viernes, 31 de enero de 2014

El foco se desplaza de los periféricos a los emergentes


Lo acontecido en el mes de enero anticipa lo que se puede esperar de los mercados financieros durante el 2014. En este primer mes del año, se ha pasado de la complacencia más absoluta en las primeras tres semanas, a una vuelta a los temores provocados por las turbulencias cambiarias con epicentro en Argentina y onda expansiva en todos los emergentes.

La corrección sufrida por las bolsas occidentales pone de manifiesto que los riesgos a nivel global no han desaparecido. Argentina ha servido de pretexto para que las bolsas corrijan las últimas subidas. De hecho, en bolsas como la española sólo ha servido para devolver el Ibex 35 a la casilla de salida de inicio del año.

Argentina no tiene capacidad para generar por sí sola un terremoto en los mercados financieros. Está proscrita en los mercados financieros internacionales desde hace más de una década. Lo acontecido en la última semana en el país sudamericano no es una sorpresa para nadie, pero provoca un efecto contagio en el resto de emergentes, siendo los más penalizados aquellos con mayor necesidad de financiación exterior (Brasil, Turquía, India, Indonesia y Sudáfrica).

Las autoridades de los países emergentes deben hacer frente simultáneamente a una fuerte depreciación de sus divisas, a cuantiosas salidas de capital, un menor crecimiento y una inflación en aumento. Cualquiera de las posibles medidas a adoptar por las autoridades de estos países tiene efectos secundarios.

- Si suben los tipos de interés, frenan la depreciación de las divisas, minoran la salida de capitales, pero como contrapartida perjudican al crecimiento económico.

- Si defienden el tipo de cambio de sus divisas interviniendo en el mercado, sufren caídas de reservas internacionales que algunos países no se pueden permitir, como Argentina.

- Si establecen controles de capitales ahuyentan la inversión exterior.

- Si no adoptan ninguna medida, la depreciación de la divisa provocaría una segura fuga de capitales internacionales.

El foco de incertidumbre macroeconómica se ha desplazado desde la periferia del euro a los emergentes. Previsiblemente así seguirá durante meses. Dado que el crecimiento de Europa, como en gran medida el de EE.UU., depende de las exportaciones a los emergentes, una prolongación en el tiempo de las turbulencias en estos países llevaría, inevitablemente, a un menor crecimiento, lo que se traduciría en menores exportaciones al resto del mundo y en menores beneficios empresariales en las empresas europeas y estadounidenses. De ser así, sin expectativas de crecimiento de beneficios, difícilmente las bolsas subirían de forma sostenible desde los niveles actuales.

Pese a las caídas de todas las bolsas europeas en la última semana, como consecuencia de los renovados temores sobre los emergentes, los tipos de interés de los bonos soberanos han permanecido muy estables, consolidando las fuertes caídas de rentabilidad de las primeras semanas del año. Así, el bono español a diez años comenzó el año en el 4,16% de rentabilidad y actualmente, a pesar de las últimas turbulencias, se sitúa en 3,69%. En el caso del bono portugués el recorte de rentabilidad ha sido todavía más acentuado, situándose ahora en torno al 5%, frente a 6,1% al inicio del ejercicio. La periferia del euro ha dejado de ser el centro de preocupación de los inversores.

Las turbulencias originadas en Argentina ponen de manifiesto que los riesgos no han desaparecido. Los bajos tipos de interés que se pueden obtener de depósitos y de la renta fija no son justificación suficiente para invertir en renta variable si no se está dispuesto a soportar los vaivenes inherentes a la bolsa. Lo acontecido en el mes de enero es un preludio de lo que se puede esperar de todo el ejercicio. Pese a las mejores expectativas de España y Europa, los numerosos problemas sin resolver de la economía mundial garantizan un año con sobresaltos.



Director General de Renta 4 Banco 

lunes, 27 de enero de 2014

Asoma el escenario alternativo


Frente al escenario "oficial" positivo, basado en los tres pilares a los que nos referíamos la semana pasada (crecimiento de la economía norteamericana, éxito del "abenomics" en Japón y puesta en marcha de la expansión monetaria por el BCE), escenario que había llevado a los inversores a una euforia extrema, en la que parecía que nada podía ir mal, lo cierto es que en la tercera semana de enero han salido a escena algunos de los riesgos latentes que estaban ahí desde hace tiempo, aunque nadie quisiese fijarse en ellos.

