martes, 30 de octubre de 2012

España es diferente


Siempre hemos oído hablar este tópico, a modo de dicho, y sin embargo es ahora cuando esta afirmación parece venir acompañada de un significado más dramático. España no es diferente para su bien ni mucho menos, sino todo lo contrario. Resulta asombroso ver como nuestra tasa de desempleo supera niveles estratosféricos del 25%, comparables tan sólo a los de Grecia (23,6%) o Sudáfrica ( 24,9%) y muy lejos de otros países supuestamente con grandes problemas como Irlanda (14,8%), Chipre (11,7%) o Portugal (15%). Está claro que algo pasa en España, dirán los analistas de fuera.

Algo ocurre con nuestro marco laboral, con nuestro modelo productivo y con nuestro sistema de protección por desempleo para que destruyamos tal cantidad de puestos de trabajo de una forma tan brutal y acumulemos tan escandalosa bolsa de parados de larga duración, siempre según los datos oficiales. Somos muchos, sin embargo, los que creemos que la fría estadística no obedece fielmente a la realidad de nuestros trabajadores verdaderamente activos, sino que podrían responder a un empleo sumergido de un alcance muy preocupante. Aun así, este fenómeno es muy digno de estudio: elevadísima temporalidad y rotación, trabajadores que sólo encuentran trabajo después de agotar su prestación, ausencia de trabajos a tiempo parcial, falta de movilidad en el empleo, reducida correspondencia entre el número de trabajadores que se demandan con una determinada cualificación y los que forma nuestro sistema educativo, etc...Todo esto es bastante significativo y nos hace "tan diferentes" que merecería la pena estudiar cómo se organizan el resto de países de nuestro entorno, para intentar darle la vuelta a nuestra singularidad.

En estos dos últimos años otro aspecto que nuestros políticos se han apresurado a reformar es lo referente a la materia de jubilación y a las pensiones. Si bien su justificación es incontestable dado que el declive demográfico al que nos enfrentamos está siendo creciente y nuestro sistema de cálculo de la pensión estaba diseñado de un modo claramente injusto (al computar sólo los últimos años de la vida laboral), no está tan claro par mí que lo que proceda sea alargar forzosamente la edad de jubilación durante más años, sin tener en cuenta las circunstancias personales de cada trabajador y teniendo a cientos de miles de jóvenes en las calles muy preparados a la espera de encontrar un trabajo. Dejemos que nuestros mayores se jubilen de un modo flexible y facilitemos la incorporación de las nuevas generaciones más productivas y, en algunos casos, mejor preparadas.

La revisión de nuestro sistema del bienestar, con las pensiones incluidas, es tarea imperiosa y obligada, aunque compleja cuando se tiene que pasar el examen de una población acostumbrada a la barra libre de servicios públicos sin auditorías ni objetivos de eficiencia, ni de responsabilidaden la gestión de los mismos. Cuando se otorgan subvenciones, ayudas de cualquier tipo o beneficios económicos o sociales con cargo al erario público, estas deberían ser objetivamente concedidas evitando discriminaciones, tendrían que ser estrictamente necesarias y por supuesto, obligatoriamente sujetas a seguimiento férreo para que cumplan la función que se pretende sin posibilidad de "picarescas", algo que desgraciadamente ya es muy habitual.

En el extranjero, hablando ya de otros temas, los analistas observan con enorme preocupación lo que sucede en España a nivel político y social en medio de esta crisis. La falta de cohesión nacional se percibe como un enorme riesgo en estos momentos tan críticos donde la unidad y la solidaridad deben conformar el camino a seguir. Por ejemplo, tiene muy poco sentido renunciar por razones ideológico-políticas a que tus hijos conozcan y dominen una lengua que practican más de 500 millones de personas en todo el mundo, y tiene aún mucho menos sentido que un responsable político quiera afear en términos genéricos al Gobierno de un pueblo que contribuirá a evitar el más indeseable episodio de bancarrota al que se habría llegado por una pésima gestión de recursos. Pero España es diferente, y aquí las cosas no parece que tengan que tener obligatoriamente demasiado sentido.

