viernes, 4 de octubre de 2013

El dudoso éxito de los bancos centrales


Los bancos centrales han sido fundamentales para evitar que la actual crisis financiera se convirtiera en una depresión comparable a la de los años ´30. Su actuación tras la quiebra de Lehman en 2008 debe ser reconocida y valorada.

No obstante, a partir del verano de 2012 los bancos centrales pretenden asumir el papel de garante del euro, en el caso del BCE, y de generadores de crecimiento en el caso de la Reserva Federal y el Banco de Japón.

En julio de 2012 Draghi convirtió al BCE en el guardián y salvador del euro: "el BCE hará todo lo que sea necesario para preservar el euro. Y créanme, será suficiente". En septiembre, menos de dos meses después, el BCE aprobó el programa OMT mediante el cual podría comprar bonos del país que lo necesite por cuantía ilimitada y por tiempo indefinido. Transcurrido un año desde la aprobación de dicha medida es innegable que las primas de riesgo de los países periféricos se han reducido significativamente y las dudas sobre la irreversibilidad del euro han desaparecido.

Por su parte, la Reserva Federal aprobó en octubre del pasado ejercicio una nueva ronda de inyección de liquidez (QE3). A diferencia de los programas anteriores que tenían prefijado principio, fin y cuantía máxima, el QE3 implica un aumento indefinido del balance de la FED en $85 mil millones mensuales hasta que el desempleo no baje del 6,5%.

En el caso de Japón, su banco central anunció en enero de este mismo año su intención de doblar la masa monetaria con el objetivo de lograr inflación y crecimiento.

Lo que subyace en la actuación de los bancos centrales es una tesis consistente en considerar que tipos de interés artificialmente bajos conjuntamente con la inyección de cantidades ingentes de liquidez provocarán que los inversores asuman riesgos y se fomente la inversión. Como consecuencia subirá el precio de los activos generando efecto riqueza provocando, a su vez, un incremento del consumo. De esta forma se logra la reactivación de la economía. Dicho de otro modo: la subida de los mercados financieros producirá el crecimiento económico, y no a la inversa. Está por ver que sea así.

El incremento de valoración de los mercados financieros desde julio del pasado año pone de manifiesto que el efecto beneficioso sobre las cotizaciones se ha producido, con subidas del 70% en el S&P, del 58% en el IBEX, o del 44% en el Eurostoxx. Pese a dichas revalorizaciones, el crecimiento económico sigue siendo escaso, aunque Europa haya abandonado la recesión. En el caso de EE.UU. el mero anuncio en mayo de una futura reducción del ritmo de inyección mensual de liquidez motivó una subida de los tipos hipotecarios de casi el 35% (del 3,4% al 4,6%), poniendo en peligro uno de los motores del crecimiento.

El propio Banco Internacional de Pagos (BIS), conocido como el Banco Central de los Bancos centrales ya manifestó en junio de este mismo año los efectos limitados de la actuación de los bancos centrales sobre el crecimiento. En su opinión, la actuación de los bancos centrales sólo permite ganar tiempo para que los gobiernos lleven a cabo las reformas necesarias que permitan volver al crecimiento y desapalancar la economía.

Los riesgos de la sobre actuación de los bancos centrales son evidentes. La inflación aparecerá tarde o temprano. Hasta que esto suceda, la asignación de activos se ve distorsionada por la ingente cantidad de liquidez. Adicionalmente, y como ha quedado demostrado desde el inicio de la crisis, los gobiernos sólo embridan el gasto público cuando se ven ante una situación de estrés. Al subsidiar los tipos de interés e inyectar cantidades enormes de liquidez, se incentiva la permanencia de gastos públicos elevados y aumentos incesantes de los niveles de deuda.

Las bolsas y los mercados de renta fija descuentan, a los precios actuales, un escenario muy prolongado de tipos de interés bajos, mayor liquidez aportada por los bancos centrales y, además, una vuelta a tasas de crecimiento apreciable. Algo no cuadra. Si la economía crece suficientemente subirán los tipos de interés y se drenará liquidez. En caso contrario, si la economía no crece y las bolsas siguen subiendo el peligro de burbuja es evidente.

De momento toca disfrutar de este periodo de complacencia y bolsas al alza. El tiempo dirá.




Director General de Renta 4 Banco 

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