Los detonantes han sido, por un lado, el mal dato de PMI de manufacturas de enero en China, publicado el pasado miércoles, que sitúa el indicador por debajo de 50 por primera vez en muchos meses, y por otro lado la devaluación del peso argentino, lo cual ha abierto la caja de los truenos, provocando una corrección en toda línea de las principales Bolsas. Las "zonas de sombra" a las que aludíamos en nuestro comentario de la semana pasada han aparecido de forma abierta y lo de menos es que lo hayan hecho al calor del ya mencionado dato chino y de la devaluación del peso. La pregunta es si estamos o no en medio de algo más grande, es decir, si esa corrección de las Bolsas del jueves y del viernes es un descanso en la subida o si más bien pone de manifiesto dudas serias sobre el modelo de salida de la crisis que han diseñado los Bancos Centrales.

Si nos fijamos en los tres pilares del "escenario oficial" el común denominador de los tres es la confianza total en la política de expansión de la base monetaria de los Bancos Centrales. Se piensa que la economía norteamericana va a empezar a crecer como consecuencia de la gran inyección de liquidez de la Fed, se piensa que la ""abenomics"" triunfará gracias a la muy agresiva expansión del balance del Banco de Japón y se piensa que si el Banco Central Europeo se suma a la compra de activos contra su balance (QE) la zona euro crecerá y saldrá de su estancamiento casi deflacionario. En definitiva, tras la versión oficial positiva está la convicción total en que las políticas monetarias no convencionales practicadas por los Bancos Centrales para combatir la crisis van a funcionar.

Por eso es interesante analizar lo sucedido esta semana y conectarlo con las consecuencias últimas de la expansión monetaria cuantitativa de los balances de los Bancos Centrales, la llamada QE. El origen inmediato ha estado en dos economías emergentes, China y Argentina, pero de inmediato la turbulencia se ha trasladado a otras como Turquía, India, o Brasil. Una visión superficial de las cosas podría querer conectar esta turbulencia de algunas economías emergentes con el inicio de la retirada de liquidez por parte de la Fed. Así lo ha expresado, por ejemplo, la presidenta de Brasil, Dilma Roussef en el foro de Davos.

Pero hay que ir un poco más allá, hay que ir a la etapa anterior, cuando la Fed estaba inyectando liquidez a raudales. En ese momento entró una enorme masa de dinero en las economías emergentes, procedente directa o indirectamente de la Fed, y también del Banco de Japón y del propio BCE, y esa ingente masa de dinero ha provocado en algunas economías emergentes desequilibrios que conocemos bien en España, ya que los padecimos cuando a raíz de nuestra entrada en el euro fluyeron hacia la economía española muchos capitales. Esos desequilibrios se resumen en dos: recalentamiento del precio de los activos, y subidas de costes de producción que convierten a la economía afectada en poco competitiva. Las consecuencias son un creciente desequilibrio en la balanza exterior, que lleva a la dependencia total del capital extranjero, y a la vez la amenaza de que cuando los capitales que han entrado salgan se provoque un colapso de liquidez y de precios con impacto en el conjunto de la economía. Es lo que podría estar empezando a pasar. El pasado mayo hubo ya un amago, cuando Bernanke anunció el ""tapering"", pero luego la Fed se echó atrás y los mercados se calmaron. Ahora vuelve el temor.

Lo que a nuestro juicio es importante entender, porque vale también para las economías desarrolladas y no solo para las emergentes, es que el problema no es que ahora se vaya a retirar la liquidez. El problema son los desequilibrios generados en la economía justamente cuando la liquidez entraba de forma abundante. Es fácil celebrar que entre dinero, como se está haciendo en España en los últimos meses, pero mientras dura la fiesta nadie quiere ver que muchas veces ese dinero se utiliza mal, se invierte mal, y acaba generando problemas. Problemas que se agravan cuando el dinero sale y sobre todo cuando sale de forma precipitada, pero que se han generado en la fase previa, cuando el dinero estaba entrando.