En España, por muy optimista que uno quiera ser, siempre es posible encontrar noticias desalentadoras. Por poner tan sólo un ejemplo (que en otras circunstancias hubiese podido carecer de importancia pero que a mí me parece tener consecuencias vitales) la nueva reforma educativa anunciada por el Gobierno hace unas semanas pretende marginar la asignatura de Economía (en su momento introducida acertadamente) a pesar de las gravísimas carencias en cultura financiera y económica que se han evidenciado en nuestra población a lo largo de esta crisis. Provoca sonrojo comprobar como muchos estudiantes, algunos universitarios, toman contacto con el mercado laboral sin haber oído hablar someramente de las funciones de nuestro sistema financiero, de los elementos y productos con los que trabaja, o cómo funciona esta decisiva maquinaria para nuestras vidas que es la Economía. Así ocurre luego, que determinados personajes con presencia mediática, tachan de villanos a los que "salvan bancos" porque ellos mismos deliberadamente se olvidan de qué son los bancos y de quién, qué dinero manejan y con qué finalidad, y qué funciones desarrollan. Por no hablar de la repercusión y de los efectos en cadena que la "no salvación" supondría para todos nosotros y para nuestra economía. Aunque este asunto daría para un largo intercambio de ideas, cerraré el mismo al decir que me gustaría suponer que los detractores del sistema financiero, por llamarlos de algún modo, guardan su ahorro bajo el colchón, pagan siempre en efectivo, y nunca en sus vidas han pedido un préstamo, financiado un coche, etc.

Regulación laboral, sistema de pensiones, economía del bienestar, estructura política y educación, son sólo algunos de los asuntos más controvertidos y apasionantes que tenemos encima de la mesa y sobre los que hay que trabajar cuidadosamente y de manera muy intensiva, porque de ellos depende que encontramos la manera de enderezar nuestro futuro. En nuestra historia más reciente España ha sido lamentablemente "diferente", y éste es el momento de reconocer con humildad modelos equivocados y caminos tomados por error. Buscar modelos y estructuras de éxito en otros y aprender de nuestros errores sería un punto de partida lógico para un cambio urgente y necesario que posibilite nuestro el camino hacia la salida.


Por
Gestor de fondos de Renta 4 Banco
 

Banco Malo y mejora del crédito


Uno de los principales objetivos de la reestructuración del sistema financiero español, que actualmente se está acometiendo, es conseguir el saneamiento de los balances bancarios para lograr una mejora del flujo de créditos al sector privado.


No es cierto que en los últimos tres años el sector financiero no haya concedido créditos. Sí lo ha hecho, pero el único sector que ha visto aumentar su financiación, vía créditos o vía colocación de emisiones, ha sido el sector público, no el sector privado. Desde 2009 el crédito al sector privado no ha dejado de descender, superando en 2011 la reducción de 100.000 millones de euros. En este periodo se ha producido un claro efecto de "expulsión" de la financiación al sector privado en favor de la financiación al sector público (efecto crowding out). Los escasos recursos disponibles de la banca se han dirigido a financiar al sector público en detrimento del sector privado. Los persistentes déficits de las AA.PP. no son inocuos.



Gráficos de evolución de los créditos

La creación del "banco malo" es uno de los pilares de la reestructuración bancaria. El llamado "banco malo", no es un banco, sino una Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (SAREB) que gestionará los activos "dañados" de las entidades financieras que requieran capital público. SAREB recibirá, entre otros, activos inmobiliarios adjudicados y créditos promotores de dudoso cobro. A cambio, las entidades financieras recibirán en pago bonos descontables en el BCE.

Consecuencias para las entidades financieras "rescatadas" cedentes de activos a SAREB:

- Una reducción del volumen de créditos en balance, al deshacerse de los créditos dudosos.

- Un aumento de la liquidez disponible, al cambiar activos poco líquidos como inmuebles adjudicados y créditos de dudoso cobro por bonos canjeables por liquidez en el BCE.

-Una disminución del tamaño del balance, al dar de baja activos por debajo del valor contable de los mismos.


La liquidez recibida por las entidades como pago a los activos traspasados debería servir para incrementar la concesión de créditos al sector privado pero existen varias limitaciones:


- Una de las exigencias del rescate bancario es la reducción del tamaño de los balances bancarios. Dependiendo en cada caso de cuan agresiva sea dicha reducción, se limitará más o menos la concesión de nuevos créditos.

- Otro de los criterios monitorizado por las autoridades europeas es el ratio "Préstamos sobre Depósitos" (Loan to Deposit). A modo de ejemplo, en el rescate a Portugal se exigió a la banca lusa alcanzar un ratio máximo del 120%. Es decir, el volumen de préstamos concedidos no puede exceder en más de un 20% el volumen de depósitos de clientes que mantenga la entidad. Por tanto, no es suficiente disponer de liquidez para poder incrementar el nivel de créditos concedidos.

