lunes, 30 de septiembre de 2013

Consecuencias de la 'QE indefinida'


Transcurrida ya una semana y media desde que la FED sorprendiera a los mercados al anunciar que no va a recortar, de momento, el volumen de las inyecciones de liquidez establecido desde el pasado octubre en ochenta y cinco mil millones de dólares mensuales, es interesante analizar las consecuencias que derivarían de un eventual mantenimiento sine die por parte de la FED de la llamada expansión cuantitativa (QE).

Sobre todo, porque el efecto de la decisión de la FED se ha difuminado muy rápidamente (en la semana el Dow Jones cayó un 1,2%, el S&P 500 bajó el 1%, y el Eurostoxx 50 recortó un 0,2%) y tampoco ha servido de mucho el que Draghi alimentase el pasado lunes las expectativas de una próxima segunda ronda de LTRO, que es la "expansión cuantitativa" europea.

El escenario de "continuidad ilimitada" de las políticas no convencionales es uno de los tres escenarios posibles a los que aludíamos en nuestro comentario de hace siete días, y, aunque en principio parezca un escenario poco probable, ya que supone pensar en unos Bancos Centrales totalmente alejados de la ortodoxia monetaria, la realidad es que, como también decíamos hace siete días, quitar las dosis de droga monetaria va a ser muy difícil y va a dar mucho miedo a unos banqueros centrales acostumbrados al aplauso de los mercados.

Hasta el momento los análisis se han centrado en considerar los peligros y las consecuencias de una retirada gradual de liquidez por los Bancos Centrales (tapering) pero no se ha profundizado en qué es lo que pasaría si se mantienen de forma indefinida las inyecciones.

Sin embargo, los últimos datos nos deberían llevar a analizar este escenario de continuidad de la QE. Hemos visto, a lo largo de agosto y septiembre, datos económicos que muestran una economía débil. El propio Bernanke, el 18 de septiembre, cuando explicó por qué la FED no iba todavía a retirar liquidez, lo hizo basándose en la debilidad de la economía y extendió su argumento incluso a las economías emergentes, aludiendo a su fragilidad y a las turbulencias que podría causar en esas economías emergentes el tapering.

Es llamativo que esto se diga un año después, y casi un billón (trillion) de dólares después, de que la FED lanzase su tercera fase de expansión cuantitativa, la QE3, ya que precisamente esta tercera fase era la que, en teoría, debería haber generado crecimiento económico. Pues bien, un año después el crecimiento sigue débil y la pregunta es si hace falta más dosis de la misma medicina o si hay que cambiar la medicina.

Una parte del dinero inyectado por la FED ha ido a las economías emergentes, subiendo sus costes y bajando su competitividad, con lo que ahora exportan menos y, además, se ven sometidas al riesgo de una salida desordenada de capitales. Eso lleva a las economías afectadas a comprar menos bonos soberanos de los países avanzados, entre ellos EEUU, lo que provoca subidas de tipos largos de los bonos, incluso sin que la FED empiece a quitar liquidez del mercado y sin que haya inflación.

En definitiva, la QE indefinida crea riesgos iguales o mayores a los de la retirada de la liquidez extra, sobre todo por la vía de los desajustes que puede provocar en las economías emergentes, que se agravan si esa QE indefinida no consigue estimular el crecimiento de las economías desarrolladas. Es obvio que incluso con nuevas e ilimitadas inyecciones de liquidez, la Bolsa y los bonos acabarían acusando un escenario de estancamiento global y crisis de los emergentes con ajustes y recortes de cierta consideración.

Si miramos lo que ha sucedido en las últimas semanas (tipos del bund y del T bond al alza, crecimiento débil en economías desarrolladas y emergentes, inflación a la baja), podemos ver que el escenario oficial según el cual más QE equivale a un mayor crecimiento económico, y por tanto genera el circulo virtuoso de salida de la crisis, no es el único posible.

Al finalizar septiembre, el S&P sigue por debajo de los 1700 puntos, aunque apoyado por la FED ha conseguido estar una buena parte de septiembre por encima de ese nivel. Los tipos de los grandes bonos, el T bond y el bund, han cedido algo, tras tocar respectivamente el 3% y el 2% en las últimas semanas. El oro se mantiene por encima de 1300, y el dólar en torno a los 1,35 dólares / euro. Una vez más, una decisión audaz de la FED, la que tomó el 18 de septiembre de no recortar las inyecciones mensuales de liquidez, ha conseguido que las Bolsas se mantengan, los tipos de los bonos no suban, y la calma impere en los mercados.

Pero la pregunta que los mercados pueden empezar a hacerse este otoño es si la QE va a generar finalmente crecimiento o si, por el contrario, mantener la QE se va a convertir en un nuevo factor de incertidumbre y de turbulencias.

Todo esto empezará a verse ya al comenzar octubre, un octubre que llega lleno de datos en su primera semana. En Estados Unidos tenemos los ISM de manufacturas y servicios y el informe de empleo americano en septiembre, que, como siempre, se publicará el viernes. En la zona euro, además de publicarse los PMI, hay reunión el jueves del BCE, donde Draghi podrá alimentar o enfriar las expectativas de un nuevo LTRO y hay, además, importantes desarrollos en Italia, donde la situación procesal de Berlusconi puede poner fin al Gobierno de Letta.

Todo ello con el telón de fondo de las decisiones sobre el presupuesto y sobre el techo de deuda que debe adoptar el Congreso americano, que incluso podrían dar lugar a un cierre temporal de servicios públicos si no hay dinero para pagarlos.

Todos estos temas van a concentrar la atención de los inversores a corto plazo, pero a nuestro juicio el verdadero tema de fondo para el otoño es si la "QE indefinida" por la que parecen apostar los banqueros centrales va a dar lugar a crecimiento o más bien por el contrario va a terminar provocando a ajustes serios de los mercados. 





Presidente de Renta 4 Banco 

El gráfico semanal: futuros del Eurostoxx y del S&P en los últimos seis meses


La posición que sugeríamos la pasada semana, compradora sobre el bund y vendedora sobre el Dax, para tratar de aprovechar la divergencia creada en la evolución de ambos indicadores, ha resultado acertada, ya que el Dax ha recortado un 0,16% en la semana, en tanto que los futuros del bund han subido con fuerza, desde los poco más de 138 puntos a los que empezaron la semana hasta los 140,36 a los que cerraron el viernes pasado.

Hoy vamos a fijarnos en otro gráfico comparativo de dos índices, en esta ocasión el Eurostoxx 50 y el S&P 500. Y vamos a ver cómo se han comportado en los últimos seis meses, que es justo el periodo en el que la FED primero insinuó, en mayo, que iba a empezar a reducir las inyecciones de liquidez y luego, el pasado 18 de septiembre, dijo que de momento iba a mantenerlas íntegras.