Por eso, a nuestro juicio, es muy desenfocado echar la "culpa" de las actuales turbulencias al ""tapering"" de la Fed. Hay que pensar, más bien, en que algunos de los problemas de fondo de la crisis de 2008 siguen ahí, como por ejemplo, los elevados niveles de deuda o los desequilibrios de algunas economías, que incluso han ido a más, como sucede con el déficit publico en algunos países desarrollados. Querer arreglar esto inyectando más dinero es, ciertamente, inédito y novedoso, pero no por ello infalible, más bien todo lo contrario.

Las nuevas previsiones de crecimiento del FMI, que se han recibido oficialmente con gran euforia, hablan de un crecimiento algo superior, pero todavía pobre. Por ejemplo, para España, se prevé un crecimiento del PIB del 0,6% este año 2014 y del 0,8% en el 2015 y la previsión de crecimiento en la zona euro es del 1% para este año, tan solo una décima más que en la previsión anterior. En suma un crecimiento débil que no aleja los temores.

Tal vez por ello la directora del FMI, Christine Lagarde, ha recordado esta semana una vez más en el foro de Davos que la amenaza de la deflación sigue muy viva en la zona euro, y el ex consejero del BCE Axel Weber ha dicho, también en Davos, que ""no hay razones para el optimismo con la recuperación europea"" y que "Europa se siente mejor de lo que está". El presidente del BCE, Mario Draghi, se ha mostrado aparentemente confiado en que no habrá deflación, pero lo cierto es que a la vez se ha esforzado en aclarar que el BCE está "preparado para actuar" si las cosas se ponen peor, es decir, si llega la deflación.

Iguales dudas surgen en Japón, por más que hayamos visto esta semana a Shinzo Abe organizando una gran "mise en escéne" en Davos para asegurar que su política va a funcionar. Los datos indican que la inflación sube por el lado malo, el de la subida del petróleo importado, y a la vez el superávit de la balanza comercial no llega. En cuanto a la tercera pata, Estados Unidos, hay que dar un voto de confianza a su reactivación, pero los datos siguen sin ser concluyentes.

Así las cosas, esta semana vamos a seguir teniendo resultados empresariales (Apple, Google, Amazon, Deutsche Bank, Santander o BBVA son algunos de los nombres que reportan sus cifras) tras un inicio poco prometedor de la temporada de resultados en la zona euro ("profit warnings" de Royal Dutch Shell, Unilever, Deutsche Bank o Alstom) y un panorama mixto de resultados en las empresas americanas. Vamos a seguir viendo también datos económicos (PIB americano del cuarto trimestre, índice Case Shiller de inmuebles, confianza del consumidor de Michigan,...)

Pero la atención va a estar, de nuevo, en la reunión y en el comunicado posterior de la Fed del miércoles. Es la última reunión para Bernanke, que deja la Fed el próximo viernes, y se ha rumoreado que la Fed podría anunciar otro recorte en sus inyecciones mensuales. Sin embargo, con la actual turbulencia de los mercados y con la crisis de emergentes abierta lo normal es que la Fed no toque nada y, en todo caso, se dedique más bien a garantizar su ayuda monetaria en el caso de que las cosas se vuelvan a poner feas.

Si miramos a los mercados de bonos, con los tipos de largo plazo de nuevo bajando (bund al 1,66%, T bond al 2,72%) lo que parece es que el riesgo que hoy vuelve a inquietar a los inversores es el de la debilidad económica o incluso la deflación, un escenario que parece insólito tras la agresiva actuación de los Bancos Centrales de los últimos años, pero cuya posibilidad no acaba de alejarse del todo de la escena.

Tras un inicio de año realmente movido, todas las grandes Bolsas acumulan pérdidas, y algunos indicadores técnicos están amenazando rupturas a la baja, como el S&P 500, que está rompiendo a la baja su media de cincuenta sesiones. Como decíamos la semana pasada, hay mucha inercia alcista y los Bancos Centrales están muy comprometidos con el éxito de sus políticas no convencionales, por tanto lo normal sería ver una cierta estabilización de los mercados.

Pero la brusca caída del jueves y del viernes puede estar indicándonos algo más, puede estar indicando una cierta quiebra de la hasta ahora ciega confianza de los inversores en las políticas practicadas por los Bancos Centrales en los últimos años. Lo que hagan las Bolsas en las próximas sesiones confirmará o no esta posibilidad, que sería una completa novedad respecto a la complacencia inversora de los últimos dieciocho meses.




