lunes, 11 de noviembre de 2013

A menor inflación mayor rentabilidad


La actual situación de inflación cercana a cero, o incluso negativa, supone un cambio radical para los inversores difícil de asimilar. Una rentabilidad se considera elevada o baja dependiendo del rendimiento nominal obtenido sin tener en cuenta la inflación existente en cada momento. Un retorno del 1% con una inflación de cero supone una mayor rentabilidad real que un retorno del 3,5% con una inflación del 3%. La percepción generalizada de los inversores es justo la contraria: de forma generalizada obvian el efecto de la inflación.

Los últimos datos publicados muestran una inflación del 0,7% en el conjunto de la Eurozona e inflación negativa del -0,1% en España. Países como Portugal y Grecia presentan inflación negativa. Cabe recordar que el objetivo del Banco Central Europeo no es inexistencia de inflación, sino que los precios se incrementen anualmente en torno al 2%. Japón ha experimentado durante casi dos décadas los problemas económicos asociados a un proceso deflacionista de los precios o de inflación negativa. Con los elevados niveles actuales de deuda de la economía, un cierto grado de inflación ayuda a la sostenibilidad de la deuda. Una inflación del 2% al año durante 10 años, reduce en un 20% la carga real de la deuda. Por el contrario, la deflación incrementa el peso de la deuda cada año que pasa, haciéndola menos sostenible. Adicionalmente, si existe inflación es posible que el coste real de la deuda sea negativo, al ser inferior a la inflación. Por el contrario, difícilmente será posible emitir con tipos negativos, aunque países como Alemania o Suiza lo hayan conseguido en el pasado cercano.

Desde el principio de la actual crisis financiera los bancos centrales hicieron frente a las presiones deflacionistas inyectando cantidades ingentes de liquidez y reduciendo al mínimo los tipos de interés. Un lustro después del inicio de la crisis, dicha liquidez no se ha traducido en un incremento de los Índices de Precios al Consumo. Por el contrario, es posible que estemos asistiendo a una cierta inflación del precio de determinados activos, sobre todo de renta fija. Todo parece indicar que los tipos de interés seguirán bajos durante un largo periodo de tiempo, por lo menos hasta que la inflación no haga acto de presencia.

Este nuevo escenario de bajos tipos e inflación cercana a cero es nuevo para los inversores. En el año 2007 la rentabilidad nominal de las Letras del Tesoro a un año era del 4%, pero la inflación de ese año fue del 4,1%. Por tanto, la rentabilidad real era negativa. Hoy el rendimiento de las Letras al mismo plazo apenas alcanza el 0,7%, pero la rentabilidad real después de inflación es prácticamente idéntica a la rentabilidad nominal. Aunque económicamente no sea racional, la práctica totalidad de los inversores prefieren la primera la situación de 2007.














La rentabilidad de las inversiones es algo palpable que se refleja en el extracto bancario correspondiente. La inflación es un indicador "intangible" calculado por un tercero cuyo efecto en cada inversor es relativo: la inflación real soportada por un inversor jubilado sin personas a su cargo no tiene nada que ver con la soportada por una persona con hijos en edad escolar. Tras toda una vida con inflación, será difícil convencer a los inversores de que lo relevante es la rentabilidad real y no la nominal.

La rentabilidad del bono español a dos años se sitúa actualmente en el menor nivel nominal desde 2005: 1,6%. Sin embargo, la rentabilidad real descontada la inflación es la mayor de todo ese periodo. Pocos inversores lo verán así.



Director General de Renta 4 Banco 

El gráfico semanal: Twitter


De nuevo ha funcionado bien nuestra apuesta de hace cuatro semanas en favor del dólar. El Nikkei, al que dedicamos el Gráfico semanal de hace quince días, ha acusado las dudas que suscita la política de Abe y ha cedido un 0,8% en la semana, confirmando nuestras reservas a medio plazo sobre el experimento japonés. En cuanto a nuestro valor de la semana pasada, Royal Bank of Scotland (RBS), parece querer estabilizarse en torno a las 3,2 libras, tras la fuerte caída experimentada.

Pero esta última semana el protagonista ha sido Twitter, con su agitada pero muy exitosa salida a Bolsa. Obsesionada con evitar los problemas que sufrió Facebook en su salida a Bolsa en mayo de 2012, Twitter decidió salir en la Bolsa de Nueva York, en lugar de en el Nasdaq, y cuidó al máximo el precio de salida, para evitar el desplome inicial que tuvo Facebook.

Tal y como se ve en el gráfico, el esfuerzo ha dado sus frutos y las acciones de Twitter subieron de forma inmediata, nada más salir a cotizar, desde los 26 dólares en los que se fijó el precio de la colocación hasta casi 50 dólares. A partir de ahí, y tras un proceso de distribución a precio alto que es muy evidente en el elevado volumen de transacciones de los primeros momentos (el Gráfico adjunto incorpora en la parte de abajo el volumen de negociación) la cotización del valor se fue deslizando a la baja, tanto en la primera sesión como en la segunda, hasta cerrar el pasado viernes en 41,65 dólares con una bajada en la sesión del 7,2%.