Tal y como se ve en el Gráfico, lo curioso es que esas decisiones de la máxima autoridad monetaria americana tuvieron mayor efecto sobre el Eurostoxx que sobre el S&P. Es decir, el índice europeo se vio impactado en mayor medida que el índice americano por decisiones tomadas al otro lado del Atlántico. Vemos por ejemplo como en junio, tras el terremoto creado por la FED al anunciar el "tapering" el Eurostoxx cayó bastante más que el S&P. Luego, en julio y en la primera quincena de agosto, el Eurostoxx recuperó con más fuerza que el S&P, hasta llegar a tocarlo. La turbulencia de fin de agosto, provocada por el presunto ataque a Siria, pero también por el temor a que la FED comenzase el "tapering", de nuevo afectó más al Eurostoxx que al S&P, y, sin embargo, ya en septiembre, la decisión de la FED de no recortar los estímulos ha hecho subir más al Eurostoxx que al S&P.

Al final la idea que nos transmite el Gráfico es la de una mayor volatilidad de las Bolsas europeas, lo cual ya sucedió, de forma clara, en el agosto y septiembre de 2011. Aquel verano las Bolsas europeas sufrieron muchísimo más que las americanas, bien es verdad que entonces la tormenta estaba muy centrada en Europa y en particular en los bonos periféricos. Y luego la recuperación de las plazas europeas fue también más intensa hasta fin de año.

A las puertas de acontecimientos importantes tanto en Europa (inestabilidad política en Italia, nuevo Gobierno alemán, decisión del Tribunal Constitucional alemán sobre el MEDE...) como en Estados Unidos (aprobación del presupuesto y del techo de deuda, posible cierre de oficinas públicas si no hay presupuesto, posible tapering de la FED...) es difícil en el corto plazo apostar por una dirección u otra de los mercados. Pero, a la vista del Gráfico, tal vez una buena idea es la de comprar opciones put del S&P a precio de ejercicio similar al de hoy (at the money) y a plazo medio, por ejemplo a tres o seis meses, y simultáneamente vender esas mismas opciones put sobre el Eurostoxx pero a un precio de ejercicio menor (out of the money) y a plazo más corto, en vencimientos semanales, de forma que podamos ir renovando y adaptando la posición según se mueva el mercado. Podríamos incluso completar la posición, si bien tomando más riesgo, vendiendo opciones call también semanales, sobre el Eurostoxx muy fuera del dinero, de forma que vayan perdiendo valor muy rápidamente y podamos también ir renovándolas y adaptándolas.


Le recordamos que en nuestra página web puede Usted comprar y vender la más amplia gama de valores, índices y derivados nacionales e internacionales, incluidas las opciones semanales sobre el Dax y el Eurostoxx, en las mejores condiciones y en tiempo real, en los principales mercados del mundo.

GRÁFICO COMPARATIVO DE LOS FUTUROS DEL EUROSTOXX Y DEL S&P DE LOS SEIS ÚLTIMOS MESES 








Por Renta 4 Banco 

Merkel y el fin de la crisis del euro


Buenas noticias: la situación económica es sensiblemente mejor que la existente hace apenas un año. Ello no significa, en absoluto, que no sigan existiendo serios problemas como los elevados niveles de deuda que merman el crecimiento económico, o la dificultad de crecer a ritmos suficientes como para crear empleo de forma significativa.

La crisis del euro alcanzó su cénit en verano de 2012, cuando la prima de riesgo del bono español alcanzó los 600 puntos básicos, nivel insostenible a medio plazo. Sólo la intervención del Banco Central Europeo (BCE), primero a través de las declaraciones de su presidente garantizando las medidas necesarias para preservar el euro (whatever it takes) y, posteriormente mediante la aprobación del programa OMT de compra de bonos de los países que lo solicitaran, sin límite en cuantía ni en tiempo, ha logrado disipar las dudas de los mercados financieros sobre la irreversibilidad del euro.

La certeza de contar con el respaldo del BCE en caso de dificultades, ha permitido que el Estado se financie sin problemas, con elevada demanda en todas sus emisiones y reduciendo los costes de emisión, aun a costa de un incremento del nivel de deuda. Las grandes empresas y los bancos también han podido financiarse en el mercado de bonos, no así las empresas no cotizadas, PYMES, autónomos y particulares.

El resultado de las elecciones alemanas supone un espaldarazo al euro y a su irreversibilidad. Los partidos menos proeuropeos como los liberales, o incluso los declarados antieuropeos, no han logrado ni siquiera acceder al parlamento. Alemania ha votado a favor del euro, pero del euro "a la alemana", tal y como lo ha defendido Merkel durante los últimos años. No es previsible un cambio de actitud de las autoridades alemanas respecto a la forma de entender los avances hacia la mayor integración en la Eurozona.

Una vez despejada la duda, si es que alguien la tenía, sobre el compromiso de Alemania con el futuro del euro, conviene recordar que el país germano es el principal financiador de los demás socios del euro. La posición acreedora alemana dentro del sistema de pagos intraeuro (Target2) es de €575 mil millones, siendo España e Italia los principales países deudores con €282 mil millones y €234 mil millones respectivamente. En julio de 2012 el nivel acreedor de Alemania superó los €700 mil millones, momento en el que el BUNDESBANK dio la voz de alarma. Los activos alemanes han actuado como refugio en los momentos de mayor tensión del euro. La presión compradora sobre el bund alemán llego a situar su tipo de interés en el 1,16%. La reducción de la prima de riesgo por una elevación de los tipos del bund refleja una menor necesidad de búsqueda de refugio en el bono alemán, y una mayor confianza en el euro.

Los avances en la Unión Bancaria Europea, impensables hace apenas un año, reflejan la postura alemana: mayor integración pero con condiciones. Durante el próximo año el BCE pasará a supervisar todas las entidades europeas de más de €30 mil millones de balance o que hayan recibido ayudas públicas. En el caso español supone que el 90% de nuestro sistema bancario pasará a ser supervisado por el BCE. Queda pendiente de aprobación la Directiva de resolución y rescate de entidades de crédito, que regulará la forma de proceder ante la necesidad de capital por parte de un banco. La posición alemana es clara: primero deberán aportar recursos los acreedores del banco, incluso los depositantes por encima de € 100.000; posteriormente será el propio Estado afectado quien deberá aportar recursos a dicha entidad; sólo en última instancia y tras haber recapitalizado al banco en cuestión con las medidas anteriores, se podrá acceder a fondos públicos europeos. Las reticencias por parte de Alemania a la constitución de un Fondo de Garantía de Depósitos europeo son manifiestas, y no es previsible que esté en marcha en un horizonte cercano.

Pese a la relajación del calendario para que los países bajo "Procedimiento de Déficit Excesivo" reconduzcan sus déficits por debajo del 3%, la posición alemana no ha variado: es imprescindible reconducir los niveles de déficit y realizar reformas que permitan recuperar tasas de crecimiento. La austeridad, entendida como menor nivel de déficit público, está aquí para quedarse.

