La decisión de la FED de aplazar sine die el proceso de
retirada gradual de las políticas de inyección de liquidez, ha
sido, sin duda, la gran noticia de la tercera semana de septiembre, y suscita
varias consideraciones de interés para la economía, para los
inversores y para los mercados.
La
primera es que, si miramos la evolución de los mercados, podemos pensar que la
decisión no ha sido tan "sorprendente" como se ha querido hacer ver. Desde
principios de septiembre las Bolsas, con sus
subidas espectaculares, ya estaban descontando esa decisión, luego la aparente
"sorpresa" ya estaba al menos parcialmente incorporada a los precios ex ante. Lo
cual, de ser así, resta potencial a su impacto adicional. De hecho, la subida
semanal del Dow Jones se ha limitado al 0,5% y la del
S&P ha sido solo del 1,3%.
Es verdad que la decisión
de la FED de no reducir aún las inyecciones se ha recibido con mayor euforia en
algunas Bolsas emergentes ( Turquía + 8,7% en
la semana, Tailandia +6%) e incluso en las europeas (
Ibex 35 +2,6%, Eurostoxx 50 y
Dax +2%) pero lo que indica esto es que parte del dinero que
inyecta la FED se va fuera de Estados Unidos, igual que sucede
con una parte del dinero que inyecta el Banco de Japón, que se
invierte fuera de Japón.
La segunda reflexión es la dificultad de quitar
la droga una vez que se llevan tres años dándola y más aún cuando hace un año,
en octubre de 2012, se decidió subir la dosis. No es fácil ahora rebajarla.
Algunos piensan que la decisión del pasado miércoles de la FED es la primera
decisión tomada por la futura presidenta Janet Yellen, que
tiene fama de apostar al máximo por la medicina monetaria y no por el saliente
Bernanke, quien según esta versión estaba bastante decidido a
rebajar las inyecciones mensuales. Sea cierto o no que Yellen ha estado detrás
de la decisión, lo que es seguro es que quitar las dosis no va a ser
fácil.
Al hilo de esta segunda reflexión surge la duda de si habrá algún
momento "bueno" para retirar la liquidez. Y la respuesta en
nuestra opinión es que no, es decir, que siempre será duro y costoso retirar los
estímulos monetarios.
La tercera reflexión es el impacto que va a tener
la decisión de la FED en el BCE, sobre todo
después de las elecciones alemanas.
Podemos pensar en
tres escenarios. El primero es que el BCE se lance a la expansión
cuantitativa, lo cual debería ser tolerado por
Alemania, suponiendo que tras las elecciones el nuevo Gobierno
alemán presidido por Merkel se vuelva más flexible en términos
de inflación y de ayudas.
El segundo escenario es que la FED rectifique
en octubre y empiece la reducción de liquidez (tapering). Esta
opción es la que parecen estar descontando las Bolsas en la sesión del último
viernes y también el oro, que se disparó al alza tras la
decisión del miércoles, pero que al cierre del pasado viernes había perdido toda
la subida previa.
El tercer escenario sería el de continuidad, más de lo
mismo. Es decir, la FED sigue en lo suyo, inyectando dinero, y el BCE sigue
también en lo suyo, suministrando liquidez a los Bancos e
interviniendo in extremis cada vez que haya que salvar al euro.
La pregunta es cómo reaccionarán las Bolsas en este escenario.
También
podemos pensar, y esta es una cuarta reflexión, en la actuación de los demás
Bancos Centrales, sobre todo los emergentes. Esta semana hemos
visto como el Bank of India y su nuevo Gobernador, el
prestigioso economista Raghuram Rajan, han decidido subir los
tipos de interés. Si los demás Bancos Centrales no siguen a la FED y al Banco de
Japón estaríamos en un mundo con distintas velocidades monetarias, con la duda
final de a quién le va a ir bien y a quién mal. Es decir, la guerra de divisas
no necesariamente la van a ganar quienes debiliten su divisa, como seguramente
veamos pronto en Japón.
En definitiva, la actuación de la FED pone encima
de la mesa nuevos interrogantes, y nos hace preguntarnos si la medicina es
adecuada, ya que tras otro billón (trillion estadounidense) de dólares que desde
octubre pasado ha inyectado la FED, Bernanke se ve obligado a reconocer que la
economía no arranca.
Iremos viendo estos temas a lo
largo del último trimestre, pero esta semana la atención la centrarán las
discusiones presupuestarias en EEUU, y algunos datos como el
índice de confianza del consumidor americano medido por la
Universidad de Michigan y también el medido por la
Conference Board, así como la revisión del PIB
de EEUU del segundo trimestre y algunos resultados empresariales como los de
Nike, que ahora ya forma parte del Dow.
Adivinar la
evolución de las Bolsas en un mercado tan intervenido nos
parece misión imposible, pero sí podemos hacer algunas reflexiones a medio
plazo.
El S&P ha roto de nuevo máximos históricos la
semana pasada tras la decisión de la FED. El viernes, en la sesión de cierre
semanal, tras un recorte importante en el día, el S&P mantuvo al cierre el
nivel de los 1700 puntos, bien es verdad que por muy poco. Animados por la
ruptura de los máximos históricos y por el confort que proporciona el saber que
la FED seguirá suministrando nuevas dosis de forma generosa, algunos
gestores creen que estamos al inicio de un ciclo
alcista de largo plazo. Puede ser, pero por nuestra parte, y aun a
riesgo de equivocarnos, seguimos pensando más, para los próximos años, en un
mercado de rangos y lleno de volatilidad que
en un mercado en tendencia alcista larga, aun dando por sentado que los Bancos
Centrales, incluido el BCE, harán todo lo que entiendan como necesario para
tratar de estimular una economía débil que sigue arrastrando el peso de una
deuda excesiva.
Presidente de Renta 4 Banco
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