La pregunta es ¿a partir de ahora, qué? Twitter es un modelo de negocio bastante singular, incluso en comparación con Facebook o con Google, ya que no son tan obvias como en otros casos las posibles líneas de ingresos vía publicidad y hay quien no tiene ni siquiera clara la propia permanencia en el tiempo de la "moda" Twitter. Pero estas dudas no son nuevas y ya se han producido antes respecto a compañías que luego han sido un éxito. Hay que recordar que a fines de los noventa, cuando los fundadores de Google, Larry Page y Sergey Brin, acudían a los inversores para sus primeras rondas de financiación, alguno de ellos les preguntaba con escepticismo y con cierto punto de burla si de verdad creían que alguna vez iban a obtener ingresos con el buscador que estaban lanzando. Todo un ejemplo de predicción por parte de aquellos inversores.

Pese a los intentos por diferenciarse de Facebook, que en parte han dado sus frutos, como antes decíamos, a la hora de valorar la inversión en Twitter nos pasa algo parecido a lo que nos pasó con Facebook tras su salida a Bolsa. En el Gráfico semanal de 21 de mayo de 2012, cuando Facebook acababa de salir a cotizar y su precio estaba, tras una caída inicial, ligeramente por debajo de 40 dólares por acción, decíamos literalmente que "nos abstendríamos hoy de comprar acciones de Facebook hasta que su precio refleje de forma más comprensible su verdadero valor". Efectivamente el precio de las acciones de Facebook cayó hasta niveles de 20 dólares, a fines de 2012, si bien a partir de agosto de este año ha protagonizado una espectacular subida que ha llevado la acción a 47,5 dólares.

Pues bien, en Twitter esperaríamos con paciencia a que se asiente el valor. Nos gusta Twitter y, pese a las lógicas dudas que algunos analistas han expresado sobre su modelo, apostamos claramente por su futuro y valoramos el enorme talento que han acreditado quienes dirigen la compañía, talento que para cualquier empresa es la mejor garantía de valor futuro. Pero nos gustaría comprar en niveles más próximos al precio de salida o incluso por debajo, a 20 dólares, y por ello no tendríamos ninguna prisa en comprar a los precios actuales, a los que seríamos más bien vendedores.

Le recordamos que en nuestra página web puede Usted operar en todos los mercados nacionales e internacionales, tanto en los mercados de contado como en derivados, opciones y futuros, en las mejores condiciones y en tiempo real.

GRÁFICO DE TWITER EN SUS DOS PRIMERAS SESIONES DE COTIZACIÓN (INCORPORANDO VOLUMEN DE NEGOCIACIÓN)








Por Renta 4 Banco 

Entre la deflación de Draghi y los “optimal scenarios” de Yellen


La primera semana de noviembre se ha movido entre dos grandes noticias, ambas bastante inesperadas. La primera es la rebaja de tipos del BCE del jueves y la segunda es la fortaleza de la economía americana que mostraron tanto el dato del PIB americano del tercer trimestre, que subió el 2,8%, la mayor subida del año, como el informe de empleo de la economía americana en octubre, que se publicó el viernes. Ambas noticias, y la reacción de los inversores ante ambas, alimentan la controversia a la que aludíamos la semana pasada ("¿Es malo el exceso de liquidez?") entre los partidarios de la expansión cuantitativa y sus detractores.

La primera noticia, la rebaja de tipos por el Banco Central Europeo, conecta con los temores crecientes de deflación en la zona euro, agravados por el dato de inflación de octubre de la eurozona, una tímida subida de precios del 0,7% con tres países, entre ellos España, marcando precios a la baja. Es obvio que el BCE trata de evitar que la deflación siga avanzando. Pues bien, la primera reacción de las Bolsas fue muy positiva, pero al poco tiempo se dieron la vuelta hacia abajo evidenciando que la segunda lectura de la decisión del BCE genera temores. La idea es que si la bajada de tipos al 0,5% y los sucesivos LTRO o similares que el BCE ha puesto en marcha en los últimos años no han dado resultado, no parece tan claro que ahora una bajada adicional de un cuarto de punto vaya a funcionar. Máxime cuando el viernes la agencia de calificación S&P rebajaba el rating a Francia basándose en que la subida de impuestos puede mermar el crecimiento económico de la segunda economía de la zona euro y anunciaba que, en su opinión, los Bancos de la zona euro necesitan 95.000 millones de euros más de capital.