Los mercados financieros no son insensibles a las mejoras acontecidas: las bolsas europeas se sitúan en máximos de los dos últimos años; la bolsa alemana alcanza máximos históricos; y el euro muestra una fortaleza sorprendente. Ahora bien, todavía quedan muchas cuestiones por afrontar en Europa que podrían ocasionar nuevos episodios de volatilidad: nuevos test de estrés de la banca; cómo afrontar la necesidad de nuevos rescates a Portugal y Grecia; o la posibilidad de aplicar quitas o esperas a los bonistas públicos o privados.





Director General de Renta 4 Banco 

lunes, 23 de septiembre de 2013

El BCE ante la nueva dosis de la FED


La decisión de la FED de aplazar sine die el proceso de retirada gradual de las políticas de inyección de liquidez, ha sido, sin duda, la gran noticia de la tercera semana de septiembre, y suscita varias consideraciones de interés para la economía, para los inversores y para los mercados.

La primera es que, si miramos la evolución de los mercados, podemos pensar que la decisión no ha sido tan "sorprendente" como se ha querido hacer ver. Desde principios de septiembre las Bolsas, con sus subidas espectaculares, ya estaban descontando esa decisión, luego la aparente "sorpresa" ya estaba al menos parcialmente incorporada a los precios ex ante. Lo cual, de ser así, resta potencial a su impacto adicional. De hecho, la subida semanal del Dow Jones se ha limitado al 0,5% y la del S&P ha sido solo del 1,3%.

Es verdad que la decisión de la FED de no reducir aún las inyecciones se ha recibido con mayor euforia en algunas Bolsas emergentes ( Turquía + 8,7% en la semana, Tailandia +6%) e incluso en las europeas ( Ibex 35 +2,6%, Eurostoxx 50 y Dax +2%) pero lo que indica esto es que parte del dinero que inyecta la FED se va fuera de Estados Unidos, igual que sucede con una parte del dinero que inyecta el Banco de Japón, que se invierte fuera de Japón.

La segunda reflexión es la dificultad de quitar la droga una vez que se llevan tres años dándola y más aún cuando hace un año, en octubre de 2012, se decidió subir la dosis. No es fácil ahora rebajarla. Algunos piensan que la decisión del pasado miércoles de la FED es la primera decisión tomada por la futura presidenta Janet Yellen, que tiene fama de apostar al máximo por la medicina monetaria y no por el saliente Bernanke, quien según esta versión estaba bastante decidido a rebajar las inyecciones mensuales. Sea cierto o no que Yellen ha estado detrás de la decisión, lo que es seguro es que quitar las dosis no va a ser fácil.

Al hilo de esta segunda reflexión surge la duda de si habrá algún momento "bueno" para retirar la liquidez. Y la respuesta en nuestra opinión es que no, es decir, que siempre será duro y costoso retirar los estímulos monetarios.

La tercera reflexión es el impacto que va a tener la decisión de la FED en el BCE, sobre todo después de las elecciones alemanas.

Podemos pensar en tres escenarios. El primero es que el BCE se lance a la expansión cuantitativa, lo cual debería ser tolerado por Alemania, suponiendo que tras las elecciones el nuevo Gobierno alemán presidido por Merkel se vuelva más flexible en términos de inflación y de ayudas.

El segundo escenario es que la FED rectifique en octubre y empiece la reducción de liquidez (tapering). Esta opción es la que parecen estar descontando las Bolsas en la sesión del último viernes y también el oro, que se disparó al alza tras la decisión del miércoles, pero que al cierre del pasado viernes había perdido toda la subida previa.

El tercer escenario sería el de continuidad, más de lo mismo. Es decir, la FED sigue en lo suyo, inyectando dinero, y el BCE sigue también en lo suyo, suministrando liquidez a los Bancos e interviniendo in extremis cada vez que haya que salvar al euro. La pregunta es cómo reaccionarán las Bolsas en este escenario.

También podemos pensar, y esta es una cuarta reflexión, en la actuación de los demás Bancos Centrales, sobre todo los emergentes. Esta semana hemos visto como el Bank of India y su nuevo Gobernador, el prestigioso economista Raghuram Rajan, han decidido subir los tipos de interés. Si los demás Bancos Centrales no siguen a la FED y al Banco de Japón estaríamos en un mundo con distintas velocidades monetarias, con la duda final de a quién le va a ir bien y a quién mal. Es decir, la guerra de divisas no necesariamente la van a ganar quienes debiliten su divisa, como seguramente veamos pronto en Japón.

En definitiva, la actuación de la FED pone encima de la mesa nuevos interrogantes, y nos hace preguntarnos si la medicina es adecuada, ya que tras otro billón (trillion estadounidense) de dólares que desde octubre pasado ha inyectado la FED, Bernanke se ve obligado a reconocer que la economía no arranca.

Iremos viendo estos temas a lo largo del último trimestre, pero esta semana la atención la centrarán las discusiones presupuestarias en EEUU, y algunos datos como el índice de confianza del consumidor americano medido por la Universidad de Michigan y también el medido por la Conference Board, así como la revisión del PIB de EEUU del segundo trimestre y algunos resultados empresariales como los de Nike, que ahora ya forma parte del Dow.

Adivinar la evolución de las Bolsas en un mercado tan intervenido nos parece misión imposible, pero sí podemos hacer algunas reflexiones a medio plazo.

El S&P ha roto de nuevo máximos históricos la semana pasada tras la decisión de la FED. El viernes, en la sesión de cierre semanal, tras un recorte importante en el día, el S&P mantuvo al cierre el nivel de los 1700 puntos, bien es verdad que por muy poco. Animados por la ruptura de los máximos históricos y por el confort que proporciona el saber que la FED seguirá suministrando nuevas dosis de forma generosa, algunos gestores creen que estamos al inicio de un ciclo alcista de largo plazo. Puede ser, pero por nuestra parte, y aun a riesgo de equivocarnos, seguimos pensando más, para los próximos años, en un mercado de rangos y lleno de volatilidad que en un mercado en tendencia alcista larga, aun dando por sentado que los Bancos Centrales, incluido el BCE, harán todo lo que entiendan como necesario para tratar de estimular una economía débil que sigue arrastrando el peso de una deuda excesiva





Presidente de Renta 4 Banco 

El gráfico semanal: futuros del Dax vs futuros del Bund los últimos seis meses


La posición vendedora que tomábamos la semana pasada sobre el T bond, en base a la posibilidad de que la FED iniciase la reducción de sus inyecciones monetarias mensuales, ha resistido relativamente bien la "sorpresa" de que la FED decidiese, contra pronóstico, mantener intacto el volumen de compras de bonos en 85.000 millones de dólares al mes.