- Si se supera el ratio "préstamos sobre depósitos" marcado, sea el que sea, el banco en cuestión no podrá incrementar los créditos al sector privado, pero sí podrá seguir financiando al sector público mediante la compra de bonos soberanos o letras del Tesoro. La compra de deuda pública no se considera concesión de préstamos.

- El objetivo de SAREB (el "banco malo") es deshacerse de los activos adjudicados, vendiendo los mismos de una forma ordenada. Cualquier comprador de dichos activos requerirá financiación. Salvo que se vean forzados a ello, ninguno de los bancos cedentes de activos tendrá mayor interés en volver a financiar activos del sector inmobiliario. Por el contrario, si no son los propios bancos cedentes los que financian, difícilmente los bancos "no rescatados" querrán aumentar su exposición al sector inmobiliario. Este puede ser el uno de los principales problemas con los que se enfrenten los gestores de SAREB: sin financiación difícilmente encontrarán compradores para sus activos.

La puesta en marcha del mal llamado "banco malo" es una oportunidad de incrementar la necesaria concesión de crédito al sector privado. Sería triste que la liquidez recibida por las entidades cedentes de activos acabe financiando la venta de los propios activos cedidos por las entidades a SAREB, o comprando deuda pública. En gran parte dependerá del contenido de los "planes de reestructuración" que necesariamente deberán aprobar la Comisión Europea para cada una de las entidades que reciba recursos públicos.

De momento, la financiación al sector público por parte de la banca sigue aumentando, mientras el sector privado sigue sediento de financiación. Sólo hay que analizar de dónde han acabado saliendo los 18.000 millones del Fondo de Liquidez Autonómica: básicamente de los balances bancarios.



Director General de Renta 4 Banco
 

lunes, 29 de octubre de 2012

Ajustes controlados


Pese a algunos buenos datos económicos, las Bolsas no han podido cerrar en positivo la última semana completa de octubre. El S&P ha caído un 1,5% en la semana, el Dow Jones un 1,7%, el Dax y el Cac un 2%, el Eurostoxx 50 un 1,8%, el Shanghai Composite casi un 3%, y el Nikkei un 0,7%. La idea que expresábamos en nuestro último comentario de un agotamiento del impulso que los Bancos Centrales dieron a las Bolsas en septiembre, y de un cierre de octubre en niveles más bajos que los de mediados de mes, parece confirmarse a medida que se acerca el final de un mes siempre temido en Bolsa como es octubre.

Los pobres resultados empresariales del tercer trimestre, con algunos grandes nombres como Google, IBM, Microsoft, Apple o McDonalds, entre otros, pinchando y dando malas previsiones (guidance) para los próximos meses, han contribuido al mal comportamiento de las Bolsas desde mediados de la semana anterior.

Pero las caídas son controladas, suaves, ordenadas. No son caóticas ni responden a movimientos de pánico sino que responden a un análisis sosegado de la situación. Una situación en la que, cinco años después de que todo empezase, y cuatro años después de la quiebra de Lehman, seguimos dando vueltas a los mismos temas y a las mismas preguntas: la reducción de la deuda acumulada, el crecimiento económico futuro en un entorno de ajustes, las reformas del sector financiero, del modelo de bienestar y del sector publico, la refundación del euro. Esa es la agenda hoy, como lo era hace un año y probablemente lo será dentro de un año. Una agenda en la que los Bancos Centrales tratan de conseguir, por el momento con éxito, que el proceso de desapalancamiento sea controlado y no se vuelva caótico. Que la desaceleración no se transforme en Gran Recesión. Que no se rompa el euro.

Esta semana hemos visto algunos resultados de esa actuación de los Bancos Centrales. En Inglaterra el PIB del tercer trimestre creció el 1%, por encima de las previsiones, y en EE.UU. el PIB del tercer trimestre subió el 2%, también por encima de lo esperado. El sentimiento del consumidor americano en octubre, medido por la Universidad de Michigan, se ha situado en niveles máximos de los últimos cinco años, lo que explica que las ventas minoristas en Estados Unidos hayan arrojado muy buenas cifras en los últimos meses. Hay una corriente de buenas noticias en la economía norteamericana.