Tras la caída de las diversas Bolsas europeas del jueves y del viernes, en el conjunto de la semana el Eurostoxx 50 ha bajado medio punto porcentual y el Ibex 35 español y el Mib italiano han bajado un punto porcentual. El Cac ha perdido un 0,3% en la semana. Solo el Dax alemán se ha salvado, al subir un 0,8% semanal, ya que la bajada del euro se supone que va a beneficiar, sobre todo, a las exportaciones de las empresas alemanas. Vemos por tanto una reacción de duda ante el nuevo y anticipado movimiento del BCE.

La segunda gran noticia de la semana, la del buen tono de la economía norteamericana, es de signo contrario, y lo que estaría indicando es que la economía americana parece estar saliendo ya de la crisis. Si así fuera la FED tendría bastante que ver en ello, pero lo interesante es que la FED parece no contentarse con lo ya conseguido, sino que quiere más.

En concreto el pasado miércoles la prensa se hacía eco de los informes presentados por analistas de la FED en unas jornadas patrocinadas por el FMI. En esos papeles de trabajo se sugería la posibilidad, en base a un modelo de proyección que utiliza la FED llamado "optimal scenarios", de que no se suban los tipos de interés hasta que el paro esté en el 5,5% en lugar de en el 6,5% (objetivo de la FED desde octubre de 2012) y hasta que la inflación no suba al 2,5%. La tesis es que, si esto se consigue, entonces la recuperación económica será mucho más sólida. Si se siguiese esta línea de pensamiento, el "tapering" podría posponerse hasta el 2017. El comentario de que Janet Yellen es al parecer una seguidora fiel del modelo "optimal scenarios" determinó una subida de las Bolsas en la sesión del miércoles ante la expectativa de que los tipos cero y la QE se prolongasen.

Aunque la subida del miércoles se vio ensombrecida el jueves por la ya mencionada interpretación que los inversores hicieron de la decisión del BCE de bajar los tipos al 0,25%, al final el Dow Jones ha subido el 1% en la semana, y el S&P el 0,5% quedando el Nasdaq en tablas, con lo que de nuevo el Dow y el S&P se sitúan en máximos históricos de todos los tiempos.

En Asia las Bolsas han tenido en general peor comportamiento, perdiendo el Nikkei un 0,8% en la semana, y más del 2% la Bolsa india, el Kospi coreano y el Shanghai Composite. A lo largo de este fin de semana se han publicado varios datos interesantes en China que tal vez puedan animar a las Bolsas asiáticas las próximas jornadas, aunque es dudoso. La inflación china ha repuntado una décima en octubre, situándose en el 3,2%, la producción industrial también ha subido una décima, al 10,3%, y las exportaciones han repuntado fuertemente en octubre.

Nos encontramos así con una Europa que amenaza deflación, pese a los esfuerzos de Draghi, mientras que en EEUU y en China la economía parece despertar, gracias a los estímulos monetarios de la FED y a la permanente política de gasto de los dirigentes chinos. Sin embargo los inversores no ven del todo claro el proceso de tipos cero y de expansión monetaria ni en la zona euro ni en Japón, pero al parecer son más positivos con las decisiones y estrategias de la FED, al menos por el momento.

Europa, EEUU, Japón y China tienen, cada uno a su manera, economías "dopadas" y, como decía esta semana el historiador Niall Ferguson, todas necesitan "rehabilitación", pero la diferencia es que en EEUU el "doping" parece al menos estar funcionando, y en los restantes casos no está claro.

En este contexto, Janet Yellen habla el jueves, en su audiencia para su nominación ante el Senado, y hay más intervenciones de miembros de la FED a lo largo de la semana. Vamos a seguir comprobando en qué medida la FED disfruta o no del beneplácito de los inversores, ya que hay señales de que los llamados "optimal scenarios" no gustan a todo el mundo, ya que el pasado viernes vimos una fuerte subida de los tipos de los bonos con el tipo del T bond de nuevo al 2,75%.

A la vez, se acaba ya la temporada de resultados con Wal Mart, Cisco y algunas europeas como Vodafone o E.ON presentando sus cifras. Cifras que en el conjunto de las compañías que han presentado sus resultados no han sido malas, aunque tampoco acreditan una mejora clara.

El miedo ha desaparecido totalmente de los mercados financieros, la FED va a seguir inyectando sus 85.000 millones de dólares al mes, el Banco de Japón sus 55.000 millones de dólares al mes, y el BCE no ha dicho la última palabra con su bajada de tipos al 0,25%, y en algún momento anunciará un nuevo LTRO. El pensamiento "oficial" complaciente con la expansión monetaria cuantitativa está firmemente anclado en la opinión de unos inversores que no ven problemas en el horizonte.

Pero lo anterior no debe hacernos olvidar que los niveles actuales de las Bolsas, sobre todo de las americanas, solo se justifican bajo la hipótesis de un crecimiento económico muy elevado en los próximos años o de una subida adicional de los márgenes empresariales, que están ya en sus máximos de las últimas décadas.