El tipo del T bond, que el viernes 13 de septiembre estaba en 2,88%, cerraba el pasado viernes 20 en un tipo del 2,73% habiendo por tanto subido muy poco el precio en la semana, pese a la decisión de la FED. Mantendríamos esa posición vendedora sobre el T bond, ya que pensamos que tarde o temprano la FED deberá abordar la incómoda decisión de retirar la liquidez extra del mercado.

Hoy, en una semana que se inicia con la gran victoria de Angela Merkel en las elecciones alemanas, vamos a fijarnos en los dos indicadores alemanes que más impacto global tienen, el Dax y el Bund, y vamos a comparar la evolución de ambos en los últimos meses.

Lo normal es que cuando sube el bund suba también la Bolsa, es decir, el Dax, ya que al subir el precio del bund los tipos de interés bajan, y esto hace subir la valoración de las acciones al resultar esta valoración del descuento de sus beneficios futuros a un tipo de interés vinculado al del activo sin riesgo, el bund. Por tanto, al bajar el tipo de interés resulta una mayor valoración.

Tal y como se ve en el Gráfico, el Dax subió en la primera quincena de mayo pese a empezar a subir también el tipo de interés del bund, pero la corrección bursátil de la segunda quincena de mayo y de junio hizo confluir de nuevo las líneas del bund y del Dax, como era lógico. Sin embargo, a partir de julio, y de forma muy evidente en septiembre, los precios del bund y del Dax han vuelto a divergir de manera muy llamativa. Lo que quiere decir que pese a subir el tipo de interés del bund, la Bolsa alemana sigue subiendo sin importarle nada los tipos.

Una posible interpretación de esta llamativa divergencia es que el Dax, igual que otros índices de Bolsa, está más vinculado a las decisiones sobre inyecciones monetarias de la FED que a los tipos de interés de su bono de referencia, en este caso el bund. Así, en la segunda quincena de mayo, cuando la FED insinuó que podría empezara retirar liquidez del mercado, el Dax lo acusó con recortes más intensos que los del bund, que fueron moderados. Sin embargo en septiembre, al anticipar el mercado, y luego confirmarse el pasado miércoles 18, que la FED de momento no va a retirar liquidez, el Dax está subiendo, pese a que el tipo del bund ha llegado a superar el 2% y el pasado viernes cerró en el 1,94%.

En nuestra opinión, los futuros del bund y del Dax volverán a confluir, tal y como lo hicieron en junio, y por ello sugeriríamos una posición compradora sobre el bund y vendedora sobre el Dax para tratar de aprovechar la actual divergencia.

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GRÁFICO COMPARATIVO DE LOS FUTUROS DEL DAX Y DEL BUND DE LOS SEIS ÚLTIMOS MESES








Por Renta 4 Banco 

lunes, 16 de septiembre de 2013

El S&P espera a la FED cerca de máximos


El inesperado y magnífico dato de producción industrial en China en agosto y la marcha atrás dada por Obama en su decisión de atacar Siria, han determinado una nueva semana alcista en las Bolsas, continuando el buen tono del inicio de septiembre. Así, el S&P ha subido un 2% en la semana, el Dow un 3%, el Dax un 2,8% , el Eurostoxx un 2,3% y nuestro Ibex un 3,3% , acumulando ya nuestro selectivo una subida en las dos primeras semanas de septiembre cercana al 8%. La subida de algunas Bolsas emergentes ha sido incluso mayor, con Indonesia subiendo un 7,5% en la semana, Turquía un 6,5% y el Shanghai Composite un 4,5%.

Posiblemente en una parte estas subidas tienen mucho que ver con el cierre de posiciones cortas que se habían estructurado bajo la hipótesis de un ataque a Siria. Aplazado sine die el ataque, los cortos se han visto obligados a cerrar sus posiciones de forma desordenada. Pero, más allá de este efecto, y sea cual sea su importancia, no deja de ser sorprendente la fortaleza de las Bolsas, y, en particular, de las Bolsas americanas, que vuelven a estar casi en máximos históricos.

Ni siquiera los malos datos económicos en EEUU han atenuado esa fortaleza, más bien ha sucedido lo contrario. El mal dato de ventas minoristas de agosto y el mal dato de confianza del consumidor americano de la Universidad de Michigan, publicados ambos en la jornada de cierre semanal del viernes, fueron interpretados positivamente al considerar los inversores que la FED puede retrasar la retirada de estímulos (tapering) a la vista de esos datos. Algo parecido a lo que pasó el viernes anterior con la segunda lectura del mal dato de empleo en agosto.

Precisamente esta reacción de las Bolsas a las señales de debilidad de la economía norteamericana ha determinado que el S&P esté de nuevo cerca de los 1700 puntos, muy cerca de sus máximos históricos de todos los tiempos. En este sentido, la FED va a tener que tomar su decisión de rebajar en diez o quince mil millones de dólares mensuales sus compras de activos en un entorno cómodo, ya que no hay presión de los mercados.

La pregunta es, más bien, si los mercados, sobre todo los de bonos, han descontado ya la decisión de la FED de reducir las compras de bonos en diez mil o quince mil millones de dólares al mes. Es decir, si el bono del Tesoro americano a diez años, el T bond, ha descontado ya en el tipo del 3% el llamado "tapering". No está claro que lo haya hecho. Si analizamos el comportamiento de las Bolsas y de los mercados de bonos, más bien da la impresión de que los inversores, a la vista de cómo han recibido con alzas las últimas cifras económicas que indican debilidad, esperan que la FED, preocupada por la marcha de la economía, mantenga las compras de bonos íntegras, y posponga la decisión de recortar a una próxima reunión. Si esto fuese así, cualquier recorte de las compras por la FED sería una desagradable sorpresa, muy mal recibida. 

Además de la reunión de la FED, que sin duda es el punto fuerte de la semana, hay otros temas. En el Congreso americano empiezan las negociaciones presupuestarias sobre el techo de la deuda pública, Siria seguirá siendo un foco de atención, aunque todo conduce a una solución negociada, y la sucesión en la FED cuando lo deje Bernanke a fin de año seguirá también siendo relevante, si bien las últimas noticias perecen indicar que finalmente Summers se retira y se optará por la opción más segura, la de Yellen.

En Europa, aunque los efectos se notaran más a partir de la próxima semana, la cita esencial son las elecciones alemanas el domingo 22. Más que el resultado (una victoria de Merkel parece casi segura) lo interesante es si finaliza o no el periodo de calma forzada impuesto por Alemania desde agosto de 2012.

Tal y como hemos comentado en varias ocasiones, la clave de los mercados sigue estando en los Bancos Centrales. Los movimientos de los últimos años en todas las Bolsas mundiales, ya sean emergentes o desarrolladas, tienen un componente grande derivado de las inyecciones de liquidez, y en nuestra opinión va a haber movimiento cuando esas inyecciones se reduzcan. Por eso pensamos, como idea de fondo, en un ajuste de valoraciones a medida que se reduzca la liquidez, y nuestra única duda es si ese ajuste va a ser ordenado o desordenado.