Presidente de Renta 4 Banco

 

miércoles, 8 de enero de 2014

Habrá correcciones significativas


Durante 2013 hemos asistido a subidas muy relevantes en las principales bolsas mundiales. En general, los inversores son muy optimistas con el comportamiento de las bolsas para el 2014, y aunque es cierto que no se vislumbran claros riesgos que sirvan de catalizador para correcciones significativas, el sentimiento de los inversores está lindando la euforia y complacencia.

¿Qué significa complacencia desde un punto de vista de mercado? Los inversores ven la botella medio llena y no medio vacía, no ven riesgos, la volatilidad está muy cerca de mínimos, las alternativas a la inversión en renta variable a penas obtiene retornos mínimamente razonables, por lo que solo parece que hay un camino: comprar riesgo y comprar bolsa.

Este entorno de tranquilidad y certidumbre, suele ser preludio de momentos de mayor volatilidad y correcciones más o menos significativas, aunque sean en periodos cortos de tiempo y se recupere rápidamente.

Es difícil que todos acertemos y realmente existe casi una misma opinión en el camino a seguir por las bolsas en 2014: continuidad alcista.

Los mercados estadounidenses se enfrentarían a su 4º año de subidas de doble dígito de los últimos 5 años, en los que el S&P 500 ha subido un 173% desde los mínimos de marzo de 2009. Este dato nos debe hacer reflexionar, que no será tan fácil que se repita un año como los pasados y que la única manera para lograr subidas de doble dígito en la bolsa estadounidense es que el crecimiento económico y los resultados empresariales, superen las ya de por sí optimistas expectativas.







En el caso de Europa no es tan diferente como parece. Es verdad que hay bolsas como la española y la italiana que teóricamente tienen más potencial por la lejanía de los niveles a los que cotizan de los máximos históricos a los que cotizan índices europeos como el alemán, suizo o inglés. Pero el Euro Stoxx 600 que engloba la mayor parte de las compañías relevantes de Europa, obtiene revalorizaciones muy significativas también. Subidas de doble dígito en 4 de los últimos 5 años y recuperación del 110% desde los mínimos de 2009.






Desde mi punto de vista, aunque sí que espero un buen comienzo de 2014 y que las valoraciones y el crecimiento económico lograrán justificar más alzas, no viviremos un año tan tranquilo como 2013 en el que apenas hemos tenido periodos de correcciones del 5%. Las bolsas han subido mucho y el mercado debe digerir todavía los últimos cambios monetarios, los últimos movimientos de las tires de la renta fija y la nueva distribución del crecimiento global, con menores crecimientos de los países emergentes y la expectativa de que Europa, EEUU y Japón lo compensarán.






Como siempre, la economía y sobre todo, los mercados, no son una ciencia exacta y es de esperar movimientos sorprendentes y poco previsibles. No dejarse llevar por las rentabilidades espectaculares de las bolsas el último año y componer una cartera equilibrada acorde con el riesgo que cada inversor esté dispuesto a asumir es prioritario para no llevarse sorpresas negativas en periodos en los que los mercados dejen a un lado la euforia que reina actualmente.



Gestor de fondos de Renta 4 Banco 

martes, 7 de enero de 2014

No se engañe, sin riesgo no hay rentabilidad


Los ahorradores e inversores más conservadores se enfrentan a un escenario de escasa rentabilidad para sus inversiones. Este escenario no es nuevo para la mayoría de inversores occidentales, pero sí lo es para los españoles, que a diferencia de cualquier otro mercado de nuestro entorno habían contando hasta ahora con una elevada remuneración en los depósitos bancarios pese a los bajos tipos de interés oficiales.

Con la rentabilidad del activo "sin riesgo", las Letras del Tesoro, por debajo del 1%, y el Euribor a un año en torno a 0,5%, no existe ningún activo financiero que reporte una rentabilidad superior a las mencionadas con liquidez y sin riesgos adicionales.

La mayoría de los inversores y ahorradores más conservadores, acostumbrados a rentabilidades muy por encima de la rentabilidad del activo libre de riesgo, gracias a los depósitos extratipados, no están ahora dispuestos a aceptar rentabilidades tan ínfimas.

Muchas entidades financieras, conscientes de esta situación, y ante las ansias de mayores rentabilidades por parte de ahorradores e inversores, han comenzado a lanzar productos denominados "de diseño", con aparente atractivo comercial pero que en ningún caso alteran el axioma: "a mayor rentabilidad esperada, mayor riesgo asumido".