Sin embargo, las Bolsas recortan ligeramente porque, rota la magia creada en verano por los Bancos Centrales, los inversores se muestran cautelosos. Los beneficios empresariales están mostrando, como era inevitable, la huella de la desaceleración global en las cifras de las compañías, y en la zona euro se comprueba, una vez más que hablar es más fácil que hacer, aunque cuando se habla sea de forma tan contundente como lo hizo Draghi en julio y en septiembre.

Hay cosas que la crisis va dejando claras, para quien las quiera ver. Una de ellas es que a quien hace bien su trabajo le va mejor que a quien no lo hace o lo hace mal. La semana pasada citábamos el ejemplo de Irlanda, que está saliendo, y también vemos en las empresas cotizadas que los resultados y la evolución bursátil reflejan las bondades o las debilidades de la gestión de cada empresa. Reducir deuda, recortar gastos improductivos y reformar lo que funciona mal es la receta que lleva a unos a estar por delante de otros y ésta es la única obsesión que deberíamos tener en España, en lugar de estar obsesionados con el rescate virtual

A nivel global, vemos cierto cansancio en las Bolsas, tras las subidas de septiembre y de la primera parte de octubre. El futuro del S&P cerró el pasado viernes en 1.407 puntos, rompiendo así a la baja el nivel de los 1.420 puntos, que para los analistas técnicos es un soporte relevante, y tras haber perdido en algunos momentos de la sesión del jueves los 1.400 puntos. Son muestras de debilidad del principal indicador bursátil global en una semana en la que, sin embargo, hubo buenas noticias económicas, como hemos visto. Particularmente el viernes, cuando tras un buen dato de crecimiento del PIB americano y un magnífico dato de sentimiento del consumidor de la Universidad de Michigan, las Bolsas americanas no pudieron subir en la sesión.

Abordamos el final de octubre con la sensación de que los inversores no encuentran motivos claros para apostar de forma decidida al alza, aunque muchos siguen pensando que habrá un rally de fin de año. Esta semana vamos a tener un dato clave en el informe de empleo americano de octubre, que se publica el viernes, y que es el último dato de empleo antes de las elecciones presidenciales del martes 6 de noviembre. También será importante el índice Case Shiller sobre el mercado inmobiliario, ya que uno de los argumentos más poderosos de los alcistas es que el sector inmobiliario norteamericano ha tocado ya suelo, opinión no compartida por algunos economistas como el propio Robert Shiller, que piensa que queda una oleada última de recortes de precio. Y, finalmente, otro dato a seguir es el ISM de manufacturas, que conoceremos el jueves, así como la confianza del consumidor del Conference Board, que se publicará el martes.

Tenemos también muchísimos anuncios de resultados empresariales, entre otros Exxon, Total, BBVA, Deutsche Bank o UBS.

Tras las elecciones presidenciales americanas del martes 6, se abrirá de pleno el debate sobre el llamado "precipicio fiscal" (fiscal cliff) que se refiere a los recortes de gastos y subidas de impuestos automáticos si los dos grandes partidos americanos, republicanos y demócratas, no llegan a un acuerdo, y además está el posible cambio en la FED si gana Romney

En definitiva, un escenario que nos sigue moviendo a ser muy selectivos y muy cautos en nuestras políticas de inversión apostando más bien por escenarios laterales o ligeramente bajistas.


Juan Carlos Ureta Domingo
Presidente de Renta 4 Banco

martes, 23 de octubre de 2012

El gasto público no crea empleo, las empresas sí


En las últimas semanas el mensaje de la mayoría de responsables políticos y económicos europeos, salvo los alemanes, se centra en denostar la austeridad y el calendario de ajuste de los déficits públicos, y en apostar por el crecimiento.

Por austeridad se entiende reducir los gastos de las Administraciones Públicas, de tal manera que se minore el nivel de déficit público. Al recortar los gastos de las AA.PP. se produce, en un primer momento, una inevitable contracción del crecimiento, tanto más intensa cuanto más drástico sea el ajuste en el gasto. Una relajación del calendario de reducción del déficit público permitiría un descenso más suave del crecimiento económico (PIB), pero a cambio de aumentar la deuda pública y de solicitar financiación adicional por la cuantía en que se incremente el déficit.