Por ahora solo la FED ha anunciado la futura reducción, progresiva y gradual, de las inyecciones, por tanto es pronto para ver la reacción de las Bolsas. El BCE y el Banco de Japón no han dicho que vayan a retirar sus estímulos. Todo lo contrario, el BCE mantiene su aún no estrenada oferta de compra de bonos en mercados secundarios (OMT) y el Banco de Japón, cada vez que puede, se reafirma en su estrategia de QE "cualitativa". Es importante ver que pasa en el caso de la FED porque tarde o temprano el BCE y el Banco de Japón llegarán al mismo punto al que ahora está llegando la FED, el de la retirada gradual.

El petróleo y el euro/dólar nos dan señales de estabilidad, ya que hace semanas que están como congelados dentro de una franja estrecha y el oro, con su bajada de esta última semana, también indica ausencia de temores. La confianza de los inversores y de los mercados en la sabiduría y en el buen hacer de los Bancos Centrales parece estar también, como el S&P, en máximos históricos, a la espera de la gran cita de esta semana.

Igual que nos pasaba a principios de agosto, no nos sentimos cómodos comprando S&P en máximos históricos de todos los tiempos, y, pese a la tesis de que las Bolsas europeas están comparativamente baratas y pueden subir aunque caigan las americanas, la verdad es que no creemos demasiado en el "decoupling".

Aunque en el medio plazo seguimos viendo la renta variable como el activo ganador, dentro de un proceso de "gran rotación" de bonos a acciones, de forma táctica y ante la elevada posibilidad de que la FED dé pasos hacia el tapering y de que simultáneamente se vea que la estrategia agresiva del Banco de Japón no da los frutos esperados, preferimos mantener una exposición moderada a renta variable y tomar coberturas por la vía de opciones put.





Presidente de Renta 4 Banco 

El gráfico semanal: Futuros del T Bond


En nuestro Gráfico de la semana pasada veíamos de forma muy clara como los inversores, ante un mal dato de empleo americano en agosto, primero dudaban, pero luego, en una segunda lectura, se lanzaban a comprar acciones, pensando que la FED, que se reúne este próximo miércoles, se verá obligada a posponer sus planes de retirar liquidez del mercado, a la vista de los signos de debilidad de la economía.

Esta semana, y ante la gran cita de la FED del miércoles 18, vamos a fijarnos en el mercado de bonos, y en concreto en los futuros del T Bond, el bono del Tesoro americano a diez años. La política de expansión monetaria cuantitativa de la FED llevó el tipo del T Bond, hace pocos meses, a niveles muy bajos, niveles nunca antes vistos del 1,6%. El gráfico que hoy traemos a nuestra sección refleja, en escala porcentual, la evolución del precio de los futuros del T Bond en los últimos seis meses, y en él se puede ver muy claramente como tras el primer aviso dado por Bernanke en mayo de una posible reducción gradual de las inyecciones mensuales de liquidez, el precio del T Bond inició una caída que, con el solo paréntesis de fines de julio y principios de agosto, ha continuado hasta la fecha actual.

Lógicamente, esa caída de precio ha supuesto un repunte importante de rentabilidades, hasta niveles próximos al 3%. De hecho el T Bond llegó a sobrepasar de forma muy fugaz el 3% hace unos días, pero tal y como se aprecia en el gráfico que adjuntamos en las últimas sesiones, precisamente al calor de los ya mencionados datos negativos de la economía norteamericana, ha cedido ligeramente, cerrando el pasado viernes a un tipo de interés del 2,88%.

Las dos grandes incógnitas ahora son, por un lado, qué hará la FED el próximo miércoles y por otro lado, cómo reaccionará el T Bond si la FED da un paso, aunque sea pequeño, hacia la retirada de las compras de bonos. Más allá del corto plazo y de la dificultad de responder a las dos preguntas anteriores, todo indica que la tendencia del T Bond, y con él la de los demás bonos soberanos a largo plazo, ha cambiado. 

Tras dos décadas y media largas de tendencia alcista de los precios, y bajista en los tipos de interés, en las que el T Bond ha dado enormes beneficios a quienes hayan apostado por él, la realidad es que 2013 lleva camino no solo de dar rendimientos negativos a los tenedores de T Bond, como ya ocurriera en 1994 y 1999, sino además de ser el peor año para el T Bond de las últimas cuatro décadas. 

Lo llamativo es que este comportamiento se está produciendo cuando todavía la FED, que ha sido el mayor comprador de T Bond en los últimos años, sigue manteniendo intacto su programa de compras. Cabe preguntarse qué pasará el día en el que, de verdad, la FED pase de las palabras a los hechos.

Mantendríamos como idea de largo plazo una posición vendedora sobre el T Bond, sea cual sea finalmente la decisión que finalmente adopte el próximo miércoles el comité de mercados de la FED.

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GRÁFICO DE LOS FUTUROS DEL T BOND DE LOS SEIS ÚLTIMOS MESES









Por Renta 4 Banco

lunes, 9 de septiembre de 2013

La anestesia del mercado


La magnífica evolución de la prima de riesgo, habiéndose reducido desde los 300 puntos básicos en julio hasta el entorno de los 250 pb actuales, es un reflejo de la mejora del sentimiento de los inversores.

Los mercados financieros actualmente se encuentran anestesiados, insensibles a eventos que en otros momentos habrían generado fuertes turbulencias. La acentuada crisis política italiana, las trabas del Tribunal Constitucional portugués a las medidas de ajuste del gobierno luso, incluso el escaso efecto de la previsible intervención militar en Siria, han tenido un impacto muy moderado en los mercados financieros.

Lamentablemente la actual situación de calma es sólo temporal. Todavía existen numerosas incertidumbres que ocasionarán nuevas turbulencias en los próximos meses, pese a la bienvenida mejora de la economía europea. El camino de salida de la crisis es largo y lleno de baches.

En los próximos meses los bancos europeos se someterán a nuevos tests de estrés, monitarizados por el BCE y por la EBA (European Banking Authority). Teniendo en cuenta que estas pruebas se realizan con anterioridad a que el BCE pase a supervisar a 300 grandes bancos europeos, es previsible que las hipótesis utilizadas en dichas pruebas sean realmente estresantes. El BCE querrá recibir los bancos bajo su supervisión bien capitalizados y sin sorpresas futuras.

Un test de estrés consiste en un ejercicio teórico consistente en simular el efecto que tendría sobre la cuenta de resultados y los balances de un banco un comportamiento extremadamente negativo de algunas variables como el descenso del PIB, aumento de los tipos de interés, caída de los precios inmobiliarios, etc. Como resultado de las pruebas se obtiene cuales serían las pérdidas teóricas que tendría que afrontar cada entidad en el periodo analizado (dos o tres años), y cuál sería la cantidad de capital adicional necesaria para poder soportar dichas pérdidas sin dejar de cumplir los ratios de capital.