En ese contexto, la reacción de las Bolsas europeas el jueves y el viernes al recorte de tipos del BCE y la persistente debilidad del Nikkei pese a la agresiva expansión monetaria en Japón, son un recordatorio claro de los límites de las políticas monetarias para generar crecimiento por sí solas, sin el acompañamiento de cambios de fondo en la economía y de una limpieza efectiva de los balances. 




Presidente de Renta 4 Banco 

viernes, 8 de noviembre de 2013

Euforias preocupantes


La alegría desatada en las bolsas desde inicio de septiembre ha conseguido cambiar el sentimiento de los inversores hasta niveles preocupantes. En el caso de la bolsa española el IBEX 35 se ha revalorizado prácticamente un 30%, pero algunos valores de baja capitalización y bajo precio unitario de cotización (conocidos como chicharros) han incluso doblado de precio.

Cuando la euforia desmedida llega a los chicharros, conviene estar alerta ante excesos en las cotizaciones que nada tienen que ver con la evolución fundamental de las empresas y que pueden acabar dando serios disgustos a los inversores más osados o más ingenuos. En ciclos anteriores, la fase de fuertes subidas de este tipo de valores solía indicar que el fin de la fase alcista estaba cerca.

Un ejemplo de dichos síntomas de euforia desmedida es la evolución de la cotización de Service Point Solutions (SPS) durante las últimas semanas. El valor de la compañía subió en menos de tres meses hasta escalar un 350%, sin que existiera ninguna razón fundamental conocida que lo justificase, salvo la posible refinanciación de su deuda.







El 24 de octubre anunció la presentación del preconcurso de acreedores ante la imposibilidad de refinanciar la deuda, cayendo la cotización de la acción un 58%. Con todo, la cotización actual se sitúa en el mismo nivel que tenía al inicio de septiembre, y un 50% por encima del nivel de finales de agosto.

El caso de SPS es sólo un ejemplo de euforia desmedida que aporta valiosas enseñanzas:

- Es un error bastante generalizado considerar que una empresa está barata simplemente porque el valor unitario de una acción es muy inferior a un euro. Aunque sea una obviedad, una empresa es igual de barata o de cara a 0,12 € que a 12 € con un número de acciones 100 veces inferior.

- Es peligroso sumarse a la fiesta de la subida de la cotización de una acción si no existen argumentos fundamentales sólidos. El planteamiento inversor "si sube por algo será" suele acabar mal o muy mal.

- Un cierto número de compañías cotizadas se encuentran en una difícil situación debido a su elevado endeudamiento. El inversor debe ser consciente del riesgo que asume invirtiendo en este tipo de compañías: muchas veces se ignora. Si logran refinanciar sus deudas posiblemente experimenten fuertes subidas en el corto plazo, pero dicha inversión no está exenta de elevado riesgo.

De momento, la subida en valores pequeños no es generalizada, pero los inversores deben ser extremadamente cautelosos al invertir su dinero en este tipo de empresas, no dejándose llevar por parámetros tan engañosos como la cotización de cada acción sin tener en cuenta el número de acciones o la situación financiera de la empresa.




Director General de Renta 4 Banco 

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Escenarios para una mejora de márgenes

Quizás soy muy positivo con mis expectativas de revalorización en renta variable. Llevo varios artículos haciendo referencia a la importancia de los márgenes para saber hacia dónde van los beneficios de las compañías europeas. La casi perfecta correlación entre los beneficios empresariales y el comportamiento de la bolsa, hacen más importante si cabe, el análisis de los márgenes.






Como se observa en el gráfico anterior, los márgenes suelen mejorar cuando las ventas crecen, y empeorar cuando las ventas caen. Las economías de escala y el apalancamiento operativo tienen la respuesta.

Hoy he querido poner varios escenarios para subrayar la importancia de los márgenes en las valoraciones que hacemos de las bolsas.

Actualmente el PER esperado de la bolsa europea para este 2013 es de 14,9x, que corresponde con un margen neto esperado del 7%. 

Llevo insistiendo estas últimas semanas de la potencial mejora de resultados empresariales por el hecho de observar que el ciclo económico en el viejo continente está en un punto de inflexión, que las empresas han reducido sus bases de costes y que los costes laborales unitarios están lejos de ser un elemento de presión en el corto plazo para las compañías.

En general, las ventas totales de las empresas que componen el Euro Stoxx 600 (las 600 compañías de mayor capitalización europeas), tienen una positiva tendencia, si bien es cierto que cada cierto tiempo hay una crisis que trunca la tendencia. La última crisis ha sido del 2007 al 2009, en el que las ventas han caído acumuladamente un 15% y los márgenes han pasado del 10% al 4,5%.

Creo que estamos en un punto de inflexión. Las ventas llevan repuntando desde 2010 y los márgenes netos lo harán este año de manera relevante. Pasando del 4,7% del 2012 al 7% esperado para este 2013.






Ahora bien, ¿qué debemos esperar de las bolsas para el próximo año? 

