uso hace que sus efectos cada vez sean menores, pero de
momento los mercados siguen anestesiados.
Director General de Renta 4 Banco
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