Tras las fuertes caídas de fin de agosto, las Bolsas, siguiendo la
idea por la que apostábamos en nuestro comentario de
hace siete días, han retornado a la calma en esta primera semana de
septiembre, y han subido. Los mercados emergentes se han
situado en la primera línea del rebote (Brasil +7,5%,
Rusia +4,5%, India +3,5%,
Tailandia+3,2%) pero también ha subido fuerte el
Nikkei (+3,5%) y algunas plazas europeas como nuestro
Ibex (+ 4,4%). El Eurostoxx ha subido un 3% en
la semana, el Nasdaq un 2% y algo menos el
S&P (+ 1,3%) y el Dow Jones
(+0,7%).
De esta forma las Bolsas, ayudadas por unos
buenos datos económicos, por los permanentes mensajes, reiterados en la
reunión del G20, de que estamos a las puertas de la
reactivación, y por una mayor relajación en la situación de
Siria, donde todo apunta a una intervención
muy selectiva y limitada, recuperan en gran medida las fuertes caídas de la
ultima semana de agosto y la pregunta es ¿ha vuelto la normalidad? Una pregunta
que conecta con la de si la causa de los recortes de fin de agosto de las Bolsas
era solo el conflicto de Siria o si había algo más que Siria. Es decir, si
estaban pesando a fin de agosto los mismos factores que determinaron los
recortes de junio, a saber, la incertidumbre asociada a la actuación de los
Bancos Centrales y sobre todo de la
FED.
Las reuniones del Banco de
Japón, del BCE y del Banco de
Inglaterra de esta primera semana de septiembre han sido anodinas y se
han limitado a repetir mensajes ya conocidos. Pero el 17 y 18 hay reunión de la
FED y es ahí donde se dirigen todas las miradas.
Pese a que los
ISM de manufacturas y de servicios que se han publicado la
semana pasada han sido buenos en China, en la zona
euro y en Estados Unidos, el informe de
empleo de agosto de la economía norteamericana que se publicó el pasado
viernes muestra más bien una economía estructuralmente débil, sin vigor
suficiente como para crear empleo de verdad, y eso hace pensar
a muchos que una retirada de la liquidez por parte de la FED
sería prematura.
En este contexto, las señales de los mercados de
bonos indicarían que el llamado "tapering"
(disminución de las compras de bonos por la FED) es inminente. El jueves vimos
al bono del Tesoro alemán a diez años (Bund) superar el tipo
del 2% por primera vez desde marzo de 2102, y el viernes el tipo de interés del
T bond americano superó en algunos momentos el 3%, antes de
publicarse el dato de empleo, e incluso tras el dato el tipo se mantuvo alto,
cerrando en el 2,93%. Es decir, los bonos parecen descontar una inminente
reducción de las compras de la FED.
En realidad la FED va a ser el primer
Banco Central en enfrentarse a algo bastante elemental, el fin de unos
estímulos que, por su propia esencia, no pueden ser eternos. La
duda es si es posible o no una retirada "suave" (o, como diría
Ray Dalio, "beautiful") y, en el caso de ser posible, si va a haber o no la
inteligencia y el saber hacer necesarios como para conseguirlo. Este es el
pequeño rompecabezas al que la FED se enfrenta.
Los problemas de Japón se
sitúan en el extremo opuesto, ya que en este caso la duda es si una bomba
monetaria como la que puso en circulación el Bank of Japan el
pasado abril puede acabar generando, a medio plazo, un gran fiasco monetario,
con la secuela de un colapso en el mercado de bonos del
Tesoro japonés, lo cual tendría implicaciones muy negativas
para aquella economía. Es decir, la duda es si la medicina de
Abe no va a provocar efectos laterales muy destructivos. Una
duda cuya respuesta deberá esperar aun algún tiempo, ya que a corto plazo cuando
se inyecta tal cantidad de dinero en la economía el primer efecto es siempre
positivo y los efectos laterales solo aparecen luego, al cabo del
tiempo.
En cualquier caso los mercados y los inversores se debaten entre
el miedo a una economía débil y el miedo al
"tapering" o, si se prefiere, entre la certeza de que los
estímulos no pueden ser eternos y la esperanza de que aún duren un cierto tiempo
adicional. Los buenos datos económicos tienen la contrapartida de un mayor
riesgo de "tapering". Los malos datos económicos alimentan la expectativa de más
inyecciones de liquidez.
Hasta ahora la FED ha sido
capaz de manejar muy bien su comunicación y la esperanza es que lo siga
haciendo. Warren Buffet, en la última Junta de accionistas de
Berkshire Hathaway, pronosticó que cuando la FED empezase a
retirar liquidez, sería como un sonoro disparo cuyo ruido se escucharía en todo
el mundo. Por ahora algo de ruido se ha escuchado, sobre todo en los mercados
emergentes, pero ha sido un ruido soportable. Bien es verdad que la FED no ha
pasado de las palabras a los hechos, es decir, ha hablado, pero todavía no ha
empezado a actuar.
Tras una primera semana de septiembre muy fuerte,
seguimos pensando, como lo hacíamos la semana pasada, que a lo largo de este mes
continuará el proceso de ajuste de valoraciones que irrumpió de
forma violenta en junio y que ha tenido su segunda etapa en agosto. Un ajuste
cuya causa última es que las valoraciones de algunos activos están descontando
escenarios imposibles, escenarios de prolongación "sine die" de la expansión
monetaria cuantitativa (QE) incluso si hay una mejora relevante
de la actividad económica global.
Aunque, como ha sucedido la semana
pasada, los buenos datos y las operaciones corporativas
(Microsoft/Nokia, Verizon/Vodafone,
Telefonica/ KPN...) pueden sostener las cotizaciones, nuestra
impresión es que vamos a ir a mayores niveles de volatilidad,
no solo por el conflicto sirio, sino, sobre todo, por las consecuencias de las
políticas no convencionales que han practicado los banqueros centrales en los
últimos años, y que siguen practicando. Unas políticas que han elevado el precio
de los activos, y que si se cortan a tiempo, como al parecer desea la FED,
generan el problema del aterrizaje y si se prolongan o se llevan al extremo,
como parece querer Japón, producen una economía totalmente distorsionada y ajena
a la más elemental ortodoxia, inflando nuevas burbujas que tarde o temprano
estallan.
A nuestro juicio los potentes mensajes enviados por los
mercados en junio y a fin de agosto no deben ser olvidados en septiembre, ya que
lo que seguramente indican es una volatilidad
creciente.
Presidente de Renta 4 Banco
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