En la tabla anterior he considerado tres supuestos. El escenario base asume un crecimiento de las ventas en 2014 de un 2% y una mejora de otro punto porcentual en el margen neto. Esa mejora resultaría en un PER del Euro Stoxx 600 de 12,78x, el cual dejaría un potencial para la bolsa europea de más de un 28% al PER medio histórico de la bolsa europea que es de 16,4x.

El escenario optimista, asume que las ventas crezcan un 5% y los márgenes netos vuelvan al 10% en el que estaba la bolsa europea en 2007. En este caso, el PER del Euro Stoxx 600 sería de 9,93x y el potencial que dejaría a la bolsa europea en el supuesto que volviese a cotizar a sus ratios históricos de 16,44x PER, sería del 65%.

Por último, en el escenario pesimista, considero que las ventas caen un 2% y los márgenes vuelven al 4,5% del año pasado. En este caso (poco probable en mi opinión), la bolsa europea cotizaría a un PER de 26x y el potencial de caída sería del 38%.

Creo que con estos 3 escenarios, queda bastante claro la potencia de los márgenes en las bolsas. Predecir el comportamiento de los márgenes, es predecir la tendencia de las bolsas. Como siempre en los mercados financieros, vuelve a ser una cuestión de expectativas.

Gestor de fondos de Renta 4 Banco 

martes, 5 de noviembre de 2013

La dictadura del corto plazo


"Un político piensa en las próximas elecciones, un estadista piensa en las próximas generaciones" James Freeman Clarke

Cualquier diligente padre de familia inculca a sus hijos la necesidad de realizar sacrificios y esfuerzos en el corto plazo para lograr ciertas metas en el medio y largo plazo. No acometer dichos sacrificios a tiempo suele tener consecuencias irreparables. En las empresas y en la gestión de los asuntos públicos ocurre lo mismo, aunque en muchos casos desgraciadamente la dictadura del corto plazo se impone. Lo bueno a corto no necesariamente lo es a largo.

Una de las primeras consecuencias del estallido de la crisis financiera en EE.UU., fue el reproche generalizado a los bancos de inversión por poner el foco en la consecución de beneficios a corto plazo, asociados a elevadísimas remuneraciones extraordinarias (bonus), frente a la obtención de beneficios a largo plazo más estables. Dicho modo de actuar provocó la toma de posiciones muy rentables en el corto pero muy arriesgadas a largo plazo.

Los mercados financieros también exigen resultados en el corto plazo, aunque dichos resultados inmediatos limiten la capacidad de crecimiento futuro o incluso generan burbujas. Los ejemplos son numerosos:

- Las actuales políticas de expansión cuantitativas de los bancos centrales son aplaudidas por los mercados financieros, sin reparar en sus posibles efectos perniciosos a largo plazo.

- El mero anuncio de la FED de una futura normalización de la política monetaria, para minimizar los nocivos efectos secundarios, se tradujo en mayo y junio pasados en caídas generalizadas de los mercados financieros.

- Menores tasas de crecimiento de la economía, pero más sólidas, son consideradas como perjudiciales para las cotizaciones.

En numerosas ocasiones, menor crecimiento en el corto plazo pero más sólido, se traduce en un mayor crecimiento futuro. Esto es válido tanto para empresas como para países:

- Si los bancos y cajas no hubiesen incrementado el crédito en los años de boom en la forma en que lo hicieron, no habrían sufrido tanto tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, y su situación actual sería más halagüeña.

- Forzar artificialmente el crecimiento de la economía, sin bases sólidas, como se hizo con los 12.000 millones de euros destinados al Plan E, sólo sirve para crear una ficción de crecimiento durante unos meses, que se traduce en más deuda y una merma del crecimiento futuro, sin que el dinero gastado suponga un mayor crecimiento a medio plazo.

Actualmente existe una gran preocupación por el menor crecimiento previsto de la economía china. Pese a todo, un menor crecimiento de dicha economía, pero más sostenible, es una magnífica noticia a medio plazo. Tal y como explica el FMI en un artículo, menor crecimiento de China ahora supondrá mayor crecimiento en el futuro. Se pretende primar las reformas estructurales frente a los estímulos de corto plazo para lograr un crecimiento más sostenible.

Una economía que se basa en pedir prestado y gastar podrá crecer, pero llegado un determinado momento la deuda se hará insostenible, y las inversiones dejarán de ser suficientemente productivas, aumentando el riesgo de seguir prestando a dicha economía, poniendo en peligro el crecimiento futuro.

La exigencia de resultados inmediatos desgraciadamente prima en muchas facetas de la vida económica actual. La mayoría de los inversores exigen resultados a corto plazo, condicionando las decisiones de aquellas compañías que no son capaces de abstraerse de la presión del corto plazo. A su vez, la mayoría de los responsables públicos se autolimitan su capacidad de actuación condicionados por los resultados de las próximas elecciones.

