lunes, 30 de septiembre de 2013

Merkel y el fin de la crisis del euro


Buenas noticias: la situación económica es sensiblemente mejor que la existente hace apenas un año. Ello no significa, en absoluto, que no sigan existiendo serios problemas como los elevados niveles de deuda que merman el crecimiento económico, o la dificultad de crecer a ritmos suficientes como para crear empleo de forma significativa.

La crisis del euro alcanzó su cénit en verano de 2012, cuando la prima de riesgo del bono español alcanzó los 600 puntos básicos, nivel insostenible a medio plazo. Sólo la intervención del Banco Central Europeo (BCE), primero a través de las declaraciones de su presidente garantizando las medidas necesarias para preservar el euro (whatever it takes) y, posteriormente mediante la aprobación del programa OMT de compra de bonos de los países que lo solicitaran, sin límite en cuantía ni en tiempo, ha logrado disipar las dudas de los mercados financieros sobre la irreversibilidad del euro.

La certeza de contar con el respaldo del BCE en caso de dificultades, ha permitido que el Estado se financie sin problemas, con elevada demanda en todas sus emisiones y reduciendo los costes de emisión, aun a costa de un incremento del nivel de deuda. Las grandes empresas y los bancos también han podido financiarse en el mercado de bonos, no así las empresas no cotizadas, PYMES, autónomos y particulares.

El resultado de las elecciones alemanas supone un espaldarazo al euro y a su irreversibilidad. Los partidos menos proeuropeos como los liberales, o incluso los declarados antieuropeos, no han logrado ni siquiera acceder al parlamento. Alemania ha votado a favor del euro, pero del euro "a la alemana", tal y como lo ha defendido Merkel durante los últimos años. No es previsible un cambio de actitud de las autoridades alemanas respecto a la forma de entender los avances hacia la mayor integración en la Eurozona.

Una vez despejada la duda, si es que alguien la tenía, sobre el compromiso de Alemania con el futuro del euro, conviene recordar que el país germano es el principal financiador de los demás socios del euro. La posición acreedora alemana dentro del sistema de pagos intraeuro (Target2) es de €575 mil millones, siendo España e Italia los principales países deudores con €282 mil millones y €234 mil millones respectivamente. En julio de 2012 el nivel acreedor de Alemania superó los €700 mil millones, momento en el que el BUNDESBANK dio la voz de alarma. Los activos alemanes han actuado como refugio en los momentos de mayor tensión del euro. La presión compradora sobre el bund alemán llego a situar su tipo de interés en el 1,16%. La reducción de la prima de riesgo por una elevación de los tipos del bund refleja una menor necesidad de búsqueda de refugio en el bono alemán, y una mayor confianza en el euro.

Los avances en la Unión Bancaria Europea, impensables hace apenas un año, reflejan la postura alemana: mayor integración pero con condiciones. Durante el próximo año el BCE pasará a supervisar todas las entidades europeas de más de €30 mil millones de balance o que hayan recibido ayudas públicas. En el caso español supone que el 90% de nuestro sistema bancario pasará a ser supervisado por el BCE. Queda pendiente de aprobación la Directiva de resolución y rescate de entidades de crédito, que regulará la forma de proceder ante la necesidad de capital por parte de un banco. La posición alemana es clara: primero deberán aportar recursos los acreedores del banco, incluso los depositantes por encima de € 100.000; posteriormente será el propio Estado afectado quien deberá aportar recursos a dicha entidad; sólo en última instancia y tras haber recapitalizado al banco en cuestión con las medidas anteriores, se podrá acceder a fondos públicos europeos. Las reticencias por parte de Alemania a la constitución de un Fondo de Garantía de Depósitos europeo son manifiestas, y no es previsible que esté en marcha en un horizonte cercano.

Pese a la relajación del calendario para que los países bajo "Procedimiento de Déficit Excesivo" reconduzcan sus déficits por debajo del 3%, la posición alemana no ha variado: es imprescindible reconducir los niveles de déficit y realizar reformas que permitan recuperar tasas de crecimiento. La austeridad, entendida como menor nivel de déficit público, está aquí para quedarse.

Los mercados financieros no son insensibles a las mejoras acontecidas: las bolsas europeas se sitúan en máximos de los dos últimos años; la bolsa alemana alcanza máximos históricos; y el euro muestra una fortaleza sorprendente. Ahora bien, todavía quedan muchas cuestiones por afrontar en Europa que podrían ocasionar nuevos episodios de volatilidad: nuevos test de estrés de la banca; cómo afrontar la necesidad de nuevos rescates a Portugal y Grecia; o la posibilidad de aplicar quitas o esperas a los bonistas públicos o privados.





Director General de Renta 4 Banco 

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