Los productos elegidos por las entidades son diversos:

- Productos de rentabilidad garantizada pero de mayor plazo de vencimiento. A mayor plazo de inversión, mayor rentabilidad esperada. Los tipos de referencia varían entre el 0,8% de las letras del Tesoro a un año y el 3,9% de la rentabilidad de los bonos del Estado a 10 años. Si el producto en cuestión tiene cotización, su valoración podrá situarse por debajo del precio de emisión incurriendo, eventualmente, en pérdidas latentes durante la vida del producto. Para evitar dicha situación, muchos de los productos lanzados por los bancos no tienen liquidez, ni valoración durante su vida. "Ojos que no ven corazón que no siente". Para evitar el riesgo de valoración se obliga a incurrir en un riesgo de iliquidez.

- Productos con principal garantizado y con rentabilidad en función del comportamiento de determinadas acciones, índices bursátiles o cualquier otro indicador. Estos productos son estructuras consistentes en un bono con determinada rentabilidad fija, que garantiza el principal al vencimiento del producto y opciones financieras que se adquieren con cargo a los cupones. Con este tipo de productos el inversor renuncia a una reducida rentabilidad asegurada a cambio de una posible e incierta rentabilidad superior.

- Productos sin principal garantizado con rentabilidad vinculada a la evolución de acciones o índices. La rentabilidad objetivo puede estar predeterminada siempre que el activo de referencia se mantenga dentro de determinados rangos.

Todos estos productos están basados en bonos y opciones. Cuanto mayor sea el plazo de los bonos, mayor será la cantidad que se podrá dedicar a adquirir las opciones y, por tanto, mayor la posible rentabilidad ofrecida.

Del mismo modo, cuanto menor sea la calificación crediticia del emisor de los bonos, mayor la rentabilidad ofrecida por éstos y, por tanto, mayor la cantidad de opciones que se puede adquirir en la elaboración del producto. Si el activo de renta fija utilizado en la elaboración del producto fuese una Letra del Tesoro, la cantidad disponible para adquirir opciones y cargar comisiones será muy inferior que si se utilizara un pagaré de una empresa sin rating y con mayor riesgo.

Las comisiones implícitas de los anteriores productos comentados son totalmente opacas para los ahorradores e inversores.

En este entorno, los fondos de inversión son los únicos productos que combinan la mejor fiscalidad con liquidez inmediata gracias a su valor liquidativo diario y transparencia respecto a las comisiones cargadas, salvo en los fondos garantizados. Como contrapartida, dicha liquidez va a asociada a la inevitable oscilación del valor liquidativo.

Inevitablemente los ahorradores e inversores más conservadores se tendrán que ir adaptando al nuevo escenario de tipos: bien aceptando bajas rentabilidades o bien asumiendo mayores riesgos si desean mayores rentabilidades. No existen productos financieros buenos de por sí, sino productos adecuados o inadecuados para cada ahorrador o inversión. En cualquier caso no se engañe: sin asumir riesgo la rentabilidad obtenida estará muy por debajo de la lograda en los últimos años.




Director General de Renta 4 Banco 

lunes, 6 de enero de 2014

Doble test para los bancos centrales en el 2014


La preferencia de muchos inversores por la zona euro, a la que aludíamos en nuestro anterior comentario, y más en concreto la preferencia por los países periféricos de la zona y por España, ha tenido en las dos primeras sesiones del año una clara manifestación en el rally vivido por el bono del Tesoro español a diez años, cuyo tipo de interés ha bajado estos días del 4% por primera vez desde mayo de 2011. A la vez, la prima de riesgo ha bajado de los doscientos puntos, mientras el tipo del bono del Tesoro americano a diez años permanecía en niveles del 3% y el del bund alemán cerca del 2%. 

Este movimiento entra dentro del trasvase de dinero desde los activos "refugio" hacia los activos de mayor rentabilidad, pero también de mayor riesgo, trasvase que ha marcado todo el año 2013 y que no es sino la consecuencia más directa de las políticas de dinero abundante y tipos de interés cero de los Bancos Centrales. Desde esta perspectiva, las dos primeras sesiones de 2014 no deberían sorprender, ya que continúan la línea del 2013, y validan las decisiones coordinadas de los banqueros centrales encaminadas a forzar la inversión en activos de riesgo como forma de reactivar la economía global y crear empleo. En particular en la zona euro esas políticas tratan de desactivar, bajo la fórmula del "whatever it takes" de Draghi, los riesgos de ruptura del euro, que tanto inquietaron en 2011 y 2012 y que tan olvidados parecen hoy.