Afortunadamente al menos en China, ante la falta de presión de unas próximas elecciones sí han decidido anteponer el crecimiento a futuro en detrimento del corto plazo. Pese a ello, previsiblemente los mercados financieros penalizarán el menor crecimiento chino, al menos en un primer momento. 




Director General de Renta 4 Banco

 

lunes, 4 de noviembre de 2013

Bolsas, Inflación y Bancos Centrales


La positiva evolución de las bolsas tiene un impacto evidente en la confianza de los consumidores e inversores. Los bancos centrales son muy conscientes de ello. De hecho, el propio Bernanke, presidente de la Reserva Federal estadounidense, manifestó en 2010 que uno de sus objetivos era lograr que los mercados financieros subieran. Para lograr dicho objetivo se ha embarcado en una política consistente en inundar de liquidez el mercado y mantener los tipos de interés en niveles ínfimos.

La liquidez inyectada por los bancos centrales no está yendo a la economía real, sino a los mercados financieros. Las bolsas se encuentran en máximos de los dos últimos años, y algunos mercados como el estadounidense, alemán o suizo se sitúan en máximos históricos. Siguiendo con la argumentación de Bernanke, estas subidas de las bolsas debería generar "efecto riqueza", fomentando el consumo. A su vez, los bajos tipos de interés y la abundante liquidez presumiblemente fomentarán la inversión. El aumento del consumo y la inversión reactivarán la economía y así comenzaría un círculo virtuoso. Esta teoría, defendida públicamente por Bernanke, implica que los efectos se trasladan desde los mercados financieros a la economía, y no a la inversa como cabría esperar.

Hasta el verano del pasado año, los bancos centrales habían actuado para evitar que la economía entrase en depresión: lo lograron. Desde entonces, han dado un paso más, intentando propiciar el crecimiento económico.

El BCE logró eliminar el riesgo de un "accidente" en el euro con la declaración de Draghi de hacer todo lo necesario para la supervivencia de la moneda única y la posterior aprobación del "nonato" programa OMT de compra de bonos soberanos. La FED, por su parte, aprobó el actual programa de inyección de liquidez: QE3. A diferencia de los anteriores, no tiene una vigencia limitada en el tiempo y en cuantía, sino que implica un incremento permanente del balance de la FED hasta que el paro baje hasta niveles del 6,5%. El último en sumarse a la fiesta ha sido el Banco de Japón. Su programa de inyección monetaria es el más agresivo de todos, al pretender doblar la cantidad de dinero en circulación en apenas un par de años.

La primera parte del objetivo de los bancos centrales se ha cumplido con creces. La liquidez se ha filtrado a los mercados financieros y las revalorizaciones desde los mínimos del verano de 2012 son de más del 70% en el caso de la bolsa estadounidense; de casi el 50% en el Eurostoxx y del 40% en Japón, aunque el índice nipón ya se encuentre lejos de los máximos del presente ejercicio.

El objetivo último consistente en lograr que la subida de las bolsas genere crecimiento económico está por ver. Es cierto que por primera vez en años EE.UU., Europa y Japón crecen de forma simultánea, pero dicho crecimiento es muy dependiente del mantenimiento de las extraordinarias políticas monetarias actuales.

En EE.UU., tan pronto como la FED anunció en el mes de mayo que la política de inyección permanente de liquidez no podía ser permanente, y que en algún momento habría que reducir la cantidad adicional de liquidez suministrada, los tipos de interés hipotecarios subieron un 30% (del 3,4% al 4,6%), y los tipos a diez años prácticamente se doblaron (del 1,6% al 3%). Los tipos de interés se encuentran en niveles artificialmente bajos, taponados por la cantidad ingente de liquidez. Si dicha liquidez se reduce, los tipos inevitablemente subirán, afectando a sectores muy sensibles de la economía como el consumo privado y la inversión.

Bienvenida sea la sensación de mejora económica y de alegría bursátil. No obstante, hay que ser conscientes de que la actual política expansiva de los bancos centrales tiene un límite. No es eterna. Las cotizaciones podrán seguir subiendo, pero niveles superiores sólo serán sostenibles en el tiempo si realmente la economía crece y los beneficios empresariales recogen dicho crecimiento.

Pese a todo, en el corto plazo, y dado el bajísimo nivel inflación en Europa (0,7%) frente al objetivo del BCE del 2%, y con el euro en niveles máximos de los dos últimos años, es probable que el Banco Central Europeo incluso baje más los tipos de interés, inyectando más gasolina a los mercados financieros europeos.







Director General de Renta 4 Banco 

El gráfico semanal: Royal Bank of Scotland (RBS)


Nuestra apuesta de hace tres semanas en favor del dólar empieza a dar sus frutos tras la fuerte caída experimentada por el euro frente al dólar en las dos sesiones últimas de la semana pasada. También se ha producido un repunte a corto plazo del Nikkei, que ha remontado posiciones esta última semana subiendo un 0,8%, tal y como preveíamos en el Gráfico semanal del pasado lunes, si bien seguimos manteniendo enormes reservas sobre el experimento japonés a medio plazo por lo que cualquier posición alcista sobre el Nikkei es táctica y debe vigilarse.

