La inestabilidad geopolítica generada por
Siria ha sido la causa que aparentemente ha transmitido
nerviosismo a las Bolsas en la última semana de agosto, provocando en las
últimas sesiones caídas de cierta consideración que han provocado que muchas
Bolsas europeas que hasta hace una semana acumulaban subidas en
el mes hayan cerrado finalmente agosto con recortes.
Nuestra idea de una
semana final de agosto tranquila para terminar un mes tranquilo se ha visto por
tanto alterada, con caídas fuertes en las Bolsas de la eurozona
(Ibex -4,5% en la semana, Mib italiano -3.8%,
Eurostoxx y Dax -3,7%, Cac
-3,3%) y caídas algo menos intensas en las plazas americanas
(S&P y Nasdaq -1,8%, Dow
-1,3%). El Nikkei ha caído un 2% en la semana pese a que otras
Bolsas asiáticas como las de India, Indonesia y Malasia
rebotaron ligeramente tras las fuertes caídas previas, y pese a que el
Kospi coreano subió un 3% en la semana y el Shanghai
Composite un 2%.
Como decíamos, las caídas de la última semana
son responsables de que varias Bolsas europeas, entre ellas la española, que
iban más o menos bien hasta hace una semana, cierren el mes de agosto con
pérdidas. El Ibex, el Dax y el Eurostoxx han caído más de un 3% en agosto, por
el efecto de la última semana, pero pese a ello el mes ha sido mejor para las
Bolsas europeas que para las demás. En particular el Dow se ha dejado un 5,4% en
agosto, el S&P un 4,4%, el Nikkei un 7,4%, y en emergentes
Indonesia ha caído casi un 10%, Turquía más de
un 10%, Tailandia un 9% y Méjico un
6%.
Esto ha roto la calma bursátil de agosto, y aunque Siria haya sido la
causa próxima de esa ruptura, parece obvio que hay otros temas que inquietan,
temas que normalmente, como decíamos la semana pasada, deberían haber esperado a
septiembre para salir a escena, pero que se han adelantado y han hecho acto de
presencia en la ultima semana de agosto.
Vamos a revisar algunos de esos
temas. En EEUU está por un lado la posibilidad de que la
FED empiece a retirar liquidez (tapering) y
por otro el debate sobre el techo de deuda, que va a tener
mucho protagonismo las próximas semanas, y que ha empezado ya a generar un
debate público sobre el impacto de un menor gasto público en el
crecimiento de la principal economía del mundo. Un crecimiento que ha sido
finalmente bueno, del 2,5% en la cifra definitiva del segundo trimestre, pero
que todavía no acaba de despegar con fuerza, pese a los beneficios del
"fracking" que va a hacer a EEUU autosuficiente desde el punto
de vista energético.
En la zona euro, el problema griego se ha colado en
la campaña electoral alemana y de paso se ha abierto el melón,
que Merkel pretendía tener bien cerrado hasta el 22 de
septiembre, de si Alemania tendrá o no que seguir poniendo dinero para sostener
la unidad monetaria. De momento, la propia Merkel ha tenido que reconocer que
admitir a Grecia en la moneda única fue un
error, un reconocimiento muy inquietante para otras economías periféricas. La
posibilidad de una reestructuración de la deuda a gran escala
en las economías más endeudadas de la zona euro no es ya un escenario
"imposible" sino una hipótesis de trabajo.
En Japón,
aunque la inflación sigue repuntando, lo hace sobre todo por la
subida del petróleo, a la vez amplificada por al bajada del
yen, y las dudas sobre la llamada "tercera
flecha" de Abe aumentan a medida que pasan los días y
no se ve decisión de verdad de hacer reformas estructurales. Ni
el yen acaba de bajar ni el Nikkei acaba de subir, con lo que se desinfla en
gran medida la "bomba monetaria" que lanzó Kuroda el pasado 4
de abril.
Las economías emergentes tras haber sufrido
entradas de dinero caliente en parte proveniente de las
inyecciones de la FED, que han inflado el precio de sus activos, ven ahora como
la posible retirada o reducción de esas inyecciones puede provocar desórdenes de
otro tipo.
Todos estos factores hicieron ya su primera aparición en
junio, de forma ruidosa, y han vuelto a asomar en agosto, sobre todo en la
última semana de agosto, aunque solo se haya hablado de Siria.
Si miramos
agosto en su conjunto, no podemos dejar de conectarlo con lo que pasó en junio.
Nuestra opinión es que en junio vimos un aviso muy claro de que los problemas
siguen ahí y de que las valoraciones de determinados activos
derivan mas del exceso de liquidez inyectada que de una base fundamental. Los
Bancos Centrales y unos buenos resultados
empresariales consiguieron devolver la calma en julio y luego, en
agosto, se ha querido dictar una calma forzosa, pero por debajo han asomado los
problemas.
Nos quedamos con tres datos de agosto. El primero el repunte
de tipos de interés en los bonos largos de
calidad, como el americano o el alemán, que indica que si la economía despega
los tipos subirán. El segundo es el ya mencionado problema de algunas
economías emergentes, que tuvo su preludio en
Brasil y que ha estallado con fuerza en agosto en India,
Indonesia, Filipinas o Méjico. El tercero es que el índice líder de las Bolsas
mundiales, el S&P, no ha podido con el nivel de los 1.700
puntos.
Esos tres datos conectan con la pregunta de si en un mundo de
crecimiento débil, y todavía muy lleno de
deuda, son posibles valoraciones de activos en máximos
históricos de todos los tiempos, incluso por encima de los máximos de las dos
grandes burbujas de los últimos quince años. Si la respuesta es que no, en algún
momento deberá haber una corrección para adecuar los precios de
los activos a la nueva normalidad de una economía sin burbuja,
aunque sea una economía asistida y con muletas.
En septiembre tenemos
grandes temas, como la reunión de la FED, a mediados de mes, o
las elecciones alemanas el 22, pero de forma más inmediata,
esta semana, conoceremos varios PMI. El de manufacturas de
agosto de China se ha publicado el domingo y ha sido mejor de
lo esperado. Los ISM de manufacturas y de servicios americanos
se publican el martes y el jueves y, junto con el informe de
empleo americano de agosto que se publica el viernes, serán los datos
que de verdad, con el permiso de Siria, moverán a las Bolsas, aunque también hay
datos en la eurozona.
Tras los fuertes recortes de la semana pasada
esperaríamos una cierta reacción de calma de las Bolsas, ayudadas por los datos
y por un mejor tono en las economías emergentes. Pero pensamos que a lo largo de
septiembre continuará el proceso de ajuste de valoraciones que
irrumpió de forma violenta en junio y que ha tenido su segunda etapa en
agosto.
Presidente de Renta 4 Banco
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