Buenas noticias: la situación económica es sensiblemente mejor
que la existente hace apenas un año. Ello no significa, en absoluto, que no
sigan existiendo serios problemas como los elevados niveles de
deuda que merman el crecimiento económico, o la dificultad de
crecer a ritmos suficientes como para crear empleo de forma
significativa.
La crisis del euro alcanzó su cénit en
verano de 2012, cuando la prima de riesgo del bono español alcanzó los 600
puntos básicos, nivel insostenible a medio plazo. Sólo la intervención del
Banco Central Europeo (BCE), primero a través de las
declaraciones de su presidente garantizando las medidas necesarias para
preservar el euro (whatever it takes) y, posteriormente mediante la aprobación
del programa OMT de compra de bonos de los
países que lo solicitaran, sin límite en cuantía ni en tiempo, ha logrado
disipar las dudas de los mercados financieros sobre la
irreversibilidad del euro.
La certeza de contar con el respaldo del
BCE en caso de dificultades, ha permitido que el Estado se
financie sin problemas, con elevada demanda en todas sus
emisiones y reduciendo los costes de emisión, aun a costa de un incremento del
nivel de deuda. Las grandes empresas y los bancos también han podido financiarse
en el mercado de bonos, no así las empresas no cotizadas,
PYMES, autónomos y particulares.
El resultado de las elecciones
alemanas supone un espaldarazo al euro y a su irreversibilidad. Los
partidos menos proeuropeos como los liberales, o incluso los declarados
antieuropeos, no han logrado ni siquiera acceder al parlamento.
Alemania ha votado a favor del euro, pero del euro "a la
alemana", tal y como lo ha defendido Merkel durante los últimos
años. No es previsible un cambio de actitud de las autoridades alemanas respecto
a la forma de entender los avances hacia la mayor integración en la
Eurozona.
Una vez despejada la duda, si es que alguien
la tenía, sobre el compromiso de Alemania con el futuro del
euro, conviene recordar que el país germano es el principal financiador
de los demás socios del euro. La posición acreedora alemana dentro del sistema
de pagos intraeuro (Target2) es de €575 mil millones, siendo
España e Italia los principales países
deudores con €282 mil millones y €234 mil millones respectivamente. En julio de
2012 el nivel acreedor de Alemania superó los €700 mil millones, momento en el
que el BUNDESBANK dio la voz de alarma. Los activos
alemanes han actuado como refugio en los momentos de mayor tensión del
euro. La presión compradora sobre el bund alemán llego a situar
su tipo de interés en el 1,16%. La reducción de la prima de
riesgo por una elevación de los tipos del bund refleja una menor
necesidad de búsqueda de refugio en el bono alemán, y una mayor confianza en el
euro.
Los avances en la Unión Bancaria Europea,
impensables hace apenas un año, reflejan la postura alemana: mayor integración
pero con condiciones. Durante el próximo año el BCE pasará a supervisar todas
las entidades europeas de más de €30 mil millones de balance o que hayan
recibido ayudas públicas. En el caso español supone que el 90% de nuestro
sistema bancario pasará a ser supervisado por el BCE. Queda
pendiente de aprobación la Directiva de resolución y rescate de
entidades de crédito, que regulará la forma de proceder ante la
necesidad de capital por parte de un banco. La
posición alemana es clara: primero deberán aportar recursos los
acreedores del banco, incluso los depositantes
por encima de € 100.000; posteriormente será el propio Estado
afectado quien deberá aportar recursos a dicha entidad; sólo en última instancia
y tras haber recapitalizado al banco en cuestión con las medidas anteriores, se
podrá acceder a fondos públicos europeos. Las reticencias por
parte de Alemania a la constitución de un Fondo de Garantía de
Depósitos europeo son manifiestas, y no es previsible que esté en
marcha en un horizonte cercano.
Pese a la relajación del calendario para
que los países bajo "Procedimiento de Déficit Excesivo" reconduzcan sus déficits
por debajo del 3%, la posición alemana no ha variado: es imprescindible
reconducir los niveles de déficit y realizar reformas que permitan recuperar
tasas de crecimiento. La austeridad, entendida como menor nivel
de déficit público, está aquí para quedarse.
Los
mercados financieros no son insensibles a las mejoras
acontecidas: las bolsas europeas se sitúan en máximos de los
dos últimos años; la bolsa alemana alcanza máximos históricos;
y el euro muestra una fortaleza sorprendente. Ahora bien, todavía quedan muchas
cuestiones por afrontar en Europa que podrían ocasionar nuevos
episodios de volatilidad: nuevos test de estrés de la banca;
cómo afrontar la necesidad de nuevos rescates a
Portugal y Grecia; o la posibilidad de aplicar
quitas o esperas a los bonistas públicos o
privados.
Director General de Renta 4 Banco
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