Es difícil que alguien no esté a favor del crecimiento, pero los mensajes que se lanzan anteponiendo crecimiento a austeridad carecen de credibilidad. Si se entiende por crecimiento más gasto público, sólo tendremos crecimiento efímero a costa de un incremento de la pesada losa de la deuda pública. El absurdo "Plan E" (Plan de Estímulo de la Economía y el Empleo) sólo sirvió para enterrar 8.000 millones de euros en actuaciones tan inútiles, en algunos casos, como levantar y tapar aceras por media España. El efecto duradero sobre el empleo y el crecimiento económico fue prácticamente nulo, mientras que la carga de la deuda seguía aumentando. 

Quien crea empleo de forma duradera es la iniciativa privada a través de empresarios y autónomos, no la Administración Pública. Cuando se contrapone crecimiento a austeridad, ojalá se refiriesen a crear las condiciones necesarias para que la iniciativa privada tenga más facilidad en crear empresas y en crear empleo. Lamentablemente la mayoría de las decisiones adoptadas no parecen ir por ese camino.

Habría sido mucho más beneficioso para el empleo destinar los 8.000 millones del "Plan E" a pagar a proveedores de las AA.PP., que aumentar en dicha cuantía la deuda pública. Cuando las AA.PP. gastan más de lo que ingresan y no son capaces de financiar ese déficit convirtiéndolo en deuda financiera, se acaba transformando en deuda comercial

Las AA.PP., principalmente CC.AA. y Ayuntamientos, priorizan los pagos a realizar: primero las nóminas, segundo la deuda financiera y por último el pago a proveedores. El principal incumplidor de la Ley de Morosidad que limita el plazo de pago a proveedores es la propia Administración Pública. El Plan de Pago a Proveedores aprobado durante este año ha sido un respiro, pero no ha resuelto el problema de raíz, ya que las AA.PP. siguen gastando por encima de sus ingresos.

El incremento del déficit público final registrado en 2010 desde el 9,3% hasta el 9,7% por la inclusión de facturas no contabilizadas por importe de unos 4.000 millones de euros es demoledor. Cuando las AA.PP. dejan de pagar a sus proveedores se produce un perverso efecto en cadena. El proveedor no puede hacer frente a sus compromisos, dejando de pagar a su vez a sus propios proveedores y, en muchos casos, forzándole a jibarizar el tamaño de la compañía, reduciendo el número de empleados, cuando no cerrando la empresa.

Ojalá cuando se hablara de políticas de crecimiento se refiriesen a financiar a las actividades productivas. Las empresas necesitan financiación para poder operar en el día a día por el desfase entre el periodo de cobro a los clientes, más aún si son AA.PP, y el periodo de pago a proveedores y empleados. Las medidas fiscales adoptadas hasta ahora no solo no facilitan la financiación de las empresas, sino que suponen una merma a su capacidad financiera.

Habría sido deseable que antes de subir el IVA, que las empresas y autónomos ingresan en Hacienda antes de cobrar, se hubiese modificado el criterio de devengo por el criterio de caja, de tal forma que no sean las empresas y autónomos, ya ahogados financieramente, los que financien a la AA.PP. adelantando el IVA no cobrado. Algo similar cabría decir de los incrementos de los pagos a cuenta del Impuesto sobre Sociedades.

¡Quién no va a estar a favor de políticas de crecimiento!, pero para que tengan éxito primero habrá que tener claro quién crea empleo duradero: las empresas y los autónomos.


Jesús Sánchez-Quiñones González
Director General de Renta 4 Banco

lunes, 22 de octubre de 2012

Ida y vuelta


Al final hemos tenido una semana de ida y vuelta en las Bolsas, si bien algunos índices, como el Nikkei (+5,5%) el Ibex 35 y el Cac (+3,4%) o el Dax (+2%) han logrado superar la semana con subidas notables, mientras otros, como el S&P o el Dow Jones se conformaban con subidas simbólicas, o incluso arrojaban pérdidas semanales, como es el caso del tecnológico Nasdaq.

La semana estuvo animada, en sus primeras sesiones, por la expectativa de un inminente rescate español, lo que permitió a nuestro Tesoro colocar muy bien sus dos subastas de Letras y bonos, y por algunos buenos resultados empresariales, como los de Goldman Sachs, Coca Cola, Johnson&Johnson o Citigroup. También ayudaron algunas cifras económicas positivas, como el buen dato de ventas minoristas en EEUU publicado el lunes pasado. Pero a partir del jueves pesaron en contra los resultados negativos de empresas como Microsoft, IBM, McDonald´s o Google, las cifras de China que evidencian la desaceleración de su economía (+7,4% crecimiento del tercer trimestre) y, sobre todo, el espectáculo que ya preveíamos en nuestro anterior comentario de una Europa desunida y sin liderazgo, que convirtió la cumbre del jueves y viernes pasados en un nuevo fracaso.