Sin embargo, ese apetito por el riesgo que hemos visto en los mercados de bonos estas dos primeras sesiones, con la apuesta de los inversores por bonos periféricos frente al bund o el T bond, no se ha trasladado a los mercados de acciones, que han tenido, al menos en lo que al Ibex se refiere, uno de los peores comienzos de los últimos años.

Esta disparidad nos remite a las diversas pruebas o test a los que las políticas de los Bancos Centrales se van a enfrentar este año. El primer test es el del crecimiento. La justificación conceptual de las llamadas "medidas monetarias no convencionales", entendiendo por tales la expansión sin precedentes de los balances de los Bancos Centrales, es decir, la impresión masiva de dinero, se basa en que esa liquidez extraordinaria va a conseguir generar crecimiento en la economía norteamericana y global. Las cifras de crecimiento del 2013 son débiles pero la gran expectativa es que en 2014 veamos ya cierta alegría. Si esto no sucede las políticas de los Bancos Centrales se pondrán en cuestión, pero evidentemente este no será el mayor de los problemas, en una situación en la que por ejemplo el Banco de Japón y el gobierno japonés han quemado las naves tras su famosa expansión monetaria "cualitativa". El mayor problema será la frustración de los agentes económicos y la falta de respuesta de los "policy makers", demoledora para la confianza, si esto llegase a suceder.

En definitiva 2014 debe ser el año de la vuelta al crecimiento, y será difícil mantener la incipiente confianza que se ha generado en los agentes económicos si no se ven datos de crecimiento y de empleo que muestren mejoras consistentes.

El segundo test para los Bancos Centrales se producirá precisamente si llega el crecimiento, ya que en ese caso deben empezar a funcionar las estrategias de "salida". Esas estrategias perseguirán reducir la liquidez inyectada al sistema procurando a la vez mantener los tipos de interés en niveles bajos, conforme a la promesa hecha por la Fed y reiterada por Bernanke la semana pasada, de que reducir la liquidez no supondrá pasar a una política monetaria restrictiva (tapering is not tightening). La dificultad de mantener los tipos en un nivel moderado si de verdad hay despegue de la economía y si además se empieza a retirar la liquidez extra es muy grande y desde luego la nueva presidenta de la Fed, Janet Yellen, deberá hacer gala de toda su capacidad para conseguirlo. Es sabido que en general los alpinistas consideran más peligrosa la bajada que la subida.

En la zona euro, el BCE tendrá también una tarea difícil para prolongar la extraordinaria calma que vive la zona euro, sobre todo si no llega el ansiado crecimiento de la economía. Si el crecimiento llega, el BCE no tiene un problema de "tapering" similar al de la Fed, al no haber practicado políticas de expansión cuantitativa (QE), pero si persiste el estancamiento el BCE deberá plantearse el paso a la compra de activos contra su balance (QE), un paso nada fácil dada la posición de Alemania, si bien en nuestra opinión Alemania terminará por aceptarlo, ante la ausencia de alternativas. 

Junto a los dos test anteriores, hay un tercer test para los banqueros centrales, que tal vez sea el más delicado, y que en cierto modo va implícito en los dos ya comentados. Se trata de la supuesta "infalibilidad" de los Bancos Centrales. Hace pocas semanas, al presentar su nuevo libro, el ex presidente de la Fed, Alan Greenspan reconoció que la Fed no tenía certeza del terreno que pisaba cuando en 2006 y 2007 puso en marcha las políticas monetarias que según muchos analistas provocaron o al menos amplificaron la crisis financiera global. Era un reconocimiento sincero, pero lamentablemente tardío. 

