miércoles, 31 de julio de 2013

Sin crecimiento de los beneficios no hay retornos


La renta variable global ha subido un 30% desde mínimos de 2011 y los índices están entrando en nuevos territorios de máximos en los índices estadounidenses, suizos, ingleses y alemanes. 

La correlación entre el comportamiento de la renta variable y los resultados empresariales es casi perfecta y "arbitrable" en el largo plazo. Como se puede ver en el gráfico inferior, el S&P 500 está en máximos históricos, pero es que también lo están los beneficios de las compañías que lo componen.







Para los que esperan una caída del S&P 500 simplemente por el hecho de que el índice está en máximos históricos, deben esperar que los beneficios empresariales de las compañías que componen el índice norteamericano caigan de manera relevante.

La economía estadounidense, medida en términos de PIB nominal, como se puede ver en el siguiente gráfico, también está en máximos históricos.






Es imprescindible que las empresas hagan crecer su beneficio para que la renta variable a partir de estos niveles siga obteniendo rentabilidades de doble dígito. 

Desde comienzos del año, el consenso de mercado ha reducido sustancialmente los beneficios esperados en muchas de las compañías, así, se ha revisado un -6% el beneficio esperado para las empresas europeas, un -4% para las compañías tecnológicas estadounidenses o un -14% para las españolas.






En cualquier caso, se sigue esperando crecimiento en los beneficios empresariales de las compañías europeas para 2013 y para 2014, +5% y +12% respectivamente, lo cual es un buen indicador para la renta variable europea.






En el caso de EEUU, también se espera que los beneficios crezcan +6,5% en 2013 y +11% en 2014. Quizás por ello, hay que ser algo más prudentes, ya que si la correlación entre los beneficios empresariales y el comportamiento del S&P 500 se cumple, el principal índice de renta variable estadounidense sube en lo que llevamos de año casi un +20%, por lo que está yendo más rápido que los propios beneficios.



Gestor de fondos de Renta 4 Banco

lunes, 1 de julio de 2013

El gráfico semanal: Oro


El Ibex, sobre cuya debilidad advertíamos la semana pasada en esta sección, ha conseguido finalmente terminar la semana con una subida del 0,8%, lo cual no ha evitado que finalmente en el mes de junio haya sufrido un retroceso del 6,7% y que desde inicio de año pierda un 5%. Al comenzar el segundo semestre hay una seria expectativa de que la economía española toque suelo este verano o en otoño, pero a la vez siguen pesando sobre el Ibex amenazas evidentes al persistir el desequilibrio de nuestras cuentas públicas y los elevados niveles de deuda de nuestra economía. 

Más allá de la volatilidad de las Bolsas, sin duda uno de los movimientos más llamativos que ha tenido lugar en el segundo trimestre de 2013 ha sido el del oro. A mediados de abril el oro sufrió su mayor caída diaria en tres décadas, y tras un rebote transitorio, las caídas se han vuelto a repetir en junio y han llevado al oro a perder desde principio de año un 30%. El índice de compañías mineras FT Gold Mines ha caído un 50% desde enero.

En los buenos tiempos de agosto de 2011, cuando el oro marcaba máximos históricos de todos los tiempos por encima de mil novecientos dólares la onza, varios Bancos de Inversión internacionales daban precios objetivo para la onza de oro de dos mil, tres mil y hasta cinco mil dólares. Ahora las cosas han cambiado, el oro marca mínimos de varios años y algunos de esos mismos Bancos de inversión dicen que el oro va a bajar mucho más.

En nuestra opinión, el oro ha sido el "canario en la mina" que ha anticipado lo que luego ha sucedido y seguirá sucediendo en otros mercados de activos, a saber, un gran desorden creado por las políticas de inyección masiva de liquidez practicadas por los Bancos Centrales. Esa enorme liquidez se canalizó, en parte, de forma especulativa, hacia el oro, creando una fiebre compradora que situó su precio muy lejos de los fundamentales, tal y como denunciamos en nuestro Gráfico semanal de 29 de agosto de 2011, cuando proponíamos vender futuros del oro por encima de mil novecientos dólares la onza.

Hoy sucede lo contrario, el oro no está de moda y ha pasado de ser un "refugio" frente a una eventual inflación futura derivada de la actuación de los Bancos Centrales a ser una víctima de esa actuación de los Bancos Centrales.