En todos los tests de estrés realizados hasta la fecha se ha dejado fuera del análisis la cartera de deuda pública de los bancos. Tras las declaraciones del presidente del Bundesbank, Jens Weidman, el pasado 26 de agosto, no se puede descartar que las carteras de bonos soberanos se incluyan en los análisis. Weidman proponía la imposición de límites a la cantidad de de bonos soberanos que los bancos pueden acumular en sus balances, teniendo en cuenta el sesgo "doméstico" en la adquisición de bonos soberanos: cada banco adquiere básicamente bonos soberanos de su propio país. Así, la dependencia entre los bancos y sus países se intensifican. Cualquier hipótesis de reducción de la valoración de la cartera de bonos soberanos en cartera, aunque fuese mínima, aplicada a los tests de estrés supondría un verdadero shock, e implicaría la necesidad de nuevos recursos en la banca europea y española.

La normativa bancaria y la actuación del BCE favorecen la compra de bonos soberanos por parte de los bancos, frente a la concesión de créditos a la economía privada.

- La compra de un bono soberano no implica consumo de capital. Es decir, hipotéticamente un banco podría tener en su balance bonos soberanos por cuantía ilimitada. Por el contrario, cada préstamo otorgado a una empresa o particular implicaría un consumo de capital.

- La financiación a través del BCE se obtiene de forma más holgada depositando como garantía bonos soberanos que otro tipo de activos. Por cada euro de bonos soberanos depositados como garantía (colateral) se obtiene mayor cantidad de préstamo que con cualquier otro activo.

La financiación casi ilimitada del BCE a los bancos depositando como garantía bonos soberanos es una forma indirecta de financiar a los Estados. El BCE no puede financiar directamente a los Estados, incumpliría sus estatutos. El BCE sí puede financiar a los bancos de forma casi ilimitada y éstos adquirir bonos soberanos con dicha financiación. El Bundesbank desea poner límites a estas prácticas. Incluir los bonos soberanos en los test de estrés sería una forma indirecta de limitar la tenencia de deuda pública en los balances bancarios.

La reducción de la prima de riesgo es una gran noticia, al igual que el fin de la recesión. No obstante, todavía tendremos que asistir a nuevos episodios de volatilidad antes de dar por acaba la actual crisis.





Director General de Renta 4 Banco 

El rompecabezas de la FED


Tras las fuertes caídas de fin de agosto, las Bolsas, siguiendo la idea por la que apostábamos en nuestro comentario de hace siete días, han retornado a la calma en esta primera semana de septiembre, y han subido. Los mercados emergentes se han situado en la primera línea del rebote (Brasil +7,5%, Rusia +4,5%, India +3,5%, Tailandia+3,2%) pero también ha subido fuerte el Nikkei (+3,5%) y algunas plazas europeas como nuestro Ibex (+ 4,4%). El Eurostoxx ha subido un 3% en la semana, el Nasdaq un 2% y algo menos el S&P (+ 1,3%) y el Dow Jones (+0,7%).

De esta forma las Bolsas, ayudadas por unos buenos datos económicos, por los permanentes mensajes, reiterados en la reunión del G20, de que estamos a las puertas de la reactivación, y por una mayor relajación en la situación de Siria, donde todo apunta a una intervención muy selectiva y limitada, recuperan en gran medida las fuertes caídas de la ultima semana de agosto y la pregunta es ¿ha vuelto la normalidad? Una pregunta que conecta con la de si la causa de los recortes de fin de agosto de las Bolsas era solo el conflicto de Siria o si había algo más que Siria. Es decir, si estaban pesando a fin de agosto los mismos factores que determinaron los recortes de junio, a saber, la incertidumbre asociada a la actuación de los Bancos Centrales y sobre todo de la FED.

Las reuniones del Banco de Japón, del BCE y del Banco de Inglaterra de esta primera semana de septiembre han sido anodinas y se han limitado a repetir mensajes ya conocidos. Pero el 17 y 18 hay reunión de la FED y es ahí donde se dirigen todas las miradas.

Pese a que los ISM de manufacturas y de servicios que se han publicado la semana pasada han sido buenos en China, en la zona euro y en Estados Unidos, el informe de empleo de agosto de la economía norteamericana que se publicó el pasado viernes muestra más bien una economía estructuralmente débil, sin vigor suficiente como para crear empleo de verdad, y eso hace pensar a muchos que una retirada de la liquidez por parte de la FED sería prematura.

En este contexto, las señales de los mercados de bonos indicarían que el llamado "tapering" (disminución de las compras de bonos por la FED) es inminente. El jueves vimos al bono del Tesoro alemán a diez años (Bund) superar el tipo del 2% por primera vez desde marzo de 2102, y el viernes el tipo de interés del T bond americano superó en algunos momentos el 3%, antes de publicarse el dato de empleo, e incluso tras el dato el tipo se mantuvo alto, cerrando en el 2,93%. Es decir, los bonos parecen descontar una inminente reducción de las compras de la FED.

En realidad la FED va a ser el primer Banco Central en enfrentarse a algo bastante elemental, el fin de unos estímulos que, por su propia esencia, no pueden ser eternos. La duda es si es posible o no una retirada "suave" (o, como diría Ray Dalio, "beautiful") y, en el caso de ser posible, si va a haber o no la inteligencia y el saber hacer necesarios como para conseguirlo. Este es el pequeño rompecabezas al que la FED se enfrenta.

Los problemas de Japón se sitúan en el extremo opuesto, ya que en este caso la duda es si una bomba monetaria como la que puso en circulación el Bank of Japan el pasado abril puede acabar generando, a medio plazo, un gran fiasco monetario, con la secuela de un colapso en el mercado de bonos del Tesoro japonés, lo cual tendría implicaciones muy negativas para aquella economía. Es decir, la duda es si la medicina de Abe no va a provocar efectos laterales muy destructivos. Una duda cuya respuesta deberá esperar aun algún tiempo, ya que a corto plazo cuando se inyecta tal cantidad de dinero en la economía el primer efecto es siempre positivo y los efectos laterales solo aparecen luego, al cabo del tiempo.

En cualquier caso los mercados y los inversores se debaten entre el miedo a una economía débil y el miedo al "tapering" o, si se prefiere, entre la certeza de que los estímulos no pueden ser eternos y la esperanza de que aún duren un cierto tiempo adicional. Los buenos datos económicos tienen la contrapartida de un mayor riesgo de "tapering". Los malos datos económicos alimentan la expectativa de más inyecciones de liquidez.