Los hoy presidentes de los Bancos Centrales nos dicen todo lo contrario, nos dicen que saben perfectamente lo que hay que hacer y que no tienen ninguna duda de que sus decisiones van a funcionar. Bernanke, como gran experto en la Gran Depresión de los años treinta del pasado siglo, ha alardeado en numerosas ocasiones de haber aprendido la lección y de saber cómo reactivar la economía, y Janet Yellen ha dicho públicamente que hoy los ciudadanos pueden dormir tranquilos porque los responsables de las políticas económicas tienen las herramientas necesarias para resolver los problemas. En Japón, Shinzo Abe y Kuroda se muestran tan seguros del éxito de sus recetas que la pregunta es por qué se ha tardado veintitrés años en aplicarlas. En la zona euro Draghi fue quien en julio de 2012 acuñó la frase del "whatever it takes" dando a entender que los Bancos Centrales pueden conseguir lo que se propongan. 

Al empezar el 2014 el mundo entero confía ciegamente en los Bancos Centrales y en el acierto de sus políticas. Esto hace especialmente relevante que de verdad esas políticas funcionen y que los test a los que hemos aludido sean superados con éxito. Desde luego el escenario central de los mercados es que así va a ser.

Esta semana veremos como el Senado americano da su aprobación final a Janet Yellen, y asistiremos a varios discursos de miembros del Consejo de la Fed, además de conocer las actas de la última reunión. El dato económico esencial será el informe de empleo americano de diciembre, que se publicará el viernes próximo y que se espera bueno. Pero hay también otros datos relevantes como el ISM de servicios de la economía norteamericana, y diversos PMI en Europa y en China. Hay también reunión, el jueves, del BCE y del Banco de Inglaterra.

Tras la ligera corrección del primer día del año, parcialmente compensada en la sesión del viernes, en nuestra opinión las Bolsas van a seguir al dictado de los Bancos Centrales y por tanto los discursos de los miembros de la Fed y los mensajes de Draghi el jueves tras la reunión del BCE serán probablemente los que marquen la tendencia de unas Bolsas que quieren seguir subiendo, pero que en algún momento deberán ver ajustes.



Presidente de Renta 4 Banco 

El gráfico semanal: Sprott Physical Gold Trust


La semana pasada nos fijábamos en la eléctrica alemana RWE, el valor que más ha bajado en 2013 dentro del Eurostoxx, para seguir la regla conocida como "dogs of Dow" (perros del Dow), invirtiendo en la acción que más ha caído en un ejercicio confiando en que tenga, sin embargo, un buen comportamiento en el ejercicio siguiente. Si aplicamos este mismo enfoque al conjunto de los activos, no cabe duda de que uno de los candidatos a ser "dog" es el oro. 

Con su caída de cerca del 30% en 2013, el oro ha sido una inversión decepcionante para sus titulares, en un año en general malo para los activos "refugio" y bueno, por el contrario, para los activos de riesgo.

En nuestro Gráfico semanal del pasado uno de julio de 2013 recomendábamos comprar futuros de oro o bien opciones call de oro en niveles de 1200 dólares la onza. La recomendación fue acertada ya que desde los niveles de 1200 de principios de julio, los futuros del oro remontaron hasta casi 1400 a fines de septiembre, un 15% en dos meses.

Pero tras la renovada promesa de los Bancos Centrales de mantener sus inyecciones de liquidez y a la vista de que la inflación se mantiene muy baja en las principales economías desarrolladas, siendo más bien la amenaza la deflación, los futuros del oro han vuelto a bajar en diciembre hasta los 1200 dólares, si bien los últimos días han repuntado.

Es verdad que sobre el papel todo apunta a que 2014 será una repetición de 2013, con los Bancos Centrales inyectando liquidez generosamente, pero si realmente empieza el crecimiento económico en serio, será difícil que no surjan los temores de inflación, y en ese caso el oro volverá a brillar de nuevo. 

Por eso, y por su papel de activo refugio en caso de turbulencias de otro tipo, en el nivel actual nos parece que puede ser una buena idea, al menos para diversificar, tomar posiciones en oro y lo haríamos, esta vez, por la vía del Sprott Physical Gold Trust, Trust cotizado en Bolsa y que invierte directamente en lingotes de oro físico.

En los niveles de 10,24 dólares a los que cerró el pasado viernes, estamos comprando, tal y como se ve en el Gráfico, en la zona de precios mínimos de los últimos cinco años, lo que siempre es un incentivo adicional. 

Le recordamos que en nuestra página web puede Usted operar en todos los mercados nacionales e internacionales, tanto en los mercados de contado como en derivados, opciones y futuros, en las mejores condiciones y en tiempo real.









Por Renta 4 Banco

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