Pero la tesis en favor del oro como activo alternativo en una cartera sigue siendo la misma, y no es otra que protegerse de un deterioro generalizado que puede sufrir el valor del dinero, considerando el oro como una divisa alternativa.

El gráfico que presentamos muestra la espectacular remontada del oro en la sesión del pasado viernes, en la que llegó a estar por debajo de 1.180 dólares la onza para terminar en 1.238 dólares la onza. La pregunta es si estamos ante un cambio de tendencia o tan solo ante un rebote pasajero.

Es difícil responder a esa pregunta, ya que deberíamos saber lo que todavía necesitan vender operadores muy apalancados, como algunos fondos hedge, pero en cualquier caso pensamos que los precios actuales son buenos y somos partidarios de comprar en torno a 1.200 dólares futuros del oro, o, si se prefiere una posición más conservadora, con riesgos medidos, comprar opciones call en las que el máximo riesgo es perder la prima pagada.

Le recordamos que en nuestra página web puede usted comprar y vender la más amplia gama de valores, índices y derivados nacionales e internacionales, en las mejores condiciones y en tiempo real, en los principales mercados del mundo.

GRÁFICO DE LOS FUTUROS DEL ORO LA ÚLTIMA SEMANA







Por Renta 4 Banco

¿Rebote o recaída?


Como era previsible, y como ya anticipábamos en nuestro comentario anterior, los Bancos Centrales han acudido de nuevo al rescate de los mercados. Ante las caídas de las Bolsas del lunes, que continuaban las de las dos semanas anteriores y amenazaban soportes críticos de los principales índices, varios miembros de la FED, y a la vez el presidente del BCE, Draghi, el nuevo Gobernador del Banco de Inglaterra, Carney, y el gobernador del Banco de Japón, Kuroda, se emplearon a fondo el martes y el miércoles para asegurar a los mercados que seguirá habiendo inyecciones de liquidez "as long as needed". Draghi el miércoles en Berlín dijo que el BCE esta "preparado para actuar" y el economista jefe del FMI, Olivier Blanchard aseguro el miércoles que los Bancos Centrales serán extremadamente cuidadosos en la retirada de liquidez.

A la vez, en el otro foco de inestabilidad, China, el People's Bank of China se ocupó el martes de dejar claro que la sangre no llegara al río y que habrá apoyos para el muy debilitado sector crediticio chino. Pese a que persistan las dudas sobre la verdadera situación de los balances bancarios y sobre la llamada "banca en la sombra".

De esta forma, los Bancos Centrales se han ocupado de tranquilizar a unos mercados que habían comenzado la semana mal, tras la publicación de un informe anual del Banco de Pagos de Basilea en el que se dice que las inyecciones de liquidez por los Bancos Centrales no solo son ineficaces para promover el crecimiento económico, sino que además crean efectos nocivos para la economía, entre otras cosas porque desincentivan a los Gobiernos para hacer las necesarias reformas y ajustes.

La salida en tromba de varios banqueros centrales asegurando que las aguas volverán a su cauce ha tenido efecto y al final de la semana las Bolsas, salvo la de Shanghai, arrojan subidas. El Dax y el Eurostoxx han subido el 2% en la semana, el Dow y el S&P algo menos del 1% y el Nikkei más del 3%.

Pero, tras estas subidas, la cuestión suscitada por el Banco de Pagos de Basilea (BIS) sigue ahí y nadie ha sido capaz de responderla. Lo que dice el BIS es simple: si continúan las inyecciones monetarias pero no se aborda una reforma en profundidad de la economía y del propio sector publico, al final el tratamiento monetario no va a funcionar y además va a provocar daños adicionales, que agravarán la situación de por sí mala que ha generado la crisis de la burbuja de deuda.

En Japón el primer ministro Shinzo Abe ha denominado a las reformas estructurales la "tercera flecha" de su política económica (la llamada "Abenomics") siendo las otras dos flechas las inyecciones monetarias del Banco de Japón y los programas de gasto público para estimular la demanda. El problema es que Abe no ha sido capaz, hasta ahora, de poner en marcha esa tercera flecha y ni siquiera ha sabido explicar cuáles van a ser las reformas, pese a que la tercera flecha es esencial para completar el circulo. Hay también una opinión según la cual Abe está esperando a las elecciones a la Cámara Alta del próximo mes de julio para poner en marcha la tercera flecha. Puede ser. Pero, sea así o no, lo único relevante es que sin tercera flecha el experimento monetario Japón, ese experimento al que Kuroda calificó el pasado 4 de abril como una "nueva dimensión" de la política monetaria, va a transformarse en un sonoro fracaso. La única duda es cuándo, pero no "si".

