El ejercicio 2013 comenzó con mucha fuerza en las bolsas, dando
continuidad al movimiento alcista en los mercados desarrollados durante la
segunda mitad del año pasado. La influencia ejercida en los mercados mayoristas
de financiación tanto por las palabras del Gobernador del BCE, Mario
Draghi, avalando la supervivencia del Euro,
como por el diseño de nuevas herramientas de actuación para dar soporte a la
deuda soberana de los países con problemas en sus vencimientos
más cortos, han supuesto un bálsamo para las primas de riesgo
en la zona euro. Esta relajación de los diferenciales, ha
estabilizado de forma muy notable los mercados de financiación y ha impulsado al
alza, en términos generales aunque en algunos casos de manera selectiva, los
precios de los activos de mayor riesgo, al beneficiarse del
apetito de los inversores en la búsqueda de mayores rentabilidades.
Sin
embargo, la evidencia de un problema estructural de crecimiento
como resultado de las políticas de ajuste fiscal impulsadas por
la troika, ha terminado por pasar factura a algunas bolsas como
la española, así como al amplio índice europeo Eurostoxx 50.
Así, el Ibex 35 finalizó el trimestre con una rentabilidad del
- 2,6%, mientras el Eurostoxx acabó con un -0,11%. Otras bolsas, cuyas compañías
han podido disfrutar de mejores condiciones de financiación han
mostrado una evolución algo más positiva. El índice alemán Dax
ha terminado el trimestre anotándose un +2,4%, y el CAC 40 un
+3,07%.
Fuera de la zona euro, ha impresionado el resultado del
Nikkei japonés, al revalorizarse más de un 18,67% en el
trimestre (un 11,98% medido en euros), tras beneficiarse de la
depreciación del Yen frente a las divisas
principales como el dólar o el euro. Pero también otras zonas han mostrado
ganancias al beneficiarse de una evolución económica no tan negativa como la
europea. El SP500, que aglutina las 500 mayores compañías
norteamericanas, se ha revalorizado un 11,89% (algo más de un 15% medido en
euros) gracias al efecto causado por el potente programa de política
monetaria cuantitativa mantenido por la FED, que
supone una inyección de 85.000 millones de dólares mensuales a la economía
americana. Mientras, los tipos de referencia en Estados Unidos
se mantienen en niveles cercanos al 0% y se ha anunciado que permanecerán así
hasta que se observen señales de fortaleza en el mercado de trabajo, que ya
sitúa la tasa de desempleo por debajo del 7,7%. El otro gran mercado que está
intentando impulsar su economía mediante programas de compra de activos, el de
Reino Unido, se ha anotado cerca de un 8,21% a través de su
índice más representativo, el FTSE 100, gracias a la
depreciación de la libra.
Entre tanto, el debate se
aviva dentro de la Unión Europea, alrededor de la validez de
las medidas de ajuste, que se están mostrando poco eficientes a
la hora de trasladar las mejoras observadas en la economía financiera hasta la
economía real. La incapacidad para dotar de un mayor acceso al
crédito (y en mejores condiciones) a las economías más dañadas, está
suponiendo que cada vez aparezcan un mayor número de voces críticas con la forma
en que se están llevando a cabo los ajustes que podrían estar estrangulando las
escasas posibilidades de crecimiento en la eurozona. Es posible, que dicho
proceso se vaya suavizando en próximos trimestres a la espera de las
elecciones alemanas, que pasarán un test crucial sobre la forma
en que la Canciller Ángela Merkel está gestionando la crisis de
cara a sus ciudadanos como mayores contribuyentes netos al presupuesto de la
Unión.
El otro gran foco de atención en el trimestre, y el que mayor
inestabilidad ha ocasionado en los mercados, ha sido la negociación sobre el
rescate de Chipre. Las bolsas convulsionaron durante un fin de
semana en el que Chipre sufrió el primer gran corralito
bancario de la UE en su historia. Las necesidades del
país, que rondan los 15.000 millones de euros, han supuesto un importante
quebradero de cabeza para la UE, al pretender aplicar un novedoso sistema de
"burden - sharing" donde los depositantes chipriotas
soportarían un tercio de la factura del rescate. La controversia desatada por la
necesidad de asignar pérdidas a los depósitos teóricamente
garantizados (aquellos por debajo de 100.000 euros), hizo saltar las dudas sobre
un posible efecto contagio hacia aquellos países con problemas
y con sistemas financieros más debilitados. Unas desafortunadas declaraciones
del nuevo portavoz del Eurogrupo, el Sr.
Dijsselbloem en las que apuntaba como nuevo
modelo para futuros rescates el que se acababa de proponer para Chipre,
pusieron en alerta a los mercados y a las agencias de rating.
Finalmente, se produjo una revisión de las condiciones del rescate, donde
únicamente los depositantes de mayor nivel, por encima de los 100.000 euros,
afrontarían pérdidas, que serían entonces más abultadas. El resto, unos 10.000
millones de euros, serán aportados mediante préstamos blandos
tanto por la Unión Europea como por el FMI, a
plazos de al menos 20 años. Si bien las características peculiares de la
economía chipriota, que son las de un paraíso fiscal con un desproporcionado
volumen de depósitos en comparación con su PIB, sugerían la necesidad de testar
un "bail in" antes de solicitar un préstamo externo, también es
cierto que la gestión de la crisis chipriota se ha gestionado y escenificado de
la peor manera posible, poniendo de manifiesto el elevado nivel de incertidumbre
que sobrevuela cualquier toma de decisiones dentro del seno de la
UE.
Afortunadamente, el tamaño del agujero chipriota es insignificante en
relación al tamaño del PIB europeo, lo que ha permitido que el
problema haya pasado a un segundo plano sin mayores consecuencias en cuanto ha
quedado claro que el modelo de Chipre no será trasladable a ningún otro país que
pudiera necesitar ayuda, a pesar del precedente que éste supone.
En la
Gestora, creemos que el escenario apenas ha cambiado para el resto del año. Si
bien las bolsas con mayor potencial son las
europeas, también es cierto que la elevada prima de riesgo que
se aplica a las inversiones en la zona, compromete su evolución a corto plazo.
Es de esperar que toda la amplia batería de medidas que a nivel global se están
llevando a cabo para revertir la desaceleración económica que
se está observando con epicentro en Europa, sea capaz de remontar en el segundo
semestre del año dando paso a una mejoría paulatina en el ciclo global. Esta
mejoría se dejará notar aún más, dada la elevada necesidad de búsqueda
de rentabilidad propiciada tanto por el marco que establecen las
políticas monetarias de tipos cercanos a cero, de carácter
excepcional, como por la fuerte represión financiera a la que se ven sometidos
los inversores.
Por último, los mercados de Renta Fija, como
hemos comentado han mantenido una tendencia saludable con tipos de interés a la
baja en niveles históricamente reducidos. El Bund alemán
terminó el trimestre con una rentabilidad del 1,289%, mientras el T
Bond lo hacía en 1,848%. El bono español a 10 años
terminó en el 5,06%. Las Letras españolas a 12 meses han
terminado el trimestre en 1,42%.
Gestor de fondos de Renta 4 Banco
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