Hoy vamos a fijarnos de nuevo en el Royal Bank of Scotland (RBS), el Banco inglés cuyo capital pertenece en un 82% al Gobierno británico, y que el pasado viernes se desplomó un 7,5% en Bolsa tras presentar resultados y tras anunciar la creación de un "banco malo" en el que colocará activos por importe de unos 45.000 millones de euros, con el objetivo de venderlos en tres años. Al mercado no le gustó que el "banco malo" sea interno, es decir, que no sea el Gobierno quien asuma directamente esos activos para proceder a su venta, sino que se plantee el proceso de enajenación dentro de una división del propio RBS, aunque gestionada como unidad separada.

Tampoco gustaron al mercado los resultados del RBS, que en el tercer trimestre del año perdió casi trescientos millones de libras, en parte por provisiones para responder de las diversas causas pendientes por la manipulación del Libor y por venta incorrecta de seguros de protección de pagos, algo que no solo afecta a RBS, sino al conjunto de la banca inglesa.

En varias ocasiones nos hemos fijado en valores que han sufrido castigos excesivos por noticias puntuales, creando una oportunidad de compra. Por ejemplo, lo hicimos con Unicredit en nuestro Gráfico semanal de 9 de enero de 2012 cuando se desplomó a niveles cercanos a 2 euros (hoy cotiza a 5,5 euros) con motivo de su ampliación de capital, e igualmente lo hicimos con Nokia en nuestro Gráfico de 28 de enero de 2013 cuando cotizaba en niveles cercanos a 3 euros (hoy cotiza a 5,72 euros). También en el caso de RBS hemos tenido ocasión de recomendar la compra del valor en dos ocasiones. La primera, en nuestro Gráfico semanal de 2 de julio de 2012, cuando la acción de RBS cotizaba cerca de 2 libras. La segunda, en nuestro Gráfico del pasado 6 de mayo de 2013 cuando la acción cotizaba a 2,9 libras. En ambos casos la recomendación fue acertada, como puede apreciarse en el Gráfico que adjuntamos.

Tras el fuerte recorte del viernes pasado RBS cerró a 3,4 libras por acción, precio que consideramos interesante para tomar o reforzar posiciones en el valor. Si el castigo continúa y el precio se desliza a la baja hacia niveles próximos a las 3 libras incrementaríamos aún más la exposición, ya que consideramos que la estrategia diseñada por el Gobierno inglés es ganadora a largo plazo.

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GRÁFICO DE ROYAL BANK OF SCOTLAND EL ÚLTIMO AÑO








Por Renta 4 Banco 

¿Es malo el exceso de liquidez?


La esperada reunión de la FED de la semana pasada, como era de suponer, no ofreció sorpresas y reiteró la intención de la FED, bajo la nueva jefatura de Yellen, de seguir suministrando liquidez abundante y barata a los mercados financieros, pase o no esa liquidez a la economía real. Una intención casi unánime, con la excepción de un voto, aunque sabemos por actas de reuniones anteriores que hay cierta discusión en el seno de la FED sobre hasta cuándo prolongar la expansión cuantitativa.

La reacción de las Bolsas ha sido, lógicamente, buena, aunque se ha traducido en subidas semanales moderadas (Dow + 0,3% en la semana, S&P +0,1%, Nikkei +0,8%, Eurostoxx+0,6%, Dax e Ibex +0,2%). Ahora bien, estas subidas, aunque pequeñas, son notables si tenemos en cuenta que tras un septiembre muy alcista, octubre termina con subidas mensuales del 4% o superiores para el S&P, el Eurostoxx y para varias Bolsas de la eurozona, incluido nuestro Ibex. Es decir, lo realmente notable es que estemos viendo una subida de casi diez semanas seguidas sin apenas descanso cuando las principales Bolsas suben el 20% o el 30% en lo que va de año.

Hay bastante coincidencia en que la decisión de la FED de septiembre posponiendo sin fecha la retirada de liquidez (tapering) está teniendo mucho que ver en el rally de los dos últimos meses, lo cual nos sitúa en un tema central, que va más allá del corto plazo: ¿es bueno el exceso de liquidez suministrado por los Bancos Centrales, o bien acaba generando problemas mayores de los que trata de solucionar? Una pregunta que conecta con las ya mencionadas discusiones que viene habiendo en el seno de la FED y que encuentra dos respuestas radicalmente opuestas entre los inversores y analistas. La opinión mayoritaria es que no hay nada de malo en las inyecciones, y que harán subir las Bolsas mucho más en cuanto se vea que conducen al final de la crisis. Es la opinión que mueve esta nueva fiesta de liquidez que estamos viviendo ante el aplauso general de todos. Los datos de inflación, que indican realmente una ausencia de presión sobre los precios, avalarían esta tesis.