Hasta ahora la FED ha sido capaz de manejar muy bien su comunicación y la esperanza es que lo siga haciendo. Warren Buffet, en la última Junta de accionistas de Berkshire Hathaway, pronosticó que cuando la FED empezase a retirar liquidez, sería como un sonoro disparo cuyo ruido se escucharía en todo el mundo. Por ahora algo de ruido se ha escuchado, sobre todo en los mercados emergentes, pero ha sido un ruido soportable. Bien es verdad que la FED no ha pasado de las palabras a los hechos, es decir, ha hablado, pero todavía no ha empezado a actuar.

Tras una primera semana de septiembre muy fuerte, seguimos pensando, como lo hacíamos la semana pasada, que a lo largo de este mes continuará el proceso de ajuste de valoraciones que irrumpió de forma violenta en junio y que ha tenido su segunda etapa en agosto. Un ajuste cuya causa última es que las valoraciones de algunos activos están descontando escenarios imposibles, escenarios de prolongación "sine die" de la expansión monetaria cuantitativa (QE) incluso si hay una mejora relevante de la actividad económica global.

Aunque, como ha sucedido la semana pasada, los buenos datos y las operaciones corporativas (Microsoft/Nokia, Verizon/Vodafone, Telefonica/ KPN...) pueden sostener las cotizaciones, nuestra impresión es que vamos a ir a mayores niveles de volatilidad, no solo por el conflicto sirio, sino, sobre todo, por las consecuencias de las políticas no convencionales que han practicado los banqueros centrales en los últimos años, y que siguen practicando. Unas políticas que han elevado el precio de los activos, y que si se cortan a tiempo, como al parecer desea la FED, generan el problema del aterrizaje y si se prolongan o se llevan al extremo, como parece querer Japón, producen una economía totalmente distorsionada y ajena a la más elemental ortodoxia, inflando nuevas burbujas que tarde o temprano estallan.

A nuestro juicio los potentes mensajes enviados por los mercados en junio y a fin de agosto no deben ser olvidados en septiembre, ya que lo que seguramente indican es una volatilidad creciente.





Presidente de Renta 4 Banco 

El gráfico semanal: el Dow Jones y el informe de empleo


Fue acertada nuestra apuesta de la semana pasada sobre Telefónica, apuesta que sugeríamos articular bajo la fórmula de vender opciones put con precios de ejercicio 10 euros o 9,5 euros y con vencimiento diciembre. Tras la subida semanal de Telefónica de un 5,5% de esta primera semana de septiembre, mantendríamos esa posición, que ha ido bien, pero que esperamos nos vaya dando todos sus frutos a medida que pase el tiempo.

Hoy vamos a fijarnos en la curiosa reacción que las Bolsas tuvieron el pasado viernes, tras conocerse el informe de empleo de la economía norteamericana en agosto. Tal y como se ve en el Gráfico adjunto, el Dow Jones (y lo mismo podría decirse del S&P y de las plazas europeas) cayó fuerte y rápidamente en su primera reacción tras publicarse el informe, pero casi a continuación recuperó toda la caída casi con igual velocidad, para finalmente ceder ligeramente en los momentos finales de la sesión de cierre semanal.

El gráfico del Dow Jones del pasado viernes es, sin duda, una fotografía del desconcierto de los inversores, un reflejo de la desorientación, un retrato de la confusión de los mercados. Tras cinco años largos de intervenciones monetarias masivas, cuyo éxito ha sido evitar la Gran Depresión a cambio del peaje de distorsionar masivamente los precios de los bonos del Tesoro y los tipos de largo plazo en general, los inversores no saben muy bien si es mejor un crecimiento débil con ayudas continuadas de la FED o un crecimiento fuerte en el que desaparezcan las ayudas de la FED. Y por eso no saben muy bien si prefieren que se cree mucho empleo o poco empleo.

En la primera reacción de las Bolsas ante el pobre crecimiento del empleo, con una caída vertical tal y como muestra el gráfico, parecería que los inversores desean que la economía crezca mucho y cree mucho empleo, y por eso venden ante el mal dato, pero luego parece que valoran más el hecho de que si el empleo no crece la FED mantendrá su ayuda. Un deseo que va en contra de la propia esencia de los estímulos monetarios, que es la de ayudar a la economía hasta que se pueda valer por sí sola.

En nuestro Gráfico semanal del pasado 3 de junio recomendábamos vender futuros o comprar acciones put sobre el Dow, bajo la hipótesis de que este índice, que en aquel momento estaba por encima de los 15.000 puntos, volvería a situarse por debajo de ese nivel. Efectivamente en junio el Dow recortó hasta 14.600 pero en julio y principios de agosto experimentó una fuerte subida hasta los 15.600 puntos. A partir de ahí de nuevo el Dow ha recortado hasta los 14.922 en los que cerró el pasado viernes.

¿Volverá el Dow a los máximos históricos de todos los tiempos que marcó a principios de agosto? Con la amenaza de que la FED empiece a retirar los estímulos extraordinarios con los que ha inundado a los mercados en los últimos años, y con los tipos del bono del Tesoro americano a diez años rondando ya el 3%, lo normal sería que el Dow entre en una fase correctiva que le lleve de nuevo a los 14.000 puntos del pasado mes de marzo. Pero con unos mercados tan sorprendentemente faltos de brújula como los que evidencia el Gráfico que hoy traemos a nuestra sección, cualquier cosa es posible.

Le recordamos que en nuestra página web puede usted comprar y vender la más amplia gama de valores, índices y derivados nacionales e internacionales, en las mejores condiciones y en tiempo real, en los principales mercados del mundo.

GRÁFICO DE LOS FUTUROS DEL DOW JONES EN LA SESIÓN DE CIERRE SEMANAL DEL VIERNES 6 DE SEPTIEMBRE:








Por Renta 4 Banco

jueves, 5 de septiembre de 2013

Euforia en Europa, desasosiego en emergentes


Miguel Jiménez, amigo y compañero de trabajo, siempre recuerda que los mercados cotizan fundamentalmente expectativas. Son las expectativas las que se baten o las que defraudan, y el mejor ejemplo lo estamos viviendo en los mercados financieros durante los últimos meses de este año.

¿Dónde están las expectativas de crecimiento? En los mercados emergentes
¿Qué zona geográfica está teniendo peor comportamiento? Los mercados emergentes.







En el gráfico superior se observa claramente que el crecimiento en los mercados considerados emergentes llevan defraudando al consenso (a las expectativas), más de un año, mientras que el resto del mundo, no.

¿Dónde están las expectativas de menor crecimiento? En Europa
¿Qué zona geográfica está teniendo mejor comportamiento? Europa






Durante los últimos dos meses los datos macroeconómicos en Europa en términos de PMI e IFO, están sorprendiendo positivamente y los desequilibrios van normalizándose.