Dada la persistencia de todos los banqueros centrales en estas políticas y dado el esfuerzo enorme que han puesto esta última semana en asegurar que van a continuar las inyecciones de liquidez, es interesante plantearse, más allá de Japón, si de verdad esas políticas generan o no crecimiento sostenible. Esta semana pasada supimos, el miércoles, que el PIB norteamericano ha subido solo un 1,8% en el segundo trimestre, seis décimas menos que lo que inicialmente se había anunciado. La semana que viene conoceremos el informe de empleo de la economía norteamericana en junio, y veremos qué tal es, pero de momento sabemos que la FED solo ha conseguido bajar la tasa de paro dos décimas, del 7,8% al 7,6% y para ello ha gastado desde octubre pasado más de medio billón (trillion) de dólares.

A la vez vamos entendiendo, también, que retirar la liquidez inyectada no va a ser fácil, visto lo visto. Si con el solo anuncio de Bernanke ha cundido el pánico en los mercados y los banqueros centrales se han echado atrás, a pesar de que el S&P no había recortado más que un 5%, podemos preguntarnos qué pasará el día que de verdad se retire la liquidez extra. Y podemos también hacernos otra pregunta más inquietante: ¿qué pasaría si el Banco de Basilea tiene razón y al final se demuestra que las inyecciones monetarias son ineficaces y además nocivas para la economía?

Son preguntas difíciles, pero son las preguntas a las que de verdad hay que responder porque como el propio Draghi y como varios consejeros de la FED han dicho la pasada semana, las inyecciones de liquidez no son ni pueden ser ilimitadas en el tiempo, luego llegará el día en el que terminen, bien porque han cumplido su misión de reactivar la economía, bien porque no han funcionado.

Desde el punto de vista de los mercados, y ante una primera semana de julio en la que el dato más importante vendrá el viernes, con el informe de empleo americano de junio, la cuestión básica es si tras la pequeña "tormenta" vivida a raíz de las declaraciones de Bernanke del 12 de junio vamos a ver un rebote de los mercados o más bien una recaída que profundice en la corrección de las Bolsas, de los bonos y de los mercados emergentes.

Por un lado, y dado el deseo de los banqueros centrales de tranquilizar a los mercados, deberíamos pensar en un rebote. Sin embargo, el tono de los mercados el pasado viernes, en la sesión de cierre del mes y del semestre, crea ciertas dudas. Tras haber remontado con aparente fuerza el miércoles y el jueves, el viernes ni los bonos ni las acciones pudieron cerrar bien el mes. Vimos de nuevo al Dow Jones por debajo de los 15.000 puntos, al S&P por debajo de los 1.600, al Eurostoxx por debajo de los 2.600 y al Dax por debajo de los 8.000. Vimos también repuntes al alza en los tipos de los bonos, subiendo el del T bond otra vez al 2,5% y el del bund alemán al 1,73%. En materias primas la debilidad persistente del cobre sigue indicando poca confianza en una reactivación económica, y en cuanto al oro, el viernes tuvimos un nuevo ejemplo de su comportamiento desordenado ya que vimos un rango diario extraordinariamente amplio, entre 1.179 y 1.234 dólares la onza que fue el precio de cierre tras una remontada espectacular.

En esta situación es difícil hacer pronósticos. Hay argumentos para un rebote y argumentos para una continuidad en las caídas. A nuestro juicio la lección que nos deja junio es que queda un ajuste pendiente a la baja en los mercados de activos en general, un ajuste que los Bancos Centrales han tratado de evitar pero que no van a ser capaces de evitar. Tal vez ese ajuste se produzca en verano, o tal vez más adelante, dentro de unos meses. Por si acaso, nuestra recomendación sigue siendo trabajar con coberturas, coberturas que han vuelto a funcionar bien la pasada semana y que mantendríamos en este inicio de julio, hasta ver las cosas algo más claras.




Por
Presidente de Renta 4 Banco