La otra opinión, que es crítica con la continuidad de la expansión cuantitativa, es muy minoritaria, pero la representan economistas y analistas de calidad como Martin Feldstein o el Banco de Pagos de Basilea (BIS). Ya hemos dicho en varios comentarios anteriores que según estas voces críticas la expansión monetaria cuantitativa no solo ha dejado de tener efecto en la economía real, y por tanto no va a generar crecimiento, sino que, además, está distorsionando de forma peligrosa los precios de los activos, lo cual traerá problemas serios.

Es curioso cómo estas dos opiniones contrapuestas se trasladan a la interpretación de los datos económicos que van apareciendo, y a la valoración de las decisiones de los Bancos Centrales. Un ejemplo lo estamos teniendo estos días y afecta de forma directa a datos relevantes que vamos a conocer esta semana primera de noviembre. Vamos a conocer el PIB del tercer trimestre en EEUU, el ISM de servicios americano de octubre, el índice de confianza del consumidor americano de la Universidad de Michigan y, sobre todo, el informe de paro de octubre, que se publicará el viernes. Pues bien, si los datos son débiles, por ejemplo si el dato de empleo es malo, la opinión que hemos descrito como dominante considerará que la FED va a seguir inyectando dinero, y que por tanto las Bolsas seguirán subiendo. Sin embargo la opinión minoritaria entenderá que la debilidad de la economía es una muestra clara de la ineficacia de la expansión monetaria y que por tanto es una locura seguir con ella.

Si nos fijamos en la otra gran cita de la semana, la reunión del próximo jueves 7 del BCE, y la conectamos el dato de inflación en la zona euro, que se publicó la semana pasada y que está ya en septiembre en el 0,7%, el mínimo de los últimos cuatro años, con inflación negativa en tres países de la zona, entre ellos España, también encontramos una gran divergencia en las opiniones. La opinión que podríamos llamar "oficial" o dominante es que el BCE debe bajar y de hecho bajará los tipos del 0,5% actual al 0,25% porque la inflación de septiembre de la zona euro muestra que no hay peligro en seguir con la política monetaria super expansiva de los últimos años.

Sin embargo, otra forma de verlo sería que la inflación no sube por la extrema debilidad de la economía real, y que esa debilidad persiste después de haber bajado los tipos al 0,5%, que es el mínimo histórico en la zona euro, y después de haber realizado el BCE varios programas de inyección de liquidez, no bajo la fórmula americana de compra de activos (QE) sino bajo la fórmula de prestar liquidez abundante y a coste casi cero a los Bancos de la eurozona. La conclusión sería que no hay que empecinarse en seguir con una medicina que parece no hacer efecto en el paciente. De nuevo, como en el caso americano, vemos dos mundos opuestos, y de nuevo la expectativa de los inversores es que el BCE bajará tipos y que en consecuencia las Bolsas subirán.

Es difícil tomar posición en uno u otro sentido. Parafraseando el título del nuevo libro de Alan Greenspan, "El mapa y el territorio", la verdad es que no sabemos si estamos caminando sobre un territorio cuyo mapa no se ha hecho aún o si, simplemente, hemos perdido el mapa y no queremos recuperarlo, bajo la esperanza de que esta vez será diferente.

El inesperado movimiento del dólar de esta semana (caída del 2,2% frente al euro en tres sesiones) nos lleva a una reflexión que conecta con lo anterior. Todos los países desean crecer exportando, y para conseguirlo, todos intentan devaluar sus monedas inyectando liquidez. Pero si todos pretenden exportar, ¿quién va a importar? Posiblemente estas reflexiones están moviendo a algunos banqueros centrales a otro tipo de política, más centrada en la economía doméstica. El ejemplo claro es el nuevo gobernador del Banco Central de la India, Raghuram Rajan, que está subiendo los tipos de interés. La consecuencia es que el Sensex (índice de referencia de la Bolsa india) ha marcado máximos históricos la semana pasada. 

Todas estas consideraciones dan bastante igual para los mercados a corto plazo, ya que la idea dominante entre los inversores, como antes decíamos, es que si continúan las inyecciones continuarán subiendo las Bolsas. Y seguramente tendrán razón, pero al final, en algún momento, habrá que ver si la expansión monetaria cuantitativa se traduce o no en crecimiento, porque si no habrá fracasado y las Bolsas lo acusarán de forma muy grave. 

La primera semana de noviembre viene cargada de datos y citas de gran interés, que serán un test claro tanto para quienes siguen el pensamiento "oficial" partidario de extremar al máximo la expansión monetaria cuantitativa como para piensan que el exceso de liquidez conducirá, tarde o temprano, a problemas. 




Presidente de Renta 4 Banco