La austeridad fiscal debido a los abultados déficits presupuestarios de las economías europeas van frenando su intensidad que seguro tendrán un impacto positivo en el crecimiento futuro de Europa. Las economías más afectadas por la crisis de la zona euro (España, Irlanda, Grecia y Portugal) llevan años reduciendo los costes laborales, con los que consiguen incrementar su competitividad, productividad y encuentran una salida económica a sus maltrechas demandas internas.

En el lado opuesto están los mercados emergentes con excesivas esperanzas puestas en el retorno del fuerte crecimiento de China, Brasil, India, entre otros. Los países emergentes siguen creciendo notablemente más que los países desarrollados, pero sustancialmente menos de lo que se esperaba a principios de año. Se añade además la excesiva exposición en términos históricos de la comunidad inversora en estos países lo que ha producido una masiva salida de capitales de inversión del área emergente.

La zona asiática está (y seguirá) sufriendo con la política híper-acomodaticia de Japón, que debilita el yen y favorece sus exportaciones en detrimento del resto del área asiática que sigue siendo muy dependiente de la productividad y competitividad de sus economías. En los últimos meses además, se une el problema de los déficits por cuenta corriente y fiscales de países como India, Indonesia y Turquía que han acelerado la preocupación por la sostenibilidad de su crecimiento. Todo esto conlleva a una depreciación de sus divisas que a su vez acelera las salidas de capitales aunque mejorarán, a medio plazo, la competitividad de sus economías.

Por último, no olvidemos que Europa está muy lejos de los PIB alcanzados en 2007 antes de que estallase la crisis bancaria y soberana y que los resultados empresariales están también muy lejos de esos niveles. Creo que a medida que se normaliza la situación económica en Europa, los PIB europeos volverán a los niveles de aquel 2007 y entonces, los beneficios y márgenes empresariales de las compañías europeas, recuperaran el periodo perdido. De ser así la renta variable europea es, de largo, la más barata y donde más potencial de revalorización hay.





Gestor de fondos de Renta 4 Banco

martes, 3 de septiembre de 2013

Lo que ha cambiado en agosto


El recién acabado mes de agosto ha sido uno de los más tranquilos de los últimos años, sólo alterado por la anunciada intervención militar estadounidense en Siria. Pese a ello, algunas de las noticias y hechos acontecidos durante el verano anticipan cuáles serán los temas más relevantes para la economía y los mercados en la última parte del año.

- Se animan las operaciones corporativas. La tentativa de OPA de América Móviles sobre KPN, la compra de E-plus por Telefónica, la operación de Vodafone con Verizon, y la compra de KABEL Deutschland ponen de manifiesto que tras más de cinco años de crisis comienzan los movimientos corporativos de concentración, y no sólo en el sector de telecomunicaciones.

- Inversores extranjeros compran empresas españolas. Durante el mes de agosto se anunció la compra de la empresa Arsys por la alemana United Internet, por cerca de 150 millones de euros (según prensa), y la adquisición de uno de los grandes grupos de transporte de pasajeros español, Avanza, por el mejicano Grupo Ado. Este tipo de operaciones son una prueba inequívoca de la confianza sobre el futuro de nuestra economía, pese al pesimismo actual.

- Datos positivos de la economía española: superávit por cuenta corriente; magnífico año turístico, gracias a la inestabilidad de otros destinos; indicadores de confianza empresarial (PMI) mostrando expansión de la economía, que ahora deberá traducirse en mayor actividad, mayor empleo e incremento de los beneficios empresariales; reducción del número de contratos laborales. Buenas noticias que permiten hablar del fin de la recesión, pero no de la crisis.

- Los tipos de interés del bund alemán y del Tbond americano siguen su tendencia al alza. La mayor parte de la mejora de la prima de riesgo española durante el mes de agosto se ha debido a la subida de la rentabilidad el bund (19 puntos básicos), más que a la reducción de tipos del bono español (12 puntos básicos).

- Los problemas de los periféricos no están resueltos. Existe un cierto convencimiento de la necesidad de llevar a cabo un tercer rescate a Grecia por al menos 10.000 millones de euros adicionales a los 110.000 millones de euros de los dos rescates anteriores. Pese a que a día de hoy tanto Alemania como la propia Grecia niegan tajantemente que implique una quita, parece difícil que ésta no se produzca ahora o más adelante. Añadir más deuda a un país en recesión, con un saldo superior al 150 % de deuda pública sobre el PIB y no contemplar una quita es no querer asumir la realidad.

Por su parte, la política italiana sigue en una situación de inestabilidad permanente, con posibilidad de anticipo de elecciones, y el Tribunal Constitucional portugués sigue rechazando medidas aprobadas por el gobierno para cuadrar las cuentas públicas, como el despido de funcionarios. Pese a ello, no ha supuesto excesivos sobresaltos en los mercados, quizás por la cercanía de las elecciones germanas.

- Hasta después de las elecciones alemanas del 22 de septiembre difícilmente se adoptarán medidas en Europa que puedan ocasionar turbulencias en los mercados. No obstante, la declaración de Angela Merkel en campaña electoral considerando un error la entrada de Grecia en el euro, podría verse acompañada de determinadas propuestas, una vez finalizada la contienda electoral. La actual situación de impasse en la toma de decisiones sobre los periféricos y sobre temas cruciales como la Unión Bancaria previsiblemente cambiará tras los comicios germanos.

- La Reserva Federal comenzará a reducir las inyecciones mensuales (tapering). El mero anuncio ha supuesto una considerable fuga de inversiones desde los países emergentes, con caídas significativas de sus divisas, subidas de los tipos de interés de sus bonos, y descenso de las bolsas. Sólo en la última semana de agosto las bolsas de Indonesia, Turquía o Tailandia se han derrumbado cerca de un 10%. Las economías emergentes ya suponen cerca de un 50% del crecimiento económico mundial, por tanto, el peligro de un shock en su crecimiento acabaría influyendo en el resto de economías. Baste recordar que la Eurozona en su conjunto presenta una demanda interna negativa, salvándose de la recesión sólo gracias a las exportaciones a otras zonas geográficas.

- El dólar no ha ejercido de moneda refugio. Son numerosas y diversas las explicaciones dadas para justificar la actual debilidad del dólar. La realidad es que a diferencia de otras ocasiones, ahora no está ejerciendo de moneda refugio.

- La mayor incertidumbre a corto plazo se centra en la escalada militar en Siria. La incertidumbre sobre una eventual extensión del conflicto a zonas limítrofes ha provocado una subida de más del 6% del precio del petróleo. Las guerras, además de ser una catástrofe humanitaria, se saben cómo empiezan pero no cómo acaban.

En las próximas semanas tres serán los puntos de interés: Siria, el calendario de actuación de la FED y las elecciones alemanes. En cualquier caso, los problemas existentes antes del verano, como el exceso de deuda de las economías desarrollas, siguen presentes, sin haberse solucionado.





Director General de Renta 4 Banco