Estos elementos negativos eran relativamente previsibles y por ello choca la alegre euforia de las Bolsas en la sesión del martes, cuando a partir de media mañana las cotizaciones se dispararon al alza por los rumores de que España iba a pedir el rescate "virtual" y por las declaraciones de algunos políticos alemanes de que Alemania estaba de acuerdo. El Ibex subió el 3,5% ese día, pese al downgrade masivo de los Bancos españoles por Standard&Poors.

Una euforia que se desmoronó el jueves de manera incipiente y el viernes de manera ya abierta. El punto de inflexión fue la accidentada publicación el jueves, poco antes del cierre del mercado americano, de los resultados de Google, resultados a los que siguieron otros también negativos el viernes, pero la nota peor la pusieron los líderes europeos con sus profundas disensiones.

Los resultados empresariales y el rescate español son, sin duda, los dos temas que preocupan a los inversores a corto plazo, y sobre ambos vamos a tener noticias en la última semana de octubre, pero más allá de las novedades que pueda haber, conviene hacer una reflexión de fondo.

En lo que a resultados se refiere es normal que la desaceleración del crecimiento económico que ha puesto de manifiesto el reciente informe del FMI deje su huella en los beneficios de las compañías. Las mejor gestionadas sabrán capear el temporal y sobrevivir, y las otras tenderán a desaparecer, pero no cabe esperar un motor alcista fuerte en los beneficios empresariales.

En cuanto al rescate, aun dejando aparte las complicaciones propias de la endiablada política europea y suponiendo que ya en breve España haga la solicitud de una línea cautelar, se firme el memorando de condiciones y el BCE empiece a comprar bonos, es un tanto ingenuo pensar que eso va a conducir a una inmediata reducción de nuestra prima de riesgo a 200 puntos y a una desaparición milagrosa de nuestros problemas de fondo. Los problemas de fondo que hoy tenemos seguirán ahí al día siguiente del rescate, aunque baje nuestro coste de financiación, y, si no nos aplicamos en resolverlos, la prima de riesgo volverá a subir. Es decir, el rescate virtual no va a evitar que se hagan los fortísimos y dolorosos ajustes que la economía española ha de hacer, porque el rescate es un instrumento y no un fin en sí mismo, como ya se está viendo en el rescate bancario.

Dicho de otra forma, es fundamental la gestión que se haga de los recursos que nos proporcione el rescate. Entre los países ya rescatados tenemos a Irlanda, que ha hecho sus deberes, con la prima de riesgo en menos de 300 puntos y su bono a diez años a un tipo del 4,5%, menor que el de los bonos italiano o español, países no rescatados. Sin embargo los bonos portugueses están en el 7.5% y los griegos en el 16.5%. Es decir, el rescate no es lo relevante, lo relevante es arreglar los problemas haciendo los ajustes y reformas necesarios.

Además de estas consideraciones, y desde una perspectiva más general, el problema es que no parece posible avanzar en la salida de la crisis sin que haya un saneamiento mayor de la deuda, tanto la pública como la privada. Dicho de otra forma, los tenedores de bonos deben asumir su parte de las pérdidas y si esto no ocurre parece difícil encontrar un camino rápido y sostenible hacia el crecimiento. Mientras no se aborde de forma más radical la reestructuración amplia de la deuda pública y privada, estaremos en un proceso de saneamiento a cámara lenta, que es todo menos claro, y que seguirá generando turbulencias recurrentes, con riesgos permanentes de descontrol.

Esta es la realidad mixta que se ha visto la semana pasada. Los resultados empresariales son mixtos, unos buenos y otros malos. La economía se desacelera, pero no se desploma. La zona euro no avanza, pero tampoco se rompe.

Al iniciarse la última semana de octubre estamos en el S&P casi igual que hace siete días, tras un viaje de ida hacia los máximos anuales y vuelta hacia los soportes. El nivel técnico el futuro del S&P después de haber llegado en la semana a 1.460 volvió, al cierre del viernes casi a la posición de partida, en 1.423 puntos, de nuevo cercana a la importante resistencia de 1.420 puntos.

Seguimos pensando que lo normal es que octubre termine algo por debajo de los niveles actuales.


Juan Carlos Ureta Domingo
Presidente